La industria avícola salvadoreña

El CAFTA presenta un desafío serio para El Salvador.

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Galpón de ventilación de túnel del Grupo Lemus-O’Byrne.
Galpón de ventilación de túnel del Grupo Lemus-O’Byrne.

El Salvador produce 60 millones de pollos y 120 mil pavos al año, y tiene 4.1 millones de ponedoras en producción. La población de El Salvador es de seis y medio millones de personas, de las cuales dos millones viven en el área metropolitana de San Salvador.

En pollo, El Salvador ha tenido un crecimiento más o menos del 8% anual, una tendencia que promete continuar. Hace 10 años, el consumo de pollo en el país era uno de los menores de Latinoamérica, pero actualmente están a la par con otros países de Centroamérica con un consumo de 32 libras (14.5 kg) al año. (Aunque Costa Rica y Panamá consumen casi el doble).

En la preferencia de color del pollo, El Salvador es el único país en Centroamérica con pollo amarillo. Antes la preferencia era para pollo blanco, pero ahora es amarillo.

En la historia de la avicultura salvadoreña, sólo hay dos años en los que no hubo crecimiento, y esos tuvieron que ver con desastres naturales.

La estructura de la industria avícola salvadoreña es bastante típica para Latinoamérica con dos o tres empresas grandes en cada sector y el resto pequeñas o medianas. En El Salvador hay tres principales empresas de pollo – Avícola Salvadoreña, Sello de Oro y Avícola Campestre – pero un 30% del mercado lo tienen los pequeños productores de pollo.

Sector de huevo

El Salvador tiene un consumo bastante alto de 170 huevos por persona. Este nivel es alto, el segundo de Latinoamérica, pero no está creciendo, aunque se ha mantenido estable por más de cuatro años. Es difícil mantener el crecimiento con un consumo ya tan alto.

En El Salvador el huevo está en el 99% de las tiendas y mercados, muy cerca del consumidor, que lo compra por día. Las empresas grandes tienen expendios en todo el país.

El país ha cambiado completamente en su preferencia de huevo, hace años era 100% blanco y hoy es el 90% rojo y el resto blanco. El crecimiento en el huevo ha venido en la parte industrial, para las panaderías y fábricas de pastas. El consumo en los hogares no ha subido. Sin embargo, el freno ha sido el valor agregado.

Tecnología

En El Salvador, la tecnología y la capacidad técnica del avicultor salvadoreño siempre han sido muy altas y muy importantes.

El Lic. Carlos Molina, Gerente de la Asociación de Avicultores de El Salvador, (AVES) comenta al respecto, “Creo que la capacitación se mantiene a nivel de los técnicos y de los avicultores, decimos que el equipo es igual en todas partes, un poco más moderno que otros, los alimentos son los mismos, la raza es la misma, yo creo que la diferencia es la persona. Yo creo que se debe a que el salvadoreño de por sí es muy investigador, inquieto, y busca siempre estar a la vanguardia. Los avicultores van renovándose y tecnificándose constantemente. Las tecnologías informáticas del Internet se están aprovechando con gran ventaja.

“Además, en el sector avícola hay muy poca rotación de personal, por amor o por conveniencia, y eso le ayuda mucho a la industria. Cada año en AVES premiamos a los avicultores que tienen más de 15 años de trabajar en la industria, y cada año premiamos a unas 200 personas – de galponeros a presidentes de empresas”, indica el Lic. Molina.

Influenza aviar asiática

El Ing. Agustín Martínez, Presidente de AVES (y director ejecutivo de Sello de Oro) comenta, “El año pasado cuando empezaron todas las alarmas sobre la influenza aviar asiática, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indicó que era un problema serio y decía que se iban a oponer los avicultores a estas alarmas, que nadie les iba a creer, por ser parte interesada. Entonces nosotros hicimos una campaña para informar a los gubernamentales para que crearan orden; no puede ser que la avicultura diga que no pasa nada, no se preocupen y el sector de salud pública decía, “¡preocúpense, está pasando de todo!”

“El tema de la influenza aviar empezó a tomar relevancia en los medios de comunicación en el mes de septiembre del 2005, y para octubre aquí ya tenía un tono muy elevado, cuando empezó la migración de las aves de China hacia Europa. Entonces empezó el pánico mundial, incluyendo aquí. El problema fue cómo lo abordaron los medios. La prensa local aquí le subió el tono al tema y acorraló al ministro de salud, quien expuso que si llegaba la influenza aviar aquí, él iba a matar a todos los pollos. Claro que eso nos afectó en forma negativa.

“Para nosotros la estrategia en primer lugar fue no hacer nada, dado que la prensa esperaba una reacción. Luego definimos que sí teníamos que salir a enfrentar el problema, aunque en otros países de la región los avicultores no hicieron mucho, porque en sus medios de comunicación no hubieron declaraciones de pánico. Pero en nuestro caso se involucraron el presidente de la república, el ministro de salud, y el ministro de agricultura. Los tuvimos aquí a todos en la asociación viendo el tema, pero ya de una manera positiva y tratando de ubicar que el tema está del otro lado del mundo, que no está aquí.

“Hicimos una campaña paralela en la cual sacamos publicidad de productos avícolas; una campaña institucional de huevo y pollo promoviendo el consumo pero también diciendo que estamos libres del virus asiático de la influenza aviar. Lo importante fue que aquí no hay gripe aviar asiática.

“Los reportajes alarmistas nos hicieron daño y el consumo bajó algo, pero automáticamente hicimos una campaña de promoción motivando el consumo de pollo porque era bueno, fue un comercial publicitario que contrarrestó la baja en el consumo.

“Hicimos campañas en televisión, prensa y radio. Además de las campañas normales de marketing que hicimos en noticieros, trajimos a expertos como el Dr. Miguel Márquez de México contratado por el ministerio de agricultura, a dar su opinión de cómo estaba la situación. Todo esto nos ayudó en asegurarle al público que los productos avícolas son sanos y que la influenza aviar asiática no presenta un riesgo para los consumidores salvadoreños”, concluye el Ing. Martínez.

CAFTA

CAFTA, el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica y Estados Unidos, fue aprobado por El Salvador a inicios de marzo y luego por Honduras y Nicaragua en abril. Mientras que en términos generales los países centroamericanos ven beneficios del tratado, el sector agropecuario está bastante preocupado. La avicultura salvadoreña está nerviosa porque las importaciones de pollo de EUA podrían fácilmente inundar su mercado, con consecuencias muy serias.

El Ing. Martínez comenta, “En Centroamérica, el sector avícola desde el principio hizo análisis, a base de estadísticas, para ver lo que estaba pasando con otros países que tenían el libre comercio. Se hizo una reunión regional y decidimos que no nos convenía, porque las escalas de producción de EUA y las condiciones de mercado no eran favorables. Decidimos después todos juntos ser positivos con respecto al CAFTA porque también veíamos que era una alternativa para el país en muchas áreas y que había que acompañar a nuestro gobierno con ese proyecto. De esta forma, empezamos a trabajar con ellos de la mano y construimos una propuesta.

“Como FEDAVICAC (Federación de Avicultores de Centroamérica y el Caribe) estuvimos presentes en casi todas las reuniones del CAFTA, procurando siempre que los gobiernos aceptaran los acuerdos del sector privado. Todo eso se encaminó de manera positiva hasta mediados del 2004 cuando cerramos el acuerdo privado donde había diferentes clases de declaración para diferentes clases de productos avícolas, dependiendo de sus sensibilidades y entre ellos quedaban lo de los “chicken leg quarters” (piernas y muslos de pollo) que quedaba de acuerdo más o menos con lo que habíamos logrado todos en la Organización Mundial de Comercio (OMC) con un arancel del 164%.

“Fueron como 150 partidas que tiene el CAFTA en productos de pollo y de esas la más sensible, y la está creando problemas, es la de los muslos y piernas.

“Esa fue la partida más sensible para la avicultura en la parte de pollos y ahí lo que se acordó fue una cuota (de sólo cuatro países, porque Costa Rica hizo su propia negociación) de 21,800 toneladas, las cuales en los primeros dos años van a ser absorbidas por Guatemala y a partir del tercer año de manera gradual la van a ir absorbiendo los demás países, hasta llegar a que todos los países tengamos el 5% de nuestra producción importada. Es decir que al año 10, más o menos todos tengan una cuota del 5% de la producción en cada país, y a partir del año 11 empieza un proceso de desgravación de ese 164% de arancel.

“Ese 5% es una cifra diferente para cada país - El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua – dependiendo de su producción de pollo. Va a ser con base en lo que cada país produjo hasta el año tres - lo que cada uno produce se considera el 100%. Para El Salvador este cálculo se hace con base en 58,000 toneladas y a partir del año tres el país empieza a absorber una parte.

“De ahí va a bajar el arancel para que vaya desapareciendo la cuota. Cuando llegamos al año 18, todo el pollo que entre va a ser al 0%”, explica el Ing. Martínez.

El problema principal que se tiene con CAFTA, es el mismo que el de NAFTA y todos los otros tratados de comercio entre EUA y países latinoamericanos, es que EUA quiere exportar pollo pero nunca va a permitir la importación de pollo.

El Lic. Molina observa, “El Salvador está bien parado, por el momento no habrá pánico por unos tres años. Las empresas de pollo esperan ver como van las cosas, con la actitud de seguir hacia delante. Estamos claros sobre cual es la realidad, entonces tenemos que hacer un plan y replantearlo para hacerle frente. Sin embargo, ese pollo estadounidense, (las piernas y muslos de pollo), todavía entrará muy barato y será difícil competir”, dice el Lic. Molina.

El precio tan bajo de piernas y muslos en este momento se debe a la sobreproducción de pollo en EUA, por la falta de exportaciones, que han caído por la crisis de la influenza aviar asiática. Los avicultores centroamericanos creen que EUA ve a CAFTA como una válvula de escape para esa sobreproducción con sus precios bajos.

Conclusión

La avicultura salvadoreña siempre ha sido considerada como una avicultura muy dinámica, y técnicamente avanzada. Además ha sido, y sigue siendo, una avicultura integrada a la avicultura centroamericana. Empresas salvadoreñas están muy conectadas a otras empresas centroamericanas, presentando así una avicultura verdaderamente regional. Particularmente en el sector de ponedoras comerciales, las empresas salvadoreñas son las que encabezan la industria, y la integración, centroamericana.

CAFTA representa un reto muy serio para la avicultura salvadoreña, y la industria está preocupada debido a la posibilidad de una inundación de pollo estadounidense. Sin embargo, la industria avícola salvadoreña es una industria bastante disciplinada, que va a hacer todo lo posible para seguir hacia delante y preparase para los efectos del CAFTA.

En el futuro cercano no cabe duda que El Salvador mantendrá su posición como uno de los líderes de la avicultura centroamericana, siempre empujando hacia delante. 

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