Menos proteína, más huevo

El suministro de una dieta baja en proteína con respecto a una dieta alta en proteína durante la fase de crianza llevó a un menor rendimiento de pechuga y mayor cantidad de grasa abdominal, lo que resultó en mayor capacidad de eclosión (+1 por ciento) en la primera fase del periodo de producción. Los animales que recibieron la dieta baja en proteína durante el periodo de crianza presentaron un pico de producción menor, pero una producción significativamente más alta en la segunda mitad del período de postura. Eso llevó a 3.6 huevos más por gallina.

Foto cortesía de la Universidad de Wageningen, Holanda. | En las fases de crianza I y II recibieron en el alimento dos diferentes niveles de proteína bruta y aminoácidos.
Foto cortesía de la Universidad de Wageningen, Holanda. | En las fases de crianza I y II recibieron en el alimento dos diferentes niveles de proteína bruta y aminoácidos.

Bajo la influencia del mercado actual, la producción de pollos de engorde está enfocada a un mayor rendimiento de pechuga, con la consiguiente reducción en el índice de conversión, así como el aumento de la ganancia de peso. Este es un proceso que ha estado en marcha desde hace décadas, y por supuesto también ha llevado a implicaciones directas en las reproductoras pesadas que también tienen un mayor potencial de crecimiento y la tendencia a convertir en un alto rendimiento de pechuga, con menos grasa.

Desde el punto de vista productivo y reproductivo, no es deseable que la pechuga de las reproductoras en cuestión tenga poca reserva de grasa, una vez que esto conlleva a problemas reproductivos con efecto directo en la producción. De este modo, existe la expectativa de que una reproductora con una composición corporal con menos pechuga y más grasa en la fase de crianza tendrá un periodo más largo de postura.

Por lo tanto, el objetivo de esta investigación fue el de evaluar dos diferentes niveles de proteína bruta en el alimento balanceado de reproductoras pesadas durante el periodo de crianza (hasta las 22 semanas de edad) y los posibles efectos en los principales parámetros reproductivos y productivos durante el periodo de postura, entre las 22 y 60 semanas.

Metodología

Se llevó a cabo un ensayo en el instituto de investigación independiente Schothorst Feed Research en Lelystad (Holanda) en junio de 2012. Se utilizaron un total de 2880 pollitas de un día de edad de la estirpe Ross 308 Reproductoras Pesadas, que se distribuyeron en 36 jaulas en dos diferentes naves (18 jaulas/nave) con 80 animales por jaula. Durante el periodo de crianza, se sacaron del ensayo 10 pollitas por jaula (las más pequeñas y con algún problema) para que al inicio de la fase de postura (a las 22 semanas de edad) hubiesen 70 animales por jaula. A las 23 semanas, se alojaron ocho gallos por jaula y a las 27 semanas se redujo a cinco gallos por jaula. A las 34 y 36 semanas, un gallo por jaula fue sustituido por un nuevo gallo. El alimento balanceado se ofreció manualmente hasta las 15 semanas de edad y luego a través de un sistema automático. El agua se ofreció a través de un bebedero redondo en el suelo, que a las 11 semanas se acercó a los nidos. Para este experimento se utilizó un programa de luz estándar. Cada corral contenía dos bombillas fluorescentes con 5 lux durante la fase de crianza y 40 lux durante la fase de postura. Durante las dos primeras semanas de vida las pollitas recibieron una dieta iniciadora igual para todos los corrales y luego, en las fases de crianza I y II recibieron dos diferentes niveles de proteína bruta y aminoácidos (Tabla 1).

El contenido de proteína bruta y aminoácidos fue en promedio 16 por ciento inferior en el tratamiento con nivel bajo, en comparación el de nivel alto, mientras que los niveles de energía fueron iguales entre ambos tratamientos. Hasta el inicio de la postura (semana 22) se utilizaron cuatro fases de alimento balanceado: i) iniciador (0-2 semanas), ii) crianza I (2-6 semanas), iii) crianza II (6-15 semanas) y iv) prepostura (15-22 semanas). Durante todo el periodo de postura todas las gallinas recibieron el mismo alimento.

Resultados

Mayor consumo de alimento balanceado

Para ambos tratamientos, se objetivó que los animales tuviesen peso corporal similar a las 22 semanas, según lo recomendado por Aviagen-EPI. En este sentido, para los animales del tratamiento bajo en proteína, se ofreció mayor cantidad de alimento que aquellos del tratamiento alto en proteína. De este modo, la cantidad de alimento diario ofrecido a los animales del grupo proteína bruta baja fue un 12.8 por ciento mayor que el grupo proteína bruta alta. Eso se debió a que los animales del grupo de proteína bruta baja tuvieron una alta ingestión de energía, lo que redujo el consumo de alimento y llevó a una baja ingestión de proteína.

Más grasa abdominal

Los animales que recibieron la dieta baja en proteína presentaron más grasa abdominal y menos pechuga. A las 22 semanas de edad, se sacó un animal de cada corral para la determinación de la cantidad de pechuga y grasa abdominal. Los animales alimentados con la dieta baja en proteína bruta tuvieron menor porcentaje de pechuga (17.4 contra 20.2 por ciento) y más grasa abdominal (1.3 contra 0.7 por ciento), es decir, casi el doble de grasa abdominal. Eso ocurre como consecuencia de las diferentes cantidades ingeridas de energía y proteína en los dos tratamientos. Los animales que recibieron la dieta baja en proteína bruta, ingirieron una mayor cantidad de alimento entre 2 y 22 semanas de edad y el 12.8 por ciento más de energía. Sin embargo, debido al menor contenido en proteína durante las fases de crianza y prepostura, la ingestión total de proteína fue un 3.6 por ciento inferior. Esto llevó a una fuente más baja en proteína (carne) y a un mayor depósito de grasa.

Parámetros reproductivos

En las semanas 28, 33, 38 y 43 de edad, se enviaron 150 huevos por jaula a la empresa Probroed & Sloot en Mapel (Holanda) donde se determinaron los porcentajes de fertilidad, incubabilidad y la mortalidad embrionaria (Tabla 2). No se observó efecto del nivel de proteína en la fertilidad de los huevos. Sin embargo, un bajo nivel de proteína durante la fase de crianza llevó a un incremento del orden de 1.3 por ciento en la incubabilidad y de un 1.1 por ciento en la incubabilidad de huevos fértiles. En cuanto a la mortalidad embrionaria, se observó una reducción del 0.9 por ciento entre el 10º y el 21º día de incubación y del 1.0 por ciento durante el periodo total de incubación (1-21 días) favorable al tratamiento con menos proteína bruta. Es probable que estos resultados hayan sido influenciados por la composición corporal de las reproductoras. En la segunda fase de postura no se observaron diferencias en cuanto a los parámetros anteriormente comentados y el nivel de proteína bruta utilizado en la fase de crianza.

Parámetros productivos

Los animales alimentados con la dieta baja en proteína durante el período de crianza tuvieron un pico reducido de producción de huevos (1.1 por ciento menos) en comparación con aquellos alimentados con la dieta alta en proteína (Tabla 3 y Figura 1). En el primer periodo de postura (22 a 45 semanas de edad), no se observaron efectos en la producción de huevos entre los dos tratamientos evaluados. Sin embargo, hubo un claro efecto de la dieta baja en proteína durante el periodo de crianza en la producción durante la segunda fase del período de postura. En la 45ª semana de edad, hubo una diferencia significativa en favor de los animales del grupo de baja proteína bruta y principalmente a partir de la 49ª semana hasta la semana 60 (Figura 1). En la segunda fase, (45-60 semanas) los animales alimentados con la dieta baja en proteína durante el período de crianza, produjeron más huevos (3 a más) y 3.6 más huevos incubables. Este efecto positivo en la producción en la segunda fase de postura puede ser como consecuencia de una mayor reserva de grasa abdominal, además de un mayor contenido de grasa en los músculos y órganos en los animales alimentados con menos proteína bruta en las dietas de crianza.

Los animales alimentados con el menor nivel de proteína bruta tuvieron mayor reserva corporal y no estuvieron en balance energético negativo, una vez que pudieron movilizar más grasa en la segunda mitad del periodo total de postura y utilizarla para producción, lo que en consecuencia llevó a una extensión del período productivo.

Se da por sentado que los animales alimentados con una dieta alta en proteína bruta durante la fase de crianza no tuvieron suficiente reserva para la segunda mitad del periodo de postura y por lo tanto tuvieron que utilizar su reserva antes, lo que de este modo redujo la duración del periodo de postura.

En el periodo total de postura (22-60 semanas), la mortalidad en las reproductoras del grupo bajo en proteína fue un 1.8 por ciento superior (Tabla 3). Sin embargo, no se observó ningún factor claro en el experimento que llevara a este aumento en la mortalidad.

Síntesis

El suministro de una dieta baja en proteína con respecto a una dieta alta en proteína durante la fase de crianza llevó a un menor rendimiento de pechuga y mayor cantidad de grasa abdominal. Para alcanzar el mismo peso corporal a las 22 semanas de edad, el grupo de baja proteína bruta necesitó alrededor de un 13 por ciento mayor consumo de alimento. Esto resultó en mayor capacidad de eclosión (+1 por ciento) en la primera fase del periodo de producción.

Los animales que recibieron la dieta baja en proteína durante el periodo de crianza presentaron un pico de producción menor, pero una producción significativamente más alta en la segunda mitad del período de postura. Eso llevó a 3.6 huevos más por gallina.

Conclusión

Un mayor contenido en grasa abdominal y menor rendimiento de pechuga fue lo observado al proporcionar un contenido de proteína bruta inferior en reproductoras pesadas durante la fase de crianza. Eso dio lugar a una mayor incubabilidad en el comienzo del periodo productivo y una mayor persistencia de producción de huevos en la segunda fase de postura.

 

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