Las ventajas y desventajas de las negociaciones internacionales

Para insertar a los países de América Latina dentro del contexto mundial como abastecedores de productos avícolas, será necesario hacerlo bajo una planificación estratégica integral.

Latinoamérica participa hoy con más del 40% de las exportaciones mundiales de carne de pollo. (Foto cortesía de Coopavel, Brasil)
Latinoamérica participa hoy con más del 40% de las exportaciones mundiales de carne de pollo. (Foto cortesía de Coopavel, Brasil)

Los países de América Latina se han consolidado en estos últimos años como productores y abastecedores de alimentos al mundo. Los cambios producidos en la demanda de alimentos, principalmente por el ingreso de China y la India como fuerza de tracción, sumado a la creciente demanda de alimentos para la producción de combustibles, ha permitido reordenar las fuerzas del mercado, y posicionar a países oferentes de comodities, como los latinoamericanos, de manera competitiva.

Sin embargo, el contexto internacional sigue presentando serias limitantes que impiden a los países de Sudamérica aprovechar al máximo las oportunidades. Algunos ejemplos de estas limitantes lo son la demora en el proceso de liberación comercial y las negociaciones multilaterales llevadas a cabo dentro del ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC); el mantenimiento de los suntuosos niveles de ayuda para la producción interna dentro de países desarrollados; o las diferentes medidas arancelarias y no arancelarias que disponen los países con alto poder adquisitivo y que impiden el acceso, fundamentalmente, de alimentos con valor agregado.

No obstante, no todas las limitantes son externas. Las empresas productoras de alimentos de los países latinoamericanos enfrentan a diario problemas en lo que hace al establecimiento de reglas de juego claras y constantes. Las escasas inversiones llevadas a cabo y el difícil acceso a la tecnología, también dan la pauta de este fenómeno.

Las proyecciones mundiales de consumo de alimentos y energía coinciden en que, de continuar este proceso de expansión y crecimiento mundial, sobretodo en las economías emergentes, la demanda crecerá exponencialmente.

Así pues, para insertar a los países de América Latina dentro del contexto mundial como abastecedores naturales y confiables de alimentos, en este caso los productos avícolas, será necesario hacerlo bajo una planificación estratégica integral, con una visión superadora, y que involucre a los diferentes actores en juego. Dentro de este modelo, las negociaciones internacionales se conforman como una herramienta clave en el proceso de acceso y consolidación dentro de los mercados.

El mercado mundial de pollo

Desde el año 2000, la producción mundial de carnes (vacuna, porcina, de pollo y de pavo) se incrementó en 27 millones de toneladas. Este crecimiento fue mayoritariamente ocupado por la carne de cerdo, sector que, a diferencia del avícola y vacuno, no sufrió crisis sanitaria grave.

No obstante esto, la carne de pollo viene paulatinamente incrementando su participación sobre el total, ya que viene creciendo a una tasa del 5% anual, frente al 3% de la carne porcina y el 1% de la vacuna.

Este crecimiento, encuentra su fuerza de tracción sobre la base de la preferencia del consumidor por un tipo de carne atractiva en términos de su relación precio-inocuidad y aportes nutritivos con respecto al resto de las carnes. Este consumidor, a pesar de tener diferentes tradiciones culinarias, de dieta, religiosas; a pesar de pertenecer a ciudades desarrolladas, en desarrollo, zonas rurales o metropolitanas, orientales u occidentales, ha sabido reconocer en la carne aviar un producto que se adapta a sus preferencias. De no haber sido por la aparición de casos de pollos infectados con influenza aviar altamente patógena dentro de los principales mercados consumidores, el efecto hubiera sido aun mayor.

Si observamos los niveles de consumo por país, podemos decir que prácticamente todos los países incrementaron su consumo de carne de pollo en estos últimos 10 años.

Sin embargo, es importante remarcar que, exceptuando a los Estados Unidos, las mayores tasas de crecimiento en el consumo de esta carne, se registraron en economías emergentes. Si tomamos como referencia los países que consumen más de 1 millón de toneladas por año, y el año 1995 como año base, Brasil, Rusia, Argentina, México, Sudáfrica, Arabia Saudita duplicaron el consumo, India lo cuadriplicó y China lo incrementó en 3 millones de toneladas. Los consumidores de estos mercados emergentes, son los que el día de mañana traccionarán la demanda y sentarán las bases de las preferencias.

El hecho de que el crecimiento en la demanda tenga como origen, principalmente los países en desarrollo, nos dan la pauta del enorme potencial de sostenimiento de cara al futuro. Esto es así, si tenemos en cuenta el sostenido proceso de crecimiento por el cual están transitando estos países, que permite día a día incorporar nuevos consumidores al mercado que antes estaban excluidos. Y, como bien sabemos, en cuanto sube el poder adquisitivo en los países en desarrollo, esto se traduce en una mayor demanda de proteínas animales; posicionándose la carne de pollo como alternativa comparativamente atractiva.

El rol de los países latinoamericanos

El posicionamiento de los países latinoamericanos dentro del mercado mundial de carne de pollo se encuentra fuertemente determinado por Brasil. Si tenemos en cuenta la relación entre producción-consumo-exportación, y su vertiginoso crecimiento en los últimos años, podemos decir que Brasil es el principal actor dentro de la oferta mundial de carne de ave.

Brasil produjo en 2007 un volumen en torno a las 9,8 millones de toneladas de carne de pollo, un poco más que el doble que hace 10 años. Durante ese período, el nivel de consumo interno también se duplicó, alcanzando las 7 millones de toneladas.

A título ilustrativo, en 1997 Brasil exportaba 650 mil toneladas por un valor de 884 millones de dólares a 36 países en el mundo. Para el 2006, el volumen exportado fue de 2,7 millones de toneladas, por un valor de 3,2 millones de dólares, con destino de más de 110 países. Estos datos nos dan la pauta del grado de inserción del pollo brasileño dentro de los países consumidores e importadores.

Los otros dos mercados relevantes en América Latina son Argentina, y en menor medida Chile. La Argentina es el octavo productor mundial de carne de pollo (participando con el 2,1% del total), noveno consumidor (participando del 2%) y sexto dentro de los países exportadores (participando con el 1,6 del total ofertado) para el año 2006.

Hasta el año 2001, la Argentina no superaba las 20 mil toneladas de exportaciones de carne de pollo. Durante ese año, las exportaciones argentinas alcanzaron su valor más alto: casi 18 millones de dólares (valor resultante de las compras desde solo 15 mercados).

Después de solamente cinco años, la Argentina pasó a exportar casi 110 mil toneladas de carne de pollo, distribuidas en 80 mercados distribuidas en los cinco continentes, por valor de 120 millones de dólares aproximadamente.

El haber tomado como referencia el año 1997, en el caso de Brasil, y el 2001, en el caso de la Argentina, se funda sobre el hecho de que fueron los años anteriores a que ambos países devaluaran sus monedas (Brasil devaluó su moneda a principios de 1999 y Argentina, a principios de 2002), factor determinante sobre el cual se sustenta el proceso de expansión. Esos cinco años que separan a Brasil de la Argentina, es uno de los motivos por el cual existe tanta diferencia entre un proceso y el otro.

En el caso de Chile, durante el año 2000, se exportaba 14 mil toneladas a 19 mercados, por un valor de 16 millones de dólares. En el 2006 se exportaron 63,5 miles de toneladas distribuidas en 21 países, por un valor de 115,8 millones de dólares. Aquí no tuvieron en cuenta los cambios en la cotización de su moneda, sino las mejoras sustanciales en los niveles de acceso a los principales mercados consumidores, principalmente, la Unión Europea, el NAFTA y Japón.

La región participa hoy con más del 40% de las exportaciones mundiales de carne de pollo, volumen que la posiciona como abastecedora principal de este producto.

Sin tomar a los países de América Latina, solamente Estados Unidos, la Unión Europea y Tailandia poseen hoy volúmenes estructuralmente superavitarios para atender a esta demanda. Sin embargo, estos mercados están en jaque a causa de dos factores: la multiplicación de focos de influenza aviar y la dificultad en el acceso a los insumos básicos que componen la alimentación y estructura de costos de la producción avícola, especialmente el maíz y la soja, por la demanda impulsada desde la industria de los biocombustibles.

De esta forma, es evidente que aquellos países con las condiciones aptas para responder al escenario futuro son Brasil y la Argentina. En estos países, la transformación de proteínas vegetales en animales es una condición tradicional, y su potencial expansión, tanto agrícola como pecuaria, un proceso lógico y natural.

Negociaciones internacionales

Como es de común conocimiento, una de las claves para acceder y posicionarse en los diferentes mercados, consiste en ofrecer un producto que se adecue a los requisitos de calidad y seguridad que son exigidos por la demanda, a un precio competitivo.

La calidad y sanidad de los animales y de los productos alimenticios derivados de estos son variables dinámicas, en constante evolución. Tanto el avance científico, las preferencias de los consumidores, como el surgimiento de nuevas enfermedades (o nuevos subtipos), hace que cada sector, cada grupo de animales, cada producto derivado, en cada país, deba día a día adecuarse para alcanzar o mantener los estándares de calidad y/o el status sanitario requeridos por la demanda.

Dentro de esta realidad, y en especial dentro del sector avícola, las negociaciones internacionales se posicionan como una herramienta clave en lo que respecta a la reducción de los márgenes de incertidumbre y discrecionalidad, como también para aumentar la previsibilidad de los mercados y flujos comerciales. Lejos de conformarse como un sistema único y limitado, las negociaciones internacionales entre países se pueden subdividir según alcance y modalidad. En este sentido, y como principales categorías tenemos a las negociaciones que se desarrollan a nivel multilateral, las regionales y las que se dan entre dos países, que se conocen como las bilaterales.

Las negociaciones multilaterales

Las negociaciones internacionales fueron adquiriendo mayor énfasis e interés a partir del fin de la II Guerra Mundial. La entrada en vigor de la Organización Mundial del Comercio (año 1995); sistema de normas avocado al logro de una competencia libre, leal y sin distorsiones.

En reuniones posteriores se discutieron los puntos centrales del acuerdo. Se realiza en Doha, Qatar, a fines del 2001, la IV Reunión Ministerial de la OMC, en la cual se lanza una nueva Ronda de Negociaciones Multilaterales, sobre la base de un documento de compromiso.

En la Declaración, los gobiernos miembros se comprometen a celebrar negociaciones globales encaminadas a, entre otros:

No obstante estos importantes compromisos alcanzados, las repercusiones del proceso multilateral de negociaciones en los mercados agrícolas mundiales son aún escasas a corto plazo. El proteccionismo, en su versión tradicional o en otras más modernas, continúa siendo el fundamento de las principales políticas comerciales, sobretodo de los países desarrollados.

Las negociaciones regionales

En paralelo al avance y evolución en las negociaciones multilaterales, se ha dado la consolidación de bloques regionales. Estos bloques, en principio, responden a una realidad geográfica e histórica: Los países que conforman la Unión Europea, el NAFTA, el Acuerdo APEC o el MERCOSUR, son todos vecinos que forman parte de una misma región y comparten realidades similares.

La integración de países vecinos a través de bloques, siendo cual fuere el nivel de integración, ha permitido reducir los márgenes de incertidumbre. Los acuerdos comerciales regionales pueden complementar el sistema multilateral de comercio, contribuir a construirlo y reforzarlo. Sin embargo, por su propia naturaleza son discriminatorios y se apartan del principio Nación Mas Favorecida, piedra angular del sistema multilateral de comercio.

Las negociaciones bilaterales

A más de 10 años de creada la Organización Mundial del Comercio, los avances mas significativos en materia de mejora de las condiciones de acceso a los mercados se han alcanzado dentro del ámbito de las negociaciones regionales y bilaterales.

Algunos ejemplos de estos acuerdos lo conforman, los tratados firmados entre Estados Unidos con Chile, Perú, Colombia, Panamá o la República Dominicana; o los que firmó la Unión Europea con Chile o México.

Para países en desarrollo, como los latinoamericanos, en donde no siempre es fácil llevar estas injusticias al ámbito de solución de controversias de la OMC, la negociación bilateral se erige como una herramienta posible para el alcance de resultados concretos.

Chile es un ejemplo en la región en lo que respecta a la celebración de tratados de libre comercio dentro del ámbito bilateral. Este país hoy posee acceso preferencial para una amplia gama de bienes y servicios con las principales potencias mundiales: la UE, los Estados Unidos y Japón, entre otros.

Esta herramienta no solo le permite a Chile tener un acceso preferencial, sino también la posibilidad de discutir en un marco de institucionalidad y previsibilidad, cualquier conflicto comercial.

Medidas que impactan el comercio

Los principales mercados consumidores de carne de pollo son también importante productores. Aún en aquellos mercados cuyo consumo es netamente superior a su producción interna, suelen ser reticentes en cuanto a liberar el ingreso de carne de pollo desde mercados más competitivos.

Rusia, principal importador mundial, controla el ingreso de este producto vía un cupo o cuota fijo predeterminado. La UE-27 ha establecido un cupo para el ingreso de carne de pollo salada de determinados países que limita el acceso a ese mercado. Arabia Saudita dispone de un sistema de ayudas y apoyos internos a la producción a modo de fomentar la competitividad interna del producto. México posee limitantes para importar carne de pollo desde mercados extra-NAFTA. China utiliza un sistema de precios de referencia para evitar que la mercadería ingrese a ese país a un precio que afecte la industria interna.

Los países que conforman el MERCOSUR, al no poseer acuerdos comerciales con ninguno de estos mercados, carecen de herramientas sólidas para la negociación de una mejora en los términos de acceso y trato preferencial.

Sin embargo, como se mencionó es posible alcanzar resultados concretos para productos determinados dentro del ámbito de la discusión bilateral. Pero, para ello, y aún en ausencia de acuerdo comercial o tratado de libre comercio, es preciso formar un cuerpo negociador sólido y multidisciplinario que conozca el mercado de ese país y los mejores medios para hacer expresar los intereses.

Comentarios finales

Los cambios producidos en la demanda, principalmente por el ingreso de China y la India como fuerza de tracción que, sumados al resto de las economías emergentes, como por ejemplo, Rusia, México, Arabia Saudita y la India conforman lo que serán los nuevos grandes centros de consumo mundial.

A su vez, las proyecciones indican que el consumo y comercio mundial continuará el proceso de crecimiento en el corto y mediano plazo.

Los países de la región, en especial Brasil y la Argentina poseen las ventajas comparativas necesarias para incrementar el nivel de producción y consolidarse como principales abastecedores.

Sin embargo, la región posee serias limitantes y desafíos que amenazan con interrumpir este natural proceso. Los factores limitantes son bien conocidos por todos nosotros: el acceso a la energía, la necesidad de nuevas inversiones, créditos y tecnologías. Todo esto, enmarcado en la incertidumbre institucional intrínseca e histórica que invaden a los países de la región, que implantan un manto de dudas hacia la concreción de una idea de desarrollo sostenible.

Es imposible pensar en el fortalecimiento y consolidación de los países de la región como abastecedores confiables mundiales de alimentos sin una visión y planificación regional.

En el caso de la carne de pollo, producto de enorme potencial para la región, y el tema que nos ocupa, que son las negociaciones internacionales, es evidente que si queremos captar la demanda actual y futura, deberemos actuar en conjunto sobre la base de la complementación y no sobre la superposición.

Todos sabemos que es imposible de posicionar a una región sino se comparte una misma visión, reconociendo que es posible trabajar sobre la complementariedad y no sobre la superposición.  --Abreviación de la conferencia presentada durante el XX Congreso Latinoamericano de Avicultura, Porto Alegre, Brasil, 2007.

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