La huella de carbón un desafío para la industria avícola

Para los países exportadores de productos avícolas de América Latina, la temática de la huella de carbón es cada vez más importante para poder ingresar a los exigentes mercados internacionales. Este tópico es clave para salvaguardar la comercialización latinoamericana en los mercados externos, ya que en Francia ha comenzado a regir desde este año la ley Grenelle II, la cual regula un tema que adquiere mayor relevancia a nivel mundial: la certificación de la huella de carbono.

Para los países exportadores de productos avícolas de América Latina, la temática de la huella de carbón es cada vez más importante para poder ingresar a los exigentes mercados internacionales.

Este tópico es clave para salvaguardar la comercialización latinoamericana en los mercados externos, ya que en Francia ha comenzado a regir desde este año la ley Grenelle II, la cual regula un tema que adquiere mayor relevancia a nivel mundial: la certificación de la huella de carbono.

Para cumplir con esta normativa ya existen en Latinoamérica entidades certificadoras a nivel internacional en la reducción de gases de efecto invernadero.   

Desde el inicio de la instrucción, los productos con mayor impacto ambiental -como los alimentos y derivados- deberán informar sobre las emisiones de gas de efecto invernadero que generó su elaboración y transporte.

En resumen a partir de esta regulación francesa, ningún producto alimenticio que no esté certificado con la “Huella de Carbono” se podrá exportar a ese país, por lo que los productores tendrán que cumplir con esta nueva traba paraarancelaria para entrar a los mercados europeos.

En el ámbito internacional, los países desarrollados están generando leyes que imponen la huella de carbono a los productos importados. Francia es el caso más reciente, y pronto continuarán otras economías de países desarrollados.

Es así como en EUA también hay señales: en el Congreso estadounidense se está discutiendo la idea que desde el 2020 se establezca la exigencia que los productos de importación que provengan de países que no tienen obligaciones de reducción de emisiones comparables a los de Estados Unidos, deban comprar compensaciones de reducción. Una iniciativa parecida se encuentra en el Parlamento Europeo.

Frente a la nueva normativa, en Latinoamérica, los productores avícolas chilenos realizaron un seminario abordando esta materia desde distintos enfoques sobre la determinación de la huella de carbono para la industria avícola y como una herramienta para el mejoramiento de la competitividad climática en las exportaciones chilenas.

En este seminario, el Sr. Jorge Urrutia presentó el tema "Huella de Carbono: Herramienta para el mejoramiento de la competitividad climática en las exportaciones chilenas”, en su conclusión final manifestó que para reducir emisiones de la huella de Carbón se debe considerar: aprovechar desechos generando nuevas líneas de productos; el transporte; rediseño de procesos; y mayor condicionamiento del uso de energéticos.

Un ejemplo tangible de cómo reducir la huella de carbón es el de la compañía avícola estadounidense Perdue. Durante el próximo verano estadunidense, en dos de las instalaciones de esta compañía se instalarán aproximadamente 11.000 paneles solares. Este será uno de los mayores sistemas solares de propiedad comercial en todo el Este de EUA. Esta empresa avícola ha llegado a un acuerdo por 15 años con Washington Gas Energy Services para adquirir la electricidad generada por los paneles solares a un precio garantizado.

Estos paneles solares generarán un promedio de 3.700 megavatios / hora de electricidad cada año. La compañía estima que la electricidad limpia de los paneles solares reducirá la huella de carbono de Perdue en 3.000 toneladas al año, el equivalente a la eliminación de las emisiones de gases de efecto invernadero de 1.363.800 litros de gasolina al año.

Sin duda, América Latina tendrá que tomar las medidas para cumplir con la normativa internacional que impone la nueva certificación de la “Huella de Carbono” a los alimentos que ingresen a sus fronteras, por lo que el sector avícola latinoamericano se está actualizando para adoptar e innovar en nuevas tecnologías que permitan penetrar y competir con sus productos en los estrictos mercados mundiales.  

Para los países exportadores de productos avícolas de América Latina, la temática de la huella de carbón es cada vez más importante para poder ingresar a los exigentes mercados internacionales.

Este tópico es clave para salvaguardar la comercialización latinoamericana en los mercados externos, ya que en Francia ha comenzado a regir desde este año la ley Grenelle II, la cual regula un tema que adquiere mayor relevancia a nivel mundial: la certificación de la huella de carbono.

Para cumplir con esta normativa ya existen en Latinoamérica entidades certificadoras a nivel internacional en la reducción de gases de efecto invernadero.   

Desde el inicio de la instrucción, los productos con mayor impacto ambiental -como los alimentos y derivados- deberán informar sobre las emisiones de gas de efecto invernadero que generó su elaboración y transporte.

En resumen a partir de esta regulación francesa, ningún producto alimenticio que no esté certificado con la “Huella de Carbono” se podrá exportar a ese país, por lo que los productores tendrán que cumplir con esta nueva traba paraarancelaria para entrar a los mercados europeos.

En el ámbito internacional, los países desarrollados están generando leyes que imponen la huella de carbono a los productos importados. Francia es el caso más reciente, y pronto continuarán otras economías de países desarrollados.

Es así como en EUA también hay señales: en el Congreso estadounidense se está discutiendo la idea que desde el 2020 se establezca la exigencia que los productos de importación que provengan de países que no tienen obligaciones de reducción de emisiones comparables a los de Estados Unidos, deban comprar compensaciones de reducción. Una iniciativa parecida se encuentra en el Parlamento Europeo.

Frente a la nueva normativa, en Latinoamérica, los productores avícolas chilenos realizaron un seminario abordando esta materia desde distintos enfoques sobre la determinación de la huella de carbono para la industria avícola y como una herramienta para el mejoramiento de la competitividad climática en las exportaciones chilenas.

En este seminario, el Sr. Jorge Urrutia presentó el tema "Huella de Carbono: Herramienta para el mejoramiento de la competitividad climática en las exportaciones chilenas”, en su conclusión final manifestó que para reducir emisiones de la huella de Carbón se debe considerar: aprovechar desechos generando nuevas líneas de productos; el transporte; rediseño de procesos; y mayor condicionamiento del uso de energéticos.

Un ejemplo tangible de cómo reducir la huella de carbón es el de la compañía avícola estadounidense Perdue. Durante el próximo verano estadunidense, en dos de las instalaciones de esta compañía se instalarán aproximadamente 11.000 paneles solares. Este será uno de los mayores sistemas solares de propiedad comercial en todo el Este de EUA. Esta empresa avícola ha llegado a un acuerdo por 15 años con Washington Gas Energy Services para adquirir la electricidad generada por los paneles solares a un precio garantizado.

Estos paneles solares generarán un promedio de 3.700 megavatios / hora de electricidad cada año. La compañía estima que la electricidad limpia de los paneles solares reducirá la huella de carbono de Perdue en 3.000 toneladas al año, el equivalente a la eliminación de las emisiones de gases de efecto invernadero de 1.363.800 litros de gasolina al año.

Sin duda, América Latina tendrá que tomar las medidas para cumplir con la normativa internacional que impone la nueva certificación de la “Huella de Carbono” a los alimentos que ingresen a sus fronteras, por lo que el sector avícola latinoamericano se está actualizando para adoptar e innovar en nuevas tecnologías que permitan penetrar y competir con sus productos en los estrictos mercados mundiales.  

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