Consejos prácticos para la avicultura

En esta ocasión damos explicaciones de tres cuestionamientos comunes de la carne de pollo: el uso de la soya como extensor, el método de sacrificio y el uso de subproductos de origen animal.

1. Hamburguesas y productos procesados de pollo con soya

¡Qué bueno que tengan soya y no otra cosa! La soya es un producto de excelente calidad y es de sentirse afortunado que la carne molida pueda tener soya y no otros productos de mala calidad, como residuos de calidad dudosa de carne y grasa. Además de eso, no necesariamente todos los productos cárnicos tienen este producto. No obstante, es obligación de la empresa informar al consumidor en la etiqueta que el producto contiene soya. Vale la pena hacer énfasis en que no debemos equiparar a la soya con algo de mala calidad.

2. A los pollos los matan a golpes

Otro de los rumores extendidos se basa en videos mal intencionados y filmados bajo condiciones suspicaces, que la gente recibe en el correo electrónico y cuya información el consumidor cree a pie juntillas, simplemente porque está filmado en video. Por lógica, un pollo muerto a golpes presentaría moretones, que hoy en día ningún consumidor aceptaría, ya que el aspecto sería muy desagradable. Por otro lado, la carne golpeada dura menos, debido a que la sangre coagulada y almacenada en el tejido, provocaría que se echara a perder antes de tiempo, aún con refrigeración. Y además, matar a millones de pollos a golpes conllevaría un tremendo trabajo. Para una empresa, es más sencillo utilizar la tecnología moderna para el sacrificio de pollos.

El sacrificio de las plantas de proceso de hoy en día es mucho más humano que lo que antes se hacía. Las plantas de proceso constan de varios pasos, entre ellos la insensibilización, para que sufra lo menos posible el pollo y también para poder producir una carne sana y limpia, con una mayor vida de anaquel y que a simple vista sea aceptable por el consumidor. 

3. A los pollos les dan de comer carne de otros animales

Los alimentos balanceados pueden contener proporciones muy pequeñas (por lo general, menores al 5 por ciento) de harina de carne y hueso, o de pescado. La harina de carne o de pescado es un producto inocuo, de excelente calidad, que forma parte del proceso de reciclaje. Todos aquellos sobrantes en el proceso de la producción de carne se procesan mediante cocción y se muelen para brindar un producto limpio, que de otra manera tendría que enterrarse en rellenos sanitarios con el consiguiente problema de salud pública, contaminación de mantos freáticos, etc. No representan ningún problema porque las temperaturas alcanzadas durante la cocción en el proceso de fabricación de éstas, hace que no contenga ningún microorganismo. Esta materia prima de excelente calidad ayuda a cubrir el requerimiento de proteína (aminoácidos), calcio y fósforo.

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