Sustitución de antibióticos y enzimas en investigación avícola

Además de la prohibición misma de los antibióticos promotores de crecimiento, ¿qué ha motivado a que haya tanta investigación al respecto?

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En esta planta de alimentos balanceados de vanguardia cerca de Tarragona elaboran los alimentos que se usan en experimentación. Foto de Benjamín Ruiz.
En esta planta de alimentos balanceados de vanguardia cerca de Tarragona elaboran los alimentos que se usan en experimentación. Foto de Benjamín Ruiz.

El Instituto de Investigaciones y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) de la Generalitat de Cataluña, en España, es una empresa pública que se ha consolidado como un socio estratégico de la industria alimentaria. 

Con un 31 por ciento de financiamiento directo y un porcentaje mayor obtenido de contratos y servicios con empresas del sector, además de proyectos catalanes, trabaja también con proyectos españoles y europeos, siendo el grado de internacionalización muy elevado. 

En Cataluña, el 60 por ciento del valor de la industria agropecuaria proviene de la producción animal. Por esta razón, el grupo de Nutrición de Monogástricos trabajó, en el período de 2014 a 2017, con casi 200 estudios con empresas. 

Estos estudios son básicamente de tres tipos: 

  1. Desarrollo de productos 
  2. Registro para la UE 
  3. Comerciales 

Además, el grupo organiza congresos y reuniones científicas, como el pasado XXI Simposio Europeo de Nutrición Aviar (ESPN – 2017) de mayo de este año, evento de fama mundial. 

Antibióticos: todavía nada los sustituye 

Los antibióticos promotores de crecimiento se prohibieron con la perspectiva de que se iba a encontrar una alternativa. Pero aún no se encuentra. No hay nada comparable en precio y eficacia, los probióticos o ácidos orgánicos y otras sustancias como fitobióticos, ácidos orgánicos, pueden ser una alternativa y tienen efectos sobre los parámetros productivos, aunque de forma inconsistente. “Deben estudiarse cuáles son las condiciones que favorecen una respuesta positiva a estos aditivos”, comenta el Dr. Enric Esteve, jefe del Programa de Nutrición y Bienestar Animal del IRTA. 

El retiro de los antibióticos como promotores de crecimiento ha dejado cosas positivas. Una de ellas es la cantidad de investigación que ha habido al respecto en los últimos años. Antes, con los antibióticos promotores del crecimiento había una especie de manta que lo tapaba todo. “Estabas cubierto y entonces podías hacer un poco lo que querías”, en términos de la salud intestinal del pollo, microbiología, inmunidad, calidad de las dietas, bioseguridad, que ahora ya está mucho más desarrollado. 

¿Cómo funcionaban los promotores de crecimiento? 

Enric Esteve opina que quizá todavía no se sabe exactamente cómo funcionan los antibióticos promotores del crecimiento. “Creo que se empezó a saber cuándo se prohibieron, porque antes se usaban, se sabía que funcionaban, pero no se sabía para qué funcionaban”. 

En el momento en que se empezaron a prohibir, comenzaron a surgir las preguntas del porqué funcionan, pues había que buscar qué es lo que se tenían qué hacer para encontrar algo que funcionara al menos igual. “Me parece que todavía no se ha llegado a una conclusión muy evidente de cuál es la razón por la que los antibióticos promotores de crecimiento producían la mejora de esta manera tan consistente”, añade el Dr. Esteve. 

Aunque el productor sienta que este cambio es demasiado fuerte, la adaptación es posible, como en otras circunstancias, como cuando en Europa se prohibió el uso de la harina de carne y hueso, pues el aumento de la cantidad de soya en dietas que requieren de alto contenido de proteína −como en pavos−, ocasiona problemas de camas húmedas por el exceso de potasio. 

Prescindir de los antibióticos 

“Se puede prescindir de los antibióticos en avicultura con relativa facilidad, aunque sí han aparecido problemas entéricos, como la enteritis necrótica o la disbiosis intestinal”. Al prescindir de ellos se piensa en usar algo que proteja. 

“No sé hasta qué punto hay información suficientemente contrastada”. En experimentación algunos resultados son esperanzadores, aunque como se ha destacado, es necesario desarrollar modelos experimentales que permitan entender bajo qué condiciones se produce una respuesta positiva. Los probióticos dan la sensación de que potencian la tolerancia al impacto del estrés. “Yo creo que ese es el efecto que se puede buscar”, el amortiguar el impacto del estrés, de situaciones que alteran en el funcionamiento normal, la fisiología normal del pollo. 

La consistencia en los resultados obtenidos con los antibióticos −el 80 por ciento de los ensayos resultaban bien−, fue el gran éxito de estos compuestos y, además, con una respuesta que era siempre del mismo orden, entre el 2 y 4 por ciento de mejora de la conversión alimenticia. Por ahora, los resultados de los aditivos que se han propuesto como alternativas dan unas respuestas menos consistentes. 

Todo tiene sus beneficios, porque antes los antibióticos tenían un efecto general positivo y ahora nos hemos visto obligados a estudiar más, como la microbiota intestinal y su efecto, cómo podemos modificarla, qué pasa cuando hay situaciones anómalas, qué consecuencias tiene sobre la inmunidad a nivel intestinal, sobre la permeabilidad, entre otras cosas. 

“Pienso que de alguna manera estamos mejor ahora, que hace veinte años”. Mientras tanto, en el IRTA trabajan con aditivos como probióticos, prebióticos, acidificantes, ácidos orgánicos, extractos vegetales, aromas y aceites esenciales. 

Aditivos con futuro 

No está bien establecido aún qué es lo que se necesita para que los nuevos aditivos funcionen como los antibióticos promotores del crecimiento. Los antibióticos, además de la acción sobre la microflora, también tenían efectos sobre la pared intestinal o quizás aquello que todavía no sabemos. 

Todavía hay cosas por descubrir en estos aditivos. En los probióticos se ve mucha actividad. Es un sector que tiene mucho futuro. “El problema está en que, para ver los efectos de probióticos, se necesitan de condiciones que experimentalmente son muy difíciles de reproducir, para que los efectos sean evidentes”. 

No hay aún un modelo experimental que reproduzca las condiciones de campo de forma consistente en las que los efectos de los probióticos o de estos productos se puedan manifestar, debido a las condiciones ambientales, ventilación, densidad, de dieta, de muchos factores que todavía no están bien identificados y que cuestan mucho reproducir. 

Esta además el estrés “que es fluctuante: un día está más alto y un día más bajo. Viéndolo de esta manera, hacen que los resultados de un ensayo sobre probióticos, prebióticos y otros aditivos alternativos con una cierta homogeneidad de respuesta sean muy difíciles de lograr” comenta el Dr. Joaquim Brufau, director del Centro Mas de Bover del IRTA. 

En cuanto a los extractos vegetales, los hay que pueden funcionar porque son en sí mismos higienizantes o bactericidas, pero en función del estrés, puede variar el efecto. 

No hay visos de que se retire la prohibición de los antibióticos promotores de crecimiento, a causa de la resistencia −a pesar de que no hay evidencias convincentes de la culpa de los alimentos balanceados−, pues es un problema grave y están actuando en todos los frentes. Esto se extiende incluso a la medicina veterinaria preventiva. 

Hay mucha presión de eliminar la medicación en alimentos balanceados y de que se haga sólo cuando sea necesaria y no usarla de forma indiscriminada. 

Enzimas: hacia la salud intestinal 

La investigación en enzimas es lo que más les ocupa en el IRTA. Han trabajado con glucanasas, xilanasas, pectinasas, proteasas, y más recientemente con fitasas. 

En España, antes se producía pollo con maíz, pero después, mediante el uso de enzimas se empezó a usar cebada. Hoy en día se usa mucho trigo, pero la investigación en enzimas “se fue derivando al tema de la salud intestinal, cuando vino la prohibición de antibióticos”, dice Joaquim Brufau, lo que llevó a mucha investigación en la búsqueda de alternativas, con sus propios sistemas, como parte de la solución.

En celulasas, los beneficios se dirigen a un mejor aprovechamiento de la dieta, además de que favorecen condiciones más adecuadas en el intestino, como fermentaciones no deseadas o de presencia de sustratos que son nocivos. En el caso de las fitasas los beneficios son más en el aspecto ambiental, aunque también en el económico, por el costo de los fosfatos. 

Por otro lado, las enzimas cuentan con una imagen positiva en el consumidor, de un producto que no es nocivo, y más saludable

Lea el reporte completo exclusivamente en la última edición de Industria Avícola Octubre 2017.

 

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