Durante su presentación en el Seminario Avícola en español de la IPPE sobre “Miopatías de la pechuga de pollo”, el doctor Alejandro Corzo, de Aviagen, habló desde el punto de vista histórico sobre cómo se han ido resolviendo los diferentes desafíos, que han pasado desde problemas en las patas, ascitis y ahora las miopatías, entre otras.
Con referencia a las miopatías de la pechuga de pollo, cobraron importancia a partir de 2012, por lo que Aviagen se abocó a usar la selección genética contra estas.
Las miopatías de la pechuga son tres:
- estrías blancas (white striping en inglés)
- espagueti (stringy spongy en inglés)
- pechuga de madera (wooden breast en inglés)
La pechuga de madera es la más común. En esta, las fibras musculares presentan grandes variaciones en las que hay fibras hipercontraídas y tejido conectivo que le da la característica dureza, además de baja vascularización, entre otras.
Aunque no representa un problema de salud pública, sí lo es de calidad de la carne.
Para solucionar este problema, ha habido varias estrategias. Una de ellas es hacer selecciones en planta de procesamiento, selección de hermanos y hermanas de los buenos pedigrís, que implica evaluaciones táctiles y cuantitativas con equipos. También se hacen selecciones de animales vivos por palpación en el pectoral mayor para detectar los diferentes niveles de miopatías y evaluar la firmeza de la pechuga.
No obstante, lo candidatos seleccionados tienen que seguir siendo buenos en conversión alimenticia y demás características.
¿Cuándo se verán los cambios?
Corzo aclara que no va a bajar a cero el problema de las miopatías de la pechuga, pero que a mediados de este 2018 se prevé que haya una reducción de entre el 10 y el 15 por ciento, y luego una reducción un poco más gradual entre cuatro y seis años más.
Otras evaluaciones y estrategias
Corzo explicó que Aviagen ha hecho una serie de evaluaciones. Han detectado que se presenta más pechuga de madera conforme va creciendo el ave. Es decir, mientras más tarda en llegar el pollo al matadero, es más probable que haya más pechuga de madera.
De esta forma, mientras llega el mejoramiento genético, mencionó las siguientes estrategias que han estudiado para ayudar a solucionar el problema:
- Restricción cuantitativa: con una restricción del cinco por ciento y el 10 por ciento del alimento respecto al día anterior de consumo voluntario, disminuye ligeramente la ganancia, pero se reducen entre 43 y 57 por ciento de las miopatías. Cuando probaron una restricción del cinco por ciento en iniciación y luego dejaron el consumo a voluntad, empeoró la incidencia.
- Restricción cualitativa: disminuyeron la lisina digestible en diferentes fases, pero los demás aminoácidos quedaron igual. La restricción de lisina hizo que disminuyera las estrías blancas.
- Suplementación de antioxidantes: la suplementación de grasas oxidadas con antioxidantes como la etoxiquina, vitamina C y E, y etoxiqina + vitamina C y E hizo que se redujeran las miopatías casi a la mitad, solos y en conjunto. Por otro lado, la grasa oxidada aumentó la incidencia de pechuga de madera.
- Fitasa: las diferentes dosificaciones de esta enzima dieron una respuesta numérica muy leve. Con la superdosis de fitasa no se observaron incrementos de pechuga de madera, aunque no hubo mejoras. En otros estudios sí hubo diferencias significativas a favor de la fitasa. Aparentemente, el inositol puede actuar a nivel del músculo de la pechuga.
- Otros compuestos: han estudiado el ácido guanidinoacético, la relación de arginina:lisina, variaciones en los programas anticoccidianos, selenio y minerales orgánicos, pero sin resultados concluyentes.
