Han pasado casi sesenta años de investigación y se sabe menos de las micotoxinas de lo que debería esperarse.
“Vemos la punta de la situación, pero no sabemos que hay al fondo, porque cada vez se van descubriendo cosas nuevas”, dice el Ing. Juan Carlos Medina, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Micotoxicología.
Los enfoques van cambiando y ahora “se habla de micotoxinas enmascaradas o combinadas, es decir, que se modificaron durante su generación por los hongos en las plantas que le sirven de sustrato, como el maíz”. Esto da lugar a un problema de cuantificación total de las micotoxinas libres y combinadas por los métodos analíticos habituales.
“Si se detectan 100 (partes por mil millones) de zearalenona, en teoría no se han detectado 25 ppb, porque existe zearalenona combinada químicamente”, comenta Medina, también director de Nutek, en Tehuacán, México.
Esto explica por qué muchas veces no se detecta nada a nivel laboratorio, pero en el animal sí se presenta la signología clínica. Es probable que parte de las micotoxinas se encuentren combinadas y no se detecten por un método analítico orientado hacia una micotoxima en particular. Por eso, es muy importante el concepto de biomarcadores, el enfoque moderno y actual.
El Ing. Juan Carlos Medina, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Micotoxicología dice que en micotoxinas sólo vemos la punta de la situación, pero no sabemos que hay al fondo. Foto de Benjamín Ruiz.
Biomarcadores de las micotoxinas
Si un animal consume micotoxinas, ¿cómo se puede saber si está en proceso de intoxicación? Nos explica Medina que anteriormente se usaban análisis bioquímicos, como el perfil hepático o renal. Las aflatoxinas dañan al hígado, pero no necesariamente son las aflatoxinas, sino también otros factores como la nutrición, enfermedades infecciosas, etc.
Hoy en día, se buscan metabolitos de las micotoxinas en el huevo o en la leche, que se denominan biomarcadores, que están presentes en fluidos biológicos (orina, plasma, heces), lo que evita que tener que sacrificar al animal. Este enfoque adquiere ahora más importancia.
Biotransferencia de micotoxinas
Para demostrar la inocuidad de los alimentos de origen animal, como el huevo, leche o carne, se debe demostrar que no hay residuos de metabolitos de las micotoxinas, por lo que la cuantificación de estos es muy interesante y novedosa.
“¿Qué cantidad de micotoxinas o sus metabolitos llegan a la carne o al huevo? A este proceso se le denomina biotransformación de las micotoxinas del alimento, del ave a los productos para consumo humano”. Y añade Medina: “Existen reportes publicados contradictorios, donde se incluyen 500 ppb de aflatoxina B1 en el alimento y se detectan 5,000 ppb de aflatoxina M1”. Es evidente que un tóxico no se reproduce. “Mediante los metabolitos, hemos demostrado que esto no es cierto”.
Medina nos recuerda que cuando los animales se enfrentan a las micotoxinas, tienden a eliminarlas por diferentes mecanismos, aunque surge la pregunta de cuánto es lo máximo que se puede tener. “Se ha demostrado que la biotrasferencia de la aflatoxina B1 del alimento del ganado lechero a la leche como aflatoxina M1 es del 2 por ciento aproximadamente”. Pero ¿qué pasa con el huevo y la carne de pollo?
“Estamos trabajando en pollos y en gallinas para conocer esta transferencia. Es un campo muy interesante para obtener resultados de inocuidad”, dice el presidente de la Sociedad Latinoamericana de Micotoxicología.
Combatir a las micotoxinas mediante la alimentación
La convocatoria a presentar trabajos ha sido de amplia aceptación. Por ejemplo, los investigadores de la Universidad de Río Cuarto, de Córdoba, Argentina – expertos en la materia – van a presentar un trabajo especial de biomarcadores, de cómo disminuir los efectos de las micotoxinas con algún aditivo. Es decir, “combatir las micotoxinas mediante la alimentación”. No se trata de agentes antimicotoxinas, sino de aditivos nutricionales, lo que representa otro enfoque.
Explica Medina que él y su equipo trabajan en el desarrollo de un agente antimicotoxinas para disminuir los efectos de la vomitoxina (DON), ya que esta micotoxina afecta el consumo del alimento, especialmente en cerdos. Se espera que resuelva el problema, porque hasta hoy en día no existe ningún adsorbente específico. “Ya hemos realizado diversos experimentos y los resultados han sido muy prometedores. Estamos en la etapa de patente y en proceso de escalamiento a nivel industrial, que se espera que sea económicamente factible”. En Europa sólo se ha reconocido a un desactivador de esta toxina.
Métodos rápidos de análisis
Se presentarán charlas sobre métodos rápidos de análisis (menos de treinta minutos para reportar el resultado) que son una solución en la recepción de materias primas para alimentos balanceados. Esto es muy importante si se considera que a partir de este año la FDA implanta un control estricto de micotoxinas, para empezar con las aflatoxinas, lo cual es un enfoque moderno orientado a la inocuidad de los alimentos para consumo humano.
De esta forma, lo actual y lo que viene en cuanto a normatividad es el aspecto de la inocuidad, que aunque enfocado al consumo humano, va hacia atrás en la cadena, a la industria pecuaria, que es donde se generan los alimentos.
La Sociedad Latinoamericana de Micotoxicología realiza su VIII congreso del 12 al 15 de julio en Puebla, México, orientado a estos y otros aspectos de la micotoxicología: efectos, biomarcadores, medios analíticos.
