Preocupación de los fabricantes de alimentos balanceados de México por el nuevo reglamento

Luego de 5 años de que el Congreso aprobara la Ley Federal de Sanidad Animal, finalmente fue publicado su Reglamento en agosto pasado. De acuerdo con el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados, Conafab, dicho Reglamento se publicó en una circunstancia que nadie esperaba y que muchos tenían la esperanza de que jamás viera la luz.

Luego de 5 años de que el Congreso aprobara la Ley Federal de Sanidad Animal, finalmente fue publicado su Reglamento en agosto pasado. De acuerdo con el Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados, Conafab, dicho Reglamento se publicó en una circunstancia que nadie esperaba y que muchos tenían la esperanza de que jamás viera la luz.

Los instrumentos al alcance de las personas y empresas sujetos al cumplimiento, no alcanzaron para modificar sustancialmente sus términos, ya que desde aquel entonces el proyecto publicado en Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, recibió una cantidad importante de observaciones que no fueron atendidas.

El Reglamento, tan amplio como la misma Ley, contiene disposiciones que abarcan muchos sectores de la actividad pecuaria y la evaluación del documento en su conjunto es un trabajo extenso y complicado por las implicaciones jurídicas, técnicas y operativas que implica.

Aunque este documento es sólo la reglamentación de cada artículo de la Ley, existe un amplio margen para aterrizar las disposiciones establecidas y en ese sentido han sido las veces de alerta en todos los sectores de la cadena productiva pecuaria.

En general, para Conafab es casi imposible el cabal cumplimiento de todas las disposiciones a que obliga el documento por lo menos en lo inmediato, ya sea porque no existe aún la infraestructura regulatoria, o bien porque no hay la capacidad de los particulares para cumplir o las autoridades para hacerlo cumplir. Basta como ejemplo las certificaciones de buenas prácticas de manufactura, las buenas prácticas pecuarias o la movilización de productos regulados en los que se tendrá que trabajar y para lo cual deberán pasar meses y probablemente años. Por tal motivo, tanto las industrias involucradas como Senasica, han venido revisando conjuntamente todas las disposiciones de reglamento a fin de construir acuerdos que permitan de manera menos complicada su aplicación.

Para la industria alimenticia animal existen preocupaciones asociadas a la renovación de los registros cada lustro, la aprobación de los laboratorios de control de calidad y por supuesto el tratamiento que se le dé a la producción de alimento de productores integrados.

Existe un riesgo importante para todas las partes involucradas: a nadie conviene que la aplicación parcial de las disposiciones abra la puerta a la discrecionalidad y la corrupción, lo que sin duda es altamente probable, de no tomarse las medidas necesarias para evitarlo y los acuerdos parciales que se alcancen entre industria y Senasica serán fundamentales para esta labor.

En este sentido quizá uno de los puntos de mayor relevancia es el que tiene que ver con la prudencia para establecer los plazos y criterios en el cumplimiento pleno del Reglamento.

En caso de que se alcancen acuerdos basados en las posibilidades reales de cumplir y vigilar por parte de la industria y de Senasica respectivamente, ambas partes tendrán la posibilidad de establecer bases para una industria más competitiva que produzca alimentos inocuos para la población de México y más allá de nuestras fronteras.

En el contexto de una de las economías más abiertas del mundo, es necesario que el reglamento sea un instrumento para mejorar la competitividad y México pueda acceder a otros mercados aprovechando acuerdos comerciales, respaldado también en un estatus zoosanitario bien reconocido.

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