El peso del bienestar animal en la gestión corporativa de las avícolas colombianas, de alguna manera va ganando protagonismo; e incluso, ha trascendido hasta el ámbito de la defensa legal de aquellas marcas que de tiempo atrás o recientemente han visto en este modelo productivo un diferenciador poderoso en términos comerciales.
Trascendieron en los últimos días por lo menos dos episodios de estas disputas ante la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia (SIC). El primero involucra a Avisin, compañía bumanguesa dedicada a la producción de huevos bajo la marca San Pío, y a la bogotana Santa Reyes, que años atrás pegó primero en eso de los eslóganes pegajosos con su propuesta registrada de “huevos de gallinas felices”, pese a que su producción libre de jaula no es mayoritaria.
Pues bien, resulta que la SIC acogió la petición de Avisin para su nuevo lema “Huevos San Pío, un milagro todos los días”, pese a que Santa Reyes se opuso porque a su juicio copiaba los colores y diseños de su imagen de “gallinas felices”. En algún momento Incubadora Santander (Huevos Kikes) también objetó, pero por motivos distintos al bienestar (casi toda su producción es en batería de jaulas) y terminó desistiendo del pleito.
Esa confrontación se prolongó por más de un año y acaba de ser resuelta como indiqué. Sin embargo, la otra pelea está apenas empezando: Nutriavícola (Huevos Oro), la mayor productora de huevos libres de jaula del país y considerada una de las cuatro primeras en volumen general, está tratando de registrarse literalmente como “la marca del bienestar”, agregando esa frase a su actual de “huevos de gallinas buena vida”.
A eso se presentó una feroz oposición por parte de productores de huevos con baterías, quienes alegaron principalmente que si la SIC concede tal lema, explícitamente se estaría señalando al resto del sector como los del “no bienestar”. Desde la SIC comentaron que, al parecer, el gremio avícola colombiano ha metido basa a favor de los opositores, y que Nutriavícola tiene hasta septiembre para responder esos cuestionamientos, lo que se espera suceda apoyándose en jurisprudencia colombiana sobre el trato ético a los animales.
Pueda ser que entre tanto tire y afloje no se termine rompiendo el cascarón de la unidad avícola colombiana, por lo menos en cuanto a los productores industriales de huevo. No parecería tan frágil, pero a falta de normatividad clara en el tema, es ahora “la pasión del bienestar” y de los negocios la que manda.
