El día 11 de agosto, de común acuerdo entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, se establecieron varias medidas para tratar de mitigar la avalancha de bienes de consumo que entran de contrabando al primero de estos dos países suramericanos. Una de esas decisiones tiene que ver con el cierre de todos los pasos fronterizos oficiales, por un mes, durante siete horas diarias, de las diez de la noche a las cinco de la mañana de la jornada siguiente.
En declaraciones hechas a Industria Avícola, el presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), Andrés Valencia Pinzón, señaló que “aunque es muy temprano para hacer un balance, pues apenas han pasado dos días de cierres nocturnos de frontera, ya observamos una gran disminución en el ingreso de carne de pollo y de pollo en pie, pues sabíamos que eso se presentaba porque lo veíamos cuando se tomaba esta misma decisión, como en los días de elecciones, por ejemplo”.
De acuerdo con el líder gremial, el grueso de este contrabando ingresa por vehículos automotores que, si bien no reúnen las condiciones higiénicas para el transporte de alimentos frescos, sí necesitan de las vías carreteables y de los pasos oficiales para movilizarse. “El uso de trochas informales o clandestinas, es más propio de otros productos, como granos, jabones y enlatados”.
Por su parte y del otro lado de la frontera, el jefe de la Región de Defensa Integral para los andes venezolanos, general Efraín Velasco Lugo, informó que en los primeros dos días de aplicación de las medidas anticontrabando se logró la incautación de más de siete toneladas de huevos, tres toneladas de azúcar, 15 mil litros de aceite comestible, cinco toneladas de carnes vacuna y tres toneladas de pollo; todas cantidades confiscadas en el puente internacional Simón Bolívar, que comunica Cúcuta (capital del departamento colombiano de Norte de Santander) con San Antonio (ciudad del estado venezolano del Táchira).
