Colombia va por la zonificación y compartimentación

La compartimentación es la forma más segura de proteger grandes inversiones, como las de la industria avícola. Veamos qué hace Colombia al respecto.

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Proan
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En la foto: Para la formación del compartimento se debe tener en cuenta la infraestructura total, en donde la propiedad legal del predio es un componente básico.

En julio pasado, durante la realización del XIV Día Avícola de Antioquia, una jornada anual de análisis sectorial que organiza Fenavi Colombia en esta y otras importantes regiones avícolas del país, la programación de conferencias incluyó de manera destacada la participación de Olga Lucía Díaz Martínez, directora técnica de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), uno de los organismo oficiales encargados de promover allí la sanidad alimentaria.

Su disertación trató sobre los puntos críticos a tener en cuenta para acometer la implementación del sistema de compartimentación en las empresas avícolas. A la fecha, pese a existir antecedentes mundiales que superan los cinco años de vigencia y éxito, en Colombia solamente se han logrado establecer dos compartimentos (ambos aviares, en 2013), aunque existe un primer reglamento sobre el tema expedido por el ICA en 2012.

“La compartimentación es la forma más segura de proteger grandes inversiones, como son las destinadas a la producción industrial avícola y porcina. Para poder implementarla, está claro que lo más difícil e importante es poder romper paradigmas, cambiar actitudes del sector privado y de las autoridades veterinarias”, reconoció Olga Díaz al explicar la poca incidencia en Colombia y buena parte del mundo de esta metodología propuesta por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

La Federación Nacional de Avicultores (Fenavi) ha repetido esta conferencia en otras seccionales, buscando con ello comprometer a más productores avícolas, así como al mismo ICA en el acompañamiento técnico necesario, lo cual es una directriz trazada desde el Ministerio de Agricultura.

“Para la formación del compartimento (instalaciones bioseguras) se debe tener en cuenta la infraestructura total, es decir, todas las unidades funcionales asociadas, con sus interrelaciones y la posibilidad de separación”, especificó la funcionaria. En este sentido, la propiedad legal del predio es un componente básico que contribuye a una eficaz bioseguridad en la cadena y uniformidad en la administración. “Rastreabilidad, con los registros de alimentación y la identificación de animales, así como los planes sanitarios, también son fundamentales”, añadió Díaz Martínez, quien señaló los principales criterios para separar un compartimento de fuentes potenciales de infección.

“Es necesario definir las barreras de separación y la eficiencia de las mismas ante un riesgo; conocer muy bien la epidemiología de la enfermedad y su forma de transmisión. También hay que saber la dirección de los vientos, la presencia de aves silvestres y factores ambientales asociados. Obviamente, se debe crear conciencia en los trabajadores y poner las normas de la empresa avícola apuntando hacia este fin. A nosotros como ICA nos corresponde la vigilancia epidemiológica, la detección de situaciones con transparencia con el Servicio Veterinario Oficial”, explicó.

“La normatividad sobre zonificación y compartimentación debe ser clara y sencilla, adaptada a la realidad. Si es muy estricta, no será posible cumplirla; pero si es muy laxa, puede permitir un riesgo significativo de entrada de enfermedades al compartimento”, añadió.

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 La compartimentación tiene que ver primordialmente con la gestión y las prácticas de producción vinculadas con la bioseguridad. 

Compromiso entre las partes

Para lograr un proceso exitoso de compartimentación, la vocera del ICA observó que están definidos los procedimientos para la detección, notificación e investigación en eventos de enfermedad aviar, como la de Newcastle. “Con Fenavi establecimos también un acuerdo de voluntades para sacar adelante un programa nacional que evidencie el conocimiento de la enfermedad y sus riesgos de diseminación de acuerdo a las directrices de la OIE”, agregó.

Para cada unidad compartimentada, el instituto también se compromete a oficializar las fechas de últimos brotes en el compartimento, su atención y diagnóstico. “Proponemos un sistema de detección precoz que incluirá signos clínicos y parámetros de producción disminuidos, hasta lograr la determinación de ausencia de la enfermedad. La carga técnica de los diagnósticos de laboratorio es responsabilidad del ICA y trabajamos para ajustarnos a los parámetros internacionales, con reactivos acordes al Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE”.

Esta indicación es compartida por Andrés Valencia Pinzón, presidente ejecutivo de Fenavi Colombia, quien dijo que “es importante mejorar la capacidad operativa del país. Cuando sea necesario, los resultados deben ser confirmados por un laboratorio de referencia de la OIE. Tenemos que tener muy claros los protocolos de notificación y capacidad de respuesta para emergencias, con alertas tempranas, diagnósticos adecuados y oportunos, con un trabajo conjunto y transparente entre el privado y el Servicio Veterinario”.

Valencia afirmó que los empresarios avícolas están tomando conciencia de que a raíz de este proceso se puede llegar a establecer la suspensión preventiva del comercio aviar ante la sospecha, y otras medidas adicionales posteriores a la notificación inmediata en caso de ser positivo de acuerdo a las normas internacionales. “Sabemos que los acuerdos entre el Servicio Veterinario y las empresas interesadas en compartimentación se deben actualizar permanentemente, implementando los avances en cualquier aspecto. Se deben efectuar chequeos periódicos e implementar vigilancia epidemiológica basada en el riesgo”.

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Olga Lucía Díaz Martínez, directora técnica de Vigilancia Epidemiológica del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), dice que la compartimentación es la forma más segura de proteger grandes inversiones, como la avícola.

También se busca zonificar

A la par con la promoción de nuevos compartimentos aviares en el país, también a mediados de julio pasado se oficializó un acuerdo de voluntades suscrito por el ICA y Fenavi Colombia para erradicar la enfermedad de Newcastle, empezando por la definición de tres zonas: las fronteras oriental (con Venezuela) y sur (con Ecuador); la zona occidental con los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle y parte del norte del Cauca; y el resto del país con la Costa Caribe, centro y oriente. “Aunque no se descuidará ninguna zona, vamos a empezar el diagnóstico inicial en la zona occidental, la que esperamos podamos declarar como la primera libre de Newcastle en los próximos años”, puntualizó Andrés Valencia.

Para esta zonificación y la elaboración de dicho plan de erradicación se tuvieron en cuenta los criterios de la OIE. “En este momento estamos socializando la iniciativa y empezaremos en breve a realizar monitoreos intensivos para saber cuál es la real incidencia de la enfermedad, pues las estadísticas que se tienen solamente hacen referencia a los incidentes reportados. Una vez tengamos claro el diagnóstico de cómo estamos, se definirán acciones, se propondrán metas y se harán las mediciones periódicas para saber si logramos el objetivo”.

Valencia señaló que el Fondo Nacional Avícola (Fonav), nutrido con recursos parafiscales que deben aportar todos los productores avícolas y administrado por Fenavi, aportará este año 360 millones de pesos (US$132,000) para luchar contra la enfermedad de Newcastle. “Nosotros ponemos los reactivos y financiamos la recolección de muestras; el ICA se encarga con sus técnicos de los resultados, de procesarlas”. Según datos del ICA, al 15 de julio se habían presentado este año 95 notificaciones de Newcastle en distintas regiones colombianas, de las cuales 25 fueron confirmadas como casos positivos. El año pasado, de 396 reportes, 94 se calificaron positivos.

Más apoyo en bioseguridad

Además de la enfermedad de Newcastle, el sector avícola colombiano y los organismos gubernamentales encargados de velar por el estatus sanitario de Colombia siguen realizando actividades para contrarrestar otros riesgos que puedan afectar la inocuidad de la carne de pollo y los huevos. El Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible expidió una resolución interna destinada a las 33 corporaciones autónomas regionales (CAR), para que adelanten la toma de muestras en aves silvestres con el fin de establecer si son reactivas o no al virus de la influenza aviar. A la fecha, pese a que Colombia hace parte del corredor natural de aves migratorias entre el norte y el sur del continente americano, no se ha registrado ningún brote de esta enfermedad. Es más, Colombia expidió en 2010 una autodeclaración como territorio libre de este mal, la cual ha sido ratificada por la OIE.

Andrés Valencia expresó además que “aportaremos cerca de 400 millones de pesos (unos US$146,000) al Fondo Nacional Avícola (Fonav) para que se cumplan estas actividades de monitoreo. Incluso, ya venimos apoyando y haciendo una vigilancia activa para evitar que nos sorprenda esta grave dolencia en nuestras granjas, que sería muy perjudicial”.

De otro lado, en el marco de un convenio pactado por Fenavi y el Ministerio de Agricultura de Colombia, se destinarán 3,500 millones de pesos (US$1.25 millones) para generar estrategias que permitan el mejoramiento sanitario, productivo y la inocuidad en el sector avícola. Este acuerdo facilitará el cumplimiento del Decreto 1500, que ordena el acatamiento de requisitos para declarar a cerca de 7,000 granjas avícolas como bioseguras en todo el territorio nacional, permitiendo el desarrollo de estrategias tendientes al mejoramiento sanitario con enfoque a enfermedades que no son de control oficial, brindando herramientas al pequeño y mediano productor para mejorar sus condiciones de bioseguridad y sanitarias, evaluando la inocuidad de los productos de pollo y huevo, y gestionando el acceso a mercados internacionales.

Los principales departamentos beneficiados con este convenio son Cundinamarca, Boyacá, Meta, Valle, Cauca, Santander, Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda, Nariño, Norte de Santander, Atlántico, Bolívar y Magdalena. Valencia puntualizó que “la actividad avícola del país enfrenta grandes retos, los cuales deben ser abordados mediante un trabajo interinstitucional entre los productores, el gremio y el gobierno nacional. Fenavi ha priorizado diferentes escenarios en que enfocará sus esfuerzos para cumplir sus objetivos estratégicos y mejorar el estatus sanitario y de inocuidad”.

 

Zonificación y compartimentación

En marzo de 2013, Colombia se convirtió en la primera nación latinoamericana en certificar instalaciones agroindustriales como compartimentos, según los lineamientos de la OIE. Fueron dos compartimentos de la empresa Avicol S.A., en el departamento del Tolima, consistentes en seis granjas y dos plantas de incubación.

La compartimentación es un procedimiento para definir y manejar subpoblaciones animales de distinto estatus sanitario, y se trata de una aplicación más limitada espacialmente del principio de regionalización o zonificación desarrollado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), para establecer y preservar el estatus superior de poblaciones aisladas de animales. La zonificación se define mediante factores geográficos (fronteras, barreras naturales, artificiales o legales), en tanto que la compartimentación tiene que ver primordialmente con la gestión y las prácticas de producción vinculadas con la bioseguridad; fue creada para prevenir o reducir barreras comerciales importantes. Para una y otra, las consideraciones de espacio y buen manejo son fundamentales.

 

Poca compartimentación en el vecindario

No son muchas las experiencias en el mundo de compartimentación, en el marco de lo sugerido por la OIE. En Suramérica se destacan los casos de Brasil, el gigante mundial de producción cárnica que logró declarar tres compartimentos avícolas en 2014. En Chile, otro gran exportador avícola, existe un reglamento de compartimentación para instalaciones avícolas desde 2012, pero su implementación está suspendida temporalmente. En 2015, este mismo país pudo compartimentar algunas salmoneras. Uruguay logró lo propio con una parte de su producción vacuna para fiebre aftosa. Reino Unido cuenta con 57 compartimentos avícolas certificados desde 2010, en tanto que Tailandia posee 64 compartimentos conformados por 297 explotaciones de pollo de engorde.

 

Puntos críticos para alcanzar la compartimentación

  • Altos costos tanto para la implementación como para el adecuado mantenimiento.
  • Documentación requerida. Es extensa y exigente.
  • Procesos complejos.
  • Transparencia.
  • Confianza en el Servicio Veterinario.
  • Diagnóstico de laboratorio.
  • Reconocimiento de otros países.
  • Cierre de comercio ante un problema sanitario en la zona.
  • Disciplina.
  • Servicio Veterinario con credibilidad y prestigio.
  • Sólido compromiso del sector privado.
  • Cambio de cultura en el Servicio Veterinario Oficial. Se debe pasar de ser estrictos inspectores a ser auditores.
  • El sector privado desarrolla e implementa y el Servicio Oficial certifica.
  • La complejidad del concepto y los cambios en la filosofía, hacen que sólo en algunos países hayan logrado contar con un reconocimiento que permita un intercambio comercial.
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