Se retira un ícono de la revista Industria Avícola

Durante 16 años, de 1978 a 1994, Bob Tuten fue editor de esta revista, Industria Avícola, aunque trabajó 35 años en WATT. Bob ha decidido retirarse, por lo que creo justo dedicarle estas líneas. Llevamos trabajando juntos algunos años en WATT, aunque en realidad su nombre me es conocido desde mis primeros años en la avicultura.

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Durante 16 años, de 1978 a 1994, Bob Tuten fue editor de esta revista, Industria Avícola, aunque trabajó 35 años en WATT. Bob ha decidido retirarse, por lo que creo justo dedicarle estas líneas. Llevamos trabajando juntos algunos años en WATT, aunque en realidad su nombre me es conocido desde mis primeros años en la avicultura.

Conversé con Bob para escribir este editorial. Quería oír de viva voz cuáles fueron sus experiencias en aquéllos años. Aunque conversamos por Skype, sin video, podía imaginar su cara de nostalgia. Me cuenta que siempre recibió una gran cooperación de las industrias latinoamericanas de pollo, huevo y pavo. "Sin esto, sin su guía, no habría yo tenido éxito", me comenta. "Excepto Honduras, Paraguay y Uruguay, estuve en todos los países". Bob iba a todas las reuniones de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA). Muchos de los artículos que escribió de visitas a granjas y empresas fueron gracias al apoyo de ALA. "A veces, se requería del trabajo de un año de anticipación para realizar los artículos", señala.

"Siempre fue bueno estar en contacto con los avicultores", comenta. Para ello, las comunicaciones era a través de telegramas y correo normal, además de los viajes. Tuvo la fortuna siempre de contar con el apoyo de Jorge Andrade, de Indiv, con quien viajó y conoció mucho.

Uno de los grandes aciertos de Bob fue la creación de nuestro Salón de la Fama de la Avicultura Latinoamericana en 1987. "Una de las bases del Salón fue nuestra independencia y neutralidad para escoger candidatos y ganadores" me comenta.

Me contó anécdotas de viajes a varios países, cuando en aquellas épocas había toda suerte de complicaciones. "Tuve experiencias en Latinoamérica que no me pudieron haber pasado en otro lado". Incluso, tomó un curso intensivo de español en un monasterio de Bolivia, aunque me dice que él no habla español, sino "pollo", y eso fue suficiente para llevar las riendas de la revista.

Finalmente, cierro esta nota de reconocimiento con estas palabras de Bob: "Siempre vi mi trabajo con el objetivo de servir a la industria avícola; me gustó siempre ser sus ojos y sus oídos".

¡Suerte Bob! 

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