Se cosechan decisiones con las cifras que se siembran

Desde hace más de dos décadas, Industria Avícola de WATT Publishing se ha dado a la tarea de publicar, año con año, las estadísticas de producción avícola de cada país, así como las cifras de las empresas líderes de toda Latinoamérica. Esta no es una tarea fácil: en el caso de la información de las parvadas nacionales, algunos países y sus asociaciones de productores llevan una cuenta minuciosa e impresionante de lo que el país produce, pero en otros es imprecisa o parcial.

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Creo que a todos nos queda claro que las estadísticas y las cifras no siempre dicen la verdad, ni reflejan la realidad de un sector o de una situación. Empero, representan para todos una base, un punto de partida para la toma de decisiones, para dirigir el rumbo, para conocernos y conocer a otros, para saber dónde nos encontramos y dónde están los demás.

Desde hace más de dos décadas, Industria Avícola de WATT Publishing se ha dado a la tarea de publicar, año con año, las estadísticas de producción avícola de cada país, así como las cifras de las empresas líderes de toda Latinoamérica. Esta no es una tarea fácil: en el caso de la información de las parvadas nacionales, algunos países y sus asociaciones de productores llevan una cuenta minuciosa e impresionante de lo que el país produce, pero en otros es imprecisa o parcial. Esto, aunado a la dificultad de obtener dicha información, ya sea por Internet o directamente en las asociaciones, dependencias gubernamentales o embajadas, nos lleva al extremo de dejar los mismos números del año anterior o de investigar por otros medios.

Las empresas líderes y la responsabilidad de la información   

Es interesante hacer notar que este año la cosecha de información de la producción avícola nos costó mucho trabajo. Cuando llegamos al punto de la difusión de la información, de compartir números para compararse y ser comparados, es ahí donde las miradas voltean al infinito, como cuando la maestra indagaba en clase quien quería contestar tal o cual pregunta y todos mirábamos hacia otro lado, con la idea de que no nos fuera tocar responder.

Este es mi segundo año como redactor de la revista, y después de haber publicado las estadísticas de las empresas avícolas líderes de Latinoamérica del año pasado, y de ver el impacto que tienen, en primer lugar me llenó de satisfacción ver que nuestro trabajo es de gran utilidad, pero en segundo lugar, tengo que admitirlo, me invadió el pánico. Los avicultores, empresarios, académicos e investigadores usan nuestros datos para tomar decisiones. Infinidad de empresas lo hacen, incluso instituciones financieras. ¡Qué gran responsabilidad! Es como habernos convertido en el lugar “oficial” de las estadísticas avícolas de Latinoamérica. En WATT nos damos a la tarea de brindarle a nuestros lectores información veraz. No obstante, vale la pena mencionar que la veracidad es tan válida como los mismos números proporcionados. Por desgracia nos podemos enfrentar a cifras erróneas o descuidadas, o simplemente a la falta de respuesta a nuestra solicitud.

El número más leído del año   

No solamente nuestras estadísticas lo dicen, sino también nuestros lectores y la cantidad de solicitudes de información que recibimos por correo electrónico: el número de Industria Avícola de enero es el más leído. ¿Por qué? Porque todo mundo quiere ver los cuadros comparativos. Todos queremos ver en cuánto ha aumentado Brasil o Perú su producción. Todos queremos saber si la compra de la empresa X hizo que se mantuviera o aumentara la cantidad de pollos, o cómo cambiaron los rankings con respecto a los demás. Porque todos queremos tomar decisiones con base en lo publicado. Por eso considero positivo que compartamos información.

La cultura latina   

Voy a hacer una comparación para autoanalizarnos (sí, las comparaciones a veces son odiosas). En otras culturas, las empresas o gremios no tienen empacho en decir o en compartir con los demás lo que producen, o incluso lo que facturan. En nuestra cultura latina este no es el caso, y mucho menos la norma. No sé a qué se deba. Quizás sea por inseguridad en uno mismo, quizás sea una herencia española proveniente de los 800 años de dominación árabe, del gusto de encerrarnos en nuestros propios y bellos patios interiores, como el de los Arrayanes en la Alhambra de Granada. O quizás sea porque la mayor parte de las empresas avícolas aún son del tipo familiar, en comparación con los grandes conglomerados de otros países que cotizan en la bolsa, y que por lo tanto se abren al exterior. Cualquiera que sea la explicación, debemos estar concientes de las implicaciones de esto.

¿Qué cosecharemos?   

Esperamos todos con ansias el número de enero para ver qué sacamos. Pero para cosechar hay que sembrar, abonar, cuidar, es decir, participar, para no enfrentarnos a una base de datos que no pueda ser punto de referencia.

Quizás debemos sacudirnos atavismos, ver lo bueno en lo que nos pueda parecer malo o inadecuado, y de verdad, insertarnos en el mundo global. Hoy en día, el mundo intercambia información, sobre todo ahora en la época de la comunicación omnipresente.

De esta manera, si usted lector, ve algún dato que se pueda actualizar, por favor póngase en contacto conmigo en esta dirección: [email protected]. Usted puede ayudarnos en esta gran tarea. Muchas gracias anticipadas.

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