Carlos Steiner, secretario de la Cámara Uruguaya de Productores Avícolas (Cupra), le dijo al diario El País que “desde principios de marzo se comenzó a notar una mayor presencia de pollo brasileño ilegal en el interior”. Incluso, sostuvo que esa situación fue denunciada en la Mesa Avícola —donde están representadas las empresas, los productores y el Poder Ejecutivo— y ante el Instituto Nacional de Carnes (INAC) “que adoptó mayores controles, pero no tiene entre sus competencias velar para evitar ese ingreso irregular”.
Aseguró el líder gremial que el pollo de contrabando ha llegado hasta Montevideo y Florida. “Estamos enfrentando un grave problema de sanidad porque nadie sabe el origen de ese pollo que se vende en frontera, ni en qué condiciones llega para venderse”. Ante esta situación, desde la Cupra se sostiene que las empresas del sector están notando una fuerte caída de las ventas, principalmente en los departamentos de frontera con Brasil, debido a un mayor ingreso de pollos de contrabando, ayudado por la devaluación del real frente al dólar.
Al mismo tiempo que Steiner hacía estas denuncias, un exdiputado (parlamentario) señaló que “las avícolas se han juntado para regular la producción matando pollitos beb é para poder subir el precio al consumidor”. Así lo manifestó el dirigente del Frente Amplio por Canelones, Esteban Pérez, quien puso en su cuenta de Facebook lo siguiente: “Los industriales polleros, una vez más, se han juntado y resuelto bajar la producción (apagar las incubadoras) matando los embriones y pollitos beb é para poder subir el precio, perjudicando injustamente al público consumidor y a las familias que crían los pollos”.
Desde Cupra se negaron estas acusaciones. “Las empresas avícolas no pactan entre ellas, cada una hace lo que quiere, pero todas tienen pollos en cámara. En los hechos, el precio del pollo en el mercado no subió porque hay mucha competencia, pero además cayeron las ventas en los departamentos de frontera”, puntualizó Carlos Steiner.
