Avícolas, ¿hora de retomar liderazgo en la industria?

Algunas señales viene dando la avicultura latinoamericana que hacen pensar en un paulatino viraje respecto a su habitual posición reticente sobre el bienestar animal de pollos y ponedoras.

Andrea Gantz
Andrea Gantz

Algunas señales viene dando la avicultura latinoamericana que hacen pensar en un paulatino viraje respecto a su habitual posición reticente sobre el bienestar animal de pollos y ponedoras.

Hace poco informábamos de la convocatoria hecha por gremios y autoridades brasileñas en el rubro avícola, con el fin de producir de manera concertada un manual de buenas prácticas que esté acorde con el llamado “trato ético de los animales”.

Con seguridad, esa futura hoja de ruta terminará incluyendo la muy polémica tendencia de los huevos de gallinas libres de jaula. Si eso pasa en el mayor productor avícola del continente y uno de los más grandes del mundo, parece ser que la nueva lógica del mercado – así a muchos nos parezca ilógica y marginal, como lo hemos manifestado en otras ocasiones – terminará imponiéndose también por estos lares.

Y no será nada nuevo, en realidad. Todos sabemos que el huevo blanco y el marrón tienen las mismas cualidades nutricionales, producirlos cuesta lo mismo, pero igual nos amoldamos a la “ilógica del mercado” y por eso criamos gallinas que pongan esos huevos, ya que así los pide el consumidor y hasta paga un poco más por ellos.

Incluso sabemos que el color de la yema tampoco hace diferencia, es un gusto o un capricho ilógico, pero igual se ha creado toda una industria de pigmentos y suplementos. Hasta en mi país hay una empresa productora de huevos que los promociona como “Los de la yema roja”. Es el mercado y su ilógica lógica.

Y las señales que vienen de Brasil, con toda su audacia, no son únicas. Ojeando los contenidos en encuentros avícolas en Colombia, como el que esta semana se cumple en Cali y el que en agosto se hará en Medellín, se toca abiertamente la exigencia de bienestar animal que hoy hace el mercado como una preocupación central y no anecdótica.

¿No será hora de dejar de dar pataleos y entender que estamos ante una nueva “ilógica” del mercado que debemos atender? Si seguimos “en modo negación”, el liderazgo sobre el futuro de la industria se lo dejaremos a otros, con seguridad bien intencionados, pero que no saben lo que nosotros sabemos. ¿Será eso lógico?

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