Manejo de la gallinaza en un brote de influenza aviar

En México, existe una normatividad que regula el movimiento de la gallinaza. Pero a tres años del brote de influenza aviar, ¿qué es lo que ha fallado?

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La gallinaza bien procesada en origen puede ser un subproducto para comercializar en distinto rubros.
La gallinaza bien procesada en origen puede ser un subproducto para comercializar en distinto rubros.

A 3 años de que México notificó a la OIE el brote de influenza aviar altamente patógena H7N3, se mantienen las acciones de control y erradicación. Hoy en día, los brotes en EUA, volvieron a atraer la atención de lo que la influenza aviar significa para la industria avícola. Esta enfermedad “ya no es exclusiva de una zona, un municipio o incluso un estado, es mundial”, dice José Luis Cruz, director para México de USAPEEC.

Del brote a la fecha, son tres los riesgos principales que existen en México:

  • Movilización de gallinaza/pollinaza sin tratamiento
  • Movilización de aves vivas (de desecho) y
  • Notificaciones a destiempo de las circulaciones virales en una parvada

Tratamiento de la gallinaza

En México, existe una normatividad que regula el movimiento de la gallinaza. El Acuerdo de Influenza Aviar Notificable, publicado en junio de 2011 en el Diario Oficial de la Federación “establece que hay dos formas de tratar la gallinaza” dice el Dr. Roberto Señas, director de Sanidad, Normatividad y Calidad Avícola de la Unión Nacional de Avicultores (UNA). Una de ellas es el tratamiento térmico dentro de las granjas, en el que se colocan las heces en el centro de la caseta, se mantiene cierto porcentaje de humedad y temperatura (se utilizan termómetros para registrar los parámetros adecuados), y bajo cierto tiempo que establece la autoridad, con la finalidad de inactivar la probable presencia del virus. Dicho tratamiento es solamente para sacar el subproducto de la granja, sin que pueda salir del estado.

La otra es el tratamiento térmico industrializado, con una mayor garantía de la eliminación de la probable presencia del virus. Dicho tratamiento debe ser supervisado por personal oficial para que se proceda a movilizar la gallinaza o pollinaza fuera del estado. Otro tipo de tratamiento es el composteo. En México, el Senasica valida el composteo mediante revisión de equipos y procesos, y análisis de muestras para verificar que no haya partículas virales.

“El Acuerdo de Influenza Aviar Notificable es obligatorio para todo el país y para toda la industria avícola”, continúa el Dr. Señas. “La Sagarpa no titubea en pedir que se procese, que se inactive el virus, que se industrialice y que se prohíba totalmente la movilización de la gallinaza fuera del estado”, añade el Lic. Sergio Chávez, presidente ejecutivo de la UNA.

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La gallinaza bien procesada en origen puede ser un subproducto para comercializar en distintos rubros.

¿Qué es lo que ha fallado?

No obstante el Acuerdo, esto no significa que se verifique el 100 por ciento de las granjas. “Yo creo que faltan elementos, infraestructura y probablemente recursos; por eso la Sagarpa se apoya mucho en la contraparte, que es el propio productor", dice el Lic. Chávez de la UNA.

Con las limitaciones de personal y presupuesto, las autoridades realizan verificaciones de las instalaciones de mayor riesgo. “Revisan con mayor detalle donde haya riesgos o por denuncias ciudadanas o dudas”, dice el Dr. Señas. Se verifica aleatoriamente qué hacen en las granjas, tales como procesos o temperaturas al procesar la gallinaza, entre otras. Esto representa un desgaste para las autoridades y para el productor mismo, pero es la manera de disminuir riesgos.

El gobierno debe ser responsable y debe aplicar la ley, pero también el productor tiene que estar consciente de que la movilización de la gallinaza o pollinaza, y las aves vivas fuera del estado, representan un riesgo muy importante para otros estados y para otras empresas.

En EUA “también es un problema grave”, comenta José Luis Cruz, de USAPEEC de México. “Con estos problemas actuales, están revisando los protocolos de bioseguridad para impedir una mayor propagación de los virus, como el manejo adecuado de la pollinaza y la gallinaza”. En este país, “se van a abocar las empresas junto con los productores a tener muchas precauciones”.

¿Cómo controlar el movimiento?

Cuando surgió el brote de influenza aviar de junio de 2012, la situación obligó al gobierno mexicano a echar a andar el Dinesa: Dispositivo Nacional de Emergencia en Salud Animal. En él, el ejército, la policía federal y las policías locales en coordinación con Senasica ponen cercos para evitar que salgan del estado las movilizaciones no reguladas y de alto riesgo, sobre todo cuando estaba el brote en pleno apogeo. Conforme, pasa el tiempo, “se van distendiendo las medidas y actualmente el Senasica busca precisamente que la gente tenga conciencia”, comenta el presidente ejecutivo de la UNA.

“No es algo sencillo, porque todavía conviven muchos productores pequeños u operaciones de traspatio, pero creo que las acciones y la manera de trabajar del gobierno federal, gobiernos estatales y productores, es un paso positivo”, comenta el Sr. Cruz de USAPEEC.

Los cambios por venir

Lo que las autoridades mexicanas van a hacer es combinar un control de la movilización con la certificación de las Buenas Prácticas Pecuarias (que incluyen medidas mínimas de bioseguridad) en todas las granjas avícolas. “Si el origen está bien se disminuye el riesgo, incluso una movilización mal hecha con un origen certificado, disminuye el riesgo. En cambio al revés, con una movilización que se haga de un origen deficiente, se puede afectar un estado o una región”, comenta el Dr. Señas.

Con fundamento en la Ley Federal de Sanidad Animal, la Dirección General de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera del Senasica en México va a impulsar la certificación de Buenas Prácticas Pecuarias en todas las granjas por medio de organismos de certificación que cumplan con los procesos de acreditación y aprobación legales. “Actualmente el Organismo Nacional de Certificación Agroalimentario (ONCA), está en ese proceso para las granjas avícolas. Llevará de seis a ocho meses cumplir con los requisitos que marca la ley y poder proceder a la certificación oficial a nivel nacional”, completa el Dr. Señas.

Tampoco es conveniente presionar demasiado al productor, quien es el que más arriesga. El Dr. Señas señala que “tenemos que llegar a un esquema en el cual se beneficie al productor, a las instituciones y a las autoridades, que son las garantes a nivel internacional”. Así, habrán más elementos jurídicos para prohibir la movilización.

En el Plan Avícola 2015 – 2018, la UNA busca que el ONCA sea de las organizaciones acreditadas y autorizadas por Senasica para extender certificaciones de buenas prácticas de producción avícola y de bioseguridad.

Buenas Prácticas de Producción

Actualmente Senasica está actualizando los manuales de buenas prácticas de producción de huevo y de pollo que datan de 2009. “La tendencia es que en cada unidad de producción avícola se certifique que los controles y procesos sean correctos”, dice el Dr. Señas, por lo que la capacitación deberá empezar ahí. Esto implica tomar cursos de HACCP básico, de la Norma Mexicana19011 (de auditorías) y de Buenas Prácticas Pecuarias para Terceros Especialistas o Responsables Autorizados. La acreditación y la aprobación serán por especie. “Además, tenemos que retroalimentar al productor y que participe en los procesos”.

Las buenas prácticas pecuarias incluye el transporte. Si la gallinaza no se transporta en vehículos cerrados o en costales, sin diseminar material de riesgo, se comete una falta conforme al marco legal vigente en México, que amerita sanciones. Éstas pueden ir de multas económicas a sanciones penales. Además, hay que llevar registros por medio de bitácoras de salidas de dicho subproducto.

Necesidad de un fondo de contingencia

¿Hay falta de conciencia de los avicultores? “Yo creo que sí hay falta de consciencia por parte de algunos, no de todos”, los productores avícolas, señala el Lic. Chávez, pero hay un trasfondo.

En la UNA están conscientes de seguir reiterando las prácticas de bioseguridad, pero en este punto llegamos a uno de los elementos “que es la importancia de tener un fondo contingente”, dice el Lic. Chávez. El fondo de contingencia debe ser una suma importante que ayude a que si un avicultor presenta algún problema, lo notifique en tiempo y en forma. “Ahora, al comparar con lo que pasa en EUA, en México no tenemos ese instrumento”, añade el presidente ejecutivo de la UNA.

La UNA ha buscado promover ante el Congreso de la Unión tener un fondo para desastres pecuarios, así como existe uno para los desastres agrícolas. Hasta ahora, la UNA no ha tenido éxito a este respecto. Su deseo es que sea un fondo multianual, es decir, que si no se utiliza porque no se presente algún problema, no haya que negociarlo al año siguiente. “Pensamos que fuera un fondo mínimo de $1,000 millones de pesos, para el sector pecuario”, dice el Lic. Chávez. De otra manera, si es de menor cantidad, ¿cómo denunciar un problema cuando se sabe que el fondo no es suficiente? Siempre estará presente el temor de que no haya compensación, a la cuarentena, al sacrificio de las aves. En resumen: temor a perder el negocio.

Comercialización de la gallinaza

La gallinaza procesada es, obviamente, más cara que sin procesar. Esto representa un problema de comercialización, que las empresas van a tener que resolver. Por ejemplo, los productores de aguacate en México usan la gallinaza como abono, lo que pone presión en el mercado, pero que puede hacer que sea algo más que un simple subproducto.

Hay otras diferentes estrategias. En Veracruz piensan usar la gallinaza para quemar en turbinas y producir energía eléctrica. También está el uso en la alimentación del ganado, como fuente de nitrógeno para rumiantes. El uso de equipo de proceso térmico depende de la relación costo/beneficio. Hay que recordar que industrializar la gallinaza representa un costo extra, que puede afectar la competitividad del productor de huevo.

Conclusión

La situación actual de la influenza aviar “es un paradigma” señala José Luis Cruz, de USAPEEC, “No se había tenido una situación de este tipo en muchísimos años”. Recordemos que “los avicultores venden huevo y pollo. No venden gallinaza y pollinaza”, comenta el Lic. Chávez, pero si tienen responsabilidad sobre este subproducto.

“Es obligación de los productores cuidar la bioseguridad, el manejo adecuado y el no movilizar pollinaza y gallinaza que no esté tratada. Es una cultura que debe extenderse en todo el país”, señala José Luis Cruz, de USAPEEC.“Al menos la industria de México con la de EUA (UNA y USAPEEC), en conjunto con las autoridades, está tratando de manejar esta situación y de tener una estrategia común en Norteamérica (México, EUA y Canadá), en la región comercial común”.

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