Investigación del producto avícola A, B o C

Hace unos meses, en octubre del año pasado durante el XV congreso bienal de la Asociación Mexicana de Especialistas en Nutrición Animal en Ixtapa, Gro., México, se presentaron muchos trabajos de investigación hechos por investigadores mexicanos y extranjeros. En esta ocasión, como en muchas otras, predominó la participación de las empresas y las instituciones académicas y de investigación, o hasta los mismos centros de desarrollo de las empresas, contrario a lo que hace muchos años sucedía, cuando casi en exclusiva se presentaban trabajos de instituciones y universidades.

Ruiz B 90x90 Headshot

Hace unos meses, en octubre del año pasado durante el XV congreso bienal de la Asociación Mexicana de Especialistas en Nutrición Animal en Ixtapa, Gro., México, se presentaron muchos trabajos de investigación hechos por investigadores mexicanos y extranjeros. En esta ocasión, como en muchas otras, predominó la participación de las empresas y las instituciones académicas y de investigación, o hasta los mismos centros de desarrollo de las empresas, contrario a lo que hace muchos años sucedía, cuando casi en exclusiva se presentaban trabajos de instituciones y universidades.

Investigación práctica 

En algunos de los descansos, o quizás en la exposición comercial estuve conversando con mi colega costarricense, el Dr. Jorge Castro quien me comentaba sobre el desacierto tan grande que es cuando se presentan resultados de trabajos de investigación en congresos y conferencias sobre los efectos de un producto de tipo práctico sobre determinada variable de la producción, y que en lugar de hablar de los productos en sí mismos, ya sea marcas comerciales o principios activos, se mencionan por ejemplo simplemente producto A, producto B y producto C. Y comentábamos que es un desacierto, porque hablar del producto X, Y o Z es como hablar de algo inexistente, algo que puede ser engañoso, que nos puede llevar a malas interpretaciones o a errores, o en el mejor de los casos a regresar al punto de partida, como si nada se hubiera hecho o nada hubiera pasado.

Me parece que es un buen tema de discusión que debemos abordar.

Lo pongo o no lo pongo 

La decisión de no poner los nombres del los productos puede tener varias razones. La primera es no sentirse ligado a una marca comercial, ser totalmente independiente de ella, en pocas palabras, ser todo un investigador profesional que no se deja comprar. Hay mucho de cierto en esto, pero lo cierto es que cuando se es profesional y honrado, la mención de marcas no demerita ni aniquila el trabajo ni al investigador. En una época en la que se pide transparencia a las organizaciones o a los gobiernos, tanto en el manejo de fondos financieros como en la toma de decisiones, ¿no sería congruente que también lo hiciéramos nosotros en este aspecto que aquí ponemos en la mesa?

La otra razón puede ser que la empresa que patrocina la investigación no quiera que se sepa cómo actúa su producto. Seguramente, si resulta ser mejor que los otros productos, quizás accedería, pero si no es así, entonces sí que preferiría no mostrar nombres. O a lo mejor es un producto nuevo y teme que se entere la competencia. Entonces, en tal caso, es mejor simplemente no presentar nada en el congreso y guardarse los resultados para una mejor ocasión.

Toma de decisiones 

La pregunta que surge es entonces: ¿cómo puedo tomar la decisión de probar o de usar el producto X o Z, si no sé cuál es cuál? Creo que es aquí donde nos acercamos a un gran vacío y donde podemos ver lo inútil de una información de este tipo. Sería mucho mejor para el usuario saber a ciencia cierta qué producto es mejor o peor, y para el fabricante, por mucho que duela la verdad, saber dónde se encuentra y cuál es el camino a seguir para mejorar el producto. Claro que es fácil decir esto, pero no así hacerlo.

Las odiosas comparaciones 

Tengo que reconocer que en mis primeros contactos con la cultura estadounidense, entraba yo en shock cuando veía en la televisión publicidad con comparaciones de productos en la que se mencionaban las marcas directamente sin ningún recato. Pero a la vez me parecía de una tremenda valentía y me daba cuenta que me atraía más la atención, ¡incluso a ambos productos!, el “bueno” y el “malo”.

No debemos tener miedo a ser directos, siempre y cuando nos asista la razón, la congruencia, el respeto a los demás y la tolerancia para cuando nos toque estar del otro lado. Estos son valores que, sin importar las comparaciones que hagamos, debemos respetar y cumplir.

Ya se ve en algunos supermercados, como Walmart, que empiezan a comparar precios con otras cadenas. Ponen dos carritos de supermercado llenos de los mismos productos y con un ticket de compra de ambas cadenas para ver los precios de cada producto y el total. Buena manera de enseñarle al consumidor quién es quién.

Otra fuerte razón 

Otra razón de peso para no mencionar nombres es no hacer publicidad gratis, la cual es bastante poderosa como para tomar la decisión de no mencionar nombres comerciales.

En fin, como en todo hay motivos de ambos lados de la moneda que son válidos, pero me pareció una buena idea ponerlo en la mesa de discusión, de manera que quede abierta para todos.

Page 1 of 55
Next Page