Micotoxinas: efectos en la inmunidad y medidas de prevención

Muchos de los efectos adversos que resultan en las aves por constante consumo de micotoxinas y cambios en calidad de granos se pueden prevenir.

Foto: cortesía de Proan | Los efectos de las micotoxinas en el alimento balanceado sobre la producción avícola se han estudiado ampliamente y tenemos grandes conocimientos de la tolerancia de las diferentes clases de aves.
Foto: cortesía de Proan | Los efectos de las micotoxinas en el alimento balanceado sobre la producción avícola se han estudiado ampliamente y tenemos grandes conocimientos de la tolerancia de las diferentes clases de aves.

En la última encuesta hecha por Alltech en Latinoamérica entre enero y junio de 2015, constatamos que un impresionante 99 por ciento de los alimentos balanceados están contaminados con micotoxinas. Entre estas 75 por ciento contenían en promedio de dos a siete micotoxinas diferentes (véase figura).

Además del constante consumo de micotoxinas, las aves están expuestas a cambios en calidad de los granos que resultan en alteraciones en la composición microbiana natural del tubo gastrointestinal. Estos cambios acompañados por un contacto más íntimo del epitelio intestinal con las micotoxinas y patógenos como bacterias, virus y otros cuerpos extraños que llegan a través de los alimentos resulta en pérdidas por oxidación de células inmunitarias (macrófagos) presentes en las células y tejidos del intestino. La pérdida de células inmunitarias relacionada a la posible reducción de la flora microbiana y ruptura del tejido de cualquier naturaleza, abre las puertas para la entrada de mayores concentraciones de micotoxinas, bacterias y virus en la sangre. Cuando una mayor concentración de micotoxinas llega a la sangre y tejidos, empieza las pérdidas de células inmunitarias naturales presentes en las aves desde el inicio de sus vidas, tales como macrófagos y heterófilos.

Sistema inmunitario aviar  

El sistema inmunitario es uno de los sistemas más integrados del organismo en todos los animales, además de que la inmunidad es vital para la supervivencia. En las aves hay dos tipos de inmunidad: la inmunidad innata (natural) y la adquirida. La inmunidad adquirida significa que el animal desarrolla sus propias capacidades para generar una respuesta inmunitaria contra antígenos que puedan presentarse a través de la exposición previa a estos agresores.

Cuando nacen los pollitos, la única inmunidad con que cuentan es la inmunidad innata. Sin embargo, aproximadamente a las tres semanas disminuye su importancia porcentual para desplegar una respuesta inmunitaria. Al disminuir la respuesta inmunitaria innata, se desarrolla la respuesta inmunitaria adquirida.

Micotoxinas e inmunidad  

Muchas micotoxinas de Fusarium, así como la aflatoxina y la ocratoxina, han demostrado ser inmunosupresoras. Esto produce una mayor susceptibilidad a las enfermedades, problemas prolongados de salud en la parvada y posible falla de los programas de vacunación (Smith et al, 2010). La inmunosupresión inducida por las micotoxinas produce un efecto en cascada, que comienza por la reducción de la síntesis de proteína, disminución del nivel de albúmina y globulina séricas, reducción de los niveles de anticuerpos circulantes, el deterioro del sistema retículo-endotelial, reducción de la inmunidad mediada por células y el desarrollo anormal del timo y la bolsa de Fabricio (Swamy y Dewegowda, 1998). Además, los síntomas patológicos que surgen de la inmunosupresión, no son síntomas característicos de las micotoxinas; son producidos indirectamente por éstas y ello hace muy difícil la identificación de ciertas micotoxinas como el agente causal de un deterioro de la salud de la parvada.

Hay muchas pruebas que indican que las aflatoxicosis, la ocratoxicosis y la toxicosis de T-2 puede aumentar la susceptibilidad de las aves a la infección por salmonela, debido principalmente al menor número de leucocitos circulantes y a su reducida capacidad fagocítica. La aflatoxicosis puede también inducir a fracasos terapéuticos. Se ha encontrado que las aflatoxinas pueden reducir la concentración sérica de antibióticos (Miller y Wyatt, 1985), lo que se puede atribuir a la intensificación de los esfuerzos por parte del hígado para maximizar la detoxificación sistémica.

Efectos de las micotoxinas en ponedoras, reproductoras y pollos  

Las especies más significativas de hongos productores de micotoxinas que tienen impacto sobre la producción avícola son el Aspergillus y el Fusarium. Las micotoxinas más significativas producidas por los hongos Aspergillus son las aflatoxinas. Los hongos que sintetizan las aflatoxinas A. flavus y A. parasiticus, se consideran tropicales o semitropicales y prosperan bajo condiciones de alta humedad y temperatura. 

Los efectos de las micotoxinas contenidas en el alimento balanceado sobre la producción avícola se han estudiado ampliamente y tenemos un buen entendimiento de la tolerancia de las diferentes clases de aves. Los efectos de los granos naturalmente contaminados con micotoxinas en los parámetros inmunológicos han sido documentados en pollos de engorde (Swamy et al., 2002a, 2004), ponedoras (Chowdhury et al., 2005a), patos (Chowdhury et al., 2005b), reproductoras (Yegani et al., 2006) y pavos (Chowdhury et al., 2005c; Girish et al., 2008a).

Las gallinas ponedoras son susceptibles a las micotoxinas por un par de razones. El período de levante más largo las convierte en las mejores candidatas para la micotoxicosis crónicas. Esto pudiera verse agravado además por el mayor uso de subproductos en las dietas de las ponedoras, que pudieran contener hasta el triple de micotoxinas que los granos. Aun cuando se han caracterizado más de 500 micotoxinas, las más significativas desde el punto de vista de las ponedoras comerciales son las aflatoxinas, las ocratoxinas, la vomitoxina (DON), la toxina T-2, la zearalenona, y las fumonisinas. Los efectos sobre la producción y el peso de los huevos pueden explicarse por el impacto de las micotoxinas sobre el consumo de alimento, la salud hepática y la integridad intestinal. Los efectos sobre el sistema inmunitario, tanto mediados por anticuerpos como celular, hacen a las aves más susceptibles a las enfermedades infecciosas. Estos cambios suelen ser sutiles y por lo tanto pasan desapercibidos (Swamy, 2012).

Las micotoxinas en reproductoras reciben mayor atención de la industria avícola en comparación con los pollos de engorde y las ponedoras. Esto es comprensible, considerando que pequeñas caídas en la fertilidad y la incubabilidad en las reproductoras pueden significar importantes pérdidas en las utilidades de la granja. Un pequeño aumento en las tasas de mortalidad de las reproductoras puede reducir el potencial de la granja para producir el número suficiente de pollitos para las operaciones. Por lo general, los sistemas inmunitario y reproductor son los más sensibles a las micotoxinas en comparación con los índices de crecimiento. Una óptima calidad del cascarón en las reproductoras es crítica para controlar las pérdidas de nutrientes y reducir la contaminación bacteriana y la mortalidad de los embriones. La integridad del cascarón es el parámetro de calidad más comúnmente afectado por las micotoxinas. Sin embargo, las micotoxinas también pueden afectar la forma, textura y limpieza de los huevos.

Una inmunidad fuerte es especialmente importante en las reproductoras para protegerlas durante su vida relativamente larga y para garantizar el éxito de los programas de vacunación. También es un requisito para transferir suficiente inmunidad materna a la prole, a fin de proteger a los pollitos durante los primeros días después de nacidos. Las micotoxinas de Fusarium, aún a concentraciones que produzcan un efecto adverso obvio sobre el desempeño, pueden ser moderadores sutiles de la inmunidad. Las pollonas reproductoras pesadas alimentadas con granos contaminados naturalmente, no recuperaron los porcentajes de células T CD8+ circulantes que tenían antes de la contaminación una vez que superaron la coccidiosis (Girgis et al., 2008).

También se ha observado en ponedoras, en pollos de engorde y otras especies de aves una menor respuesta inmunitaria a las vacunas. Los títulos de anticuerpos séricos al virus de la bronquitis infecciosa, disminuyeron en las aves reproductoras pesadas alimentadas con dietas contaminadas naturalmente (Yegani et al., 2006). Los anticuerpos al virus de la enfermedad de Newcastle disminuyeron en ponedoras expuestas a DON (Harvey et al., 1991) o a múltiples micotoxinas de Fusarium (Dänicke et al., 2002). Se sabe que la ocratoxina causa regresión y agotamiento celular (linfocitos) de los principales órganos linfoides, lo que afecta significantemente la inmunidad celular en aves. En la ocratoxicosis se observa una supresión secundaria de inmunidad humoral menor y menos inmunoglobulinas circulantes, como resultado del agotamiento de las células efectoras del sistema inmunológico, especialmente los macrófagos (Dewegowda y Murphy, 2004).

Efectos sinérgicos  

Las micotoxinas pueden tener un efecto sinérgico entre sí. La ausencia de una toxina o su presencia en bajos niveles no indica una seguridad absoluta, ya que las asociaciones de más de una micotoxina pueden tener un gran efecto en la salud de los animales. Las mezclas de micotoxinas pueden resultar en respuestas biológicas muy grandes, en términos de disminución de la ganancia de peso, letalidad y reactividad inmunitaria (Pier, 1992). 

Prevención  

El amplio rango de micotoxinas que pueden contaminar los alimentos balanceados y sus diferentes composiciones químicas, hacen que sea una tarea difícil la protección contra la toxicidad provocada por éstas. Hay varios métodos para controlar o combatir los problemas de micotoxinas. La estrategia más sencilla se basa en la prevención de la formación de micotoxinas en los alimentos, por medio de programas especiales de manejo, entre los que se incluyen el almacenamiento a niveles bajos de humedad y la prevención de daños en los granos durante el procesamiento (Dawson, 2001). No obstante, la moderna tecnología agronómica no puede eliminar la infección con hongos de los cultivos susceptibles previo a la cosecha (Wood, 1992). Por lo tanto, esta estrategia solamente puede ser eficaz en parte, y en países con condiciones cálidas y húmedas, puede ser bastante costosa dicha estrategia. 

Varios investigadores han confirmado que el glucomanano modificado, un derivado de la pared celular de levaduras, es capaz de absorber niveles más altos de varias micotoxinas importantes a tasas más bajas de inclusión que los secuestrantes inorgánicos (Mahesh y Dewegowda, 1996; Volkl y Karlovsky, 1998; Trenholm et al., 1996; Dawson et al., 2001). Se encontró que la suplementación con glucomanano modificado es benéfica y reduce los efectos adversos individuales y combinados de las aflatoxinas, ocratoxina y toxina T-2 en pollos de engorde. Aparte de que mejora el peso corporal y títulos de anticuerpos disminuidos por las micotoxinas combinadas de la dieta, el glucomanano modificado también mejora los parámetros bioquímicos y hematológicos séricos (Raju y Dewegowda, 2000).

Conclusión  

Se puede concluir que las aves son sensibles a las combinaciones de micotoxinas presentes en los alimentos, por lo que es necesario minimizar los materiales contaminados. Muchos de los efectos adversos pudieron haberse prevenido mediante la administración simultánea de un secuestrante de micotoxinas a base de glucomananos. Es probable que el uso de un secuestrante adecuado de micotoxinas sea la mejor estrategia de corto plazo para minimizar los efectos adversos de las micotoxinas presentes en el alimento balanceado para aves. Se espera que estrategias a largo plazo, tales como mejores medidas de control de calidad resultantes de los avances de los métodos analíticos y de estrategias de cultivo de plantas para reducir la susceptibilidad de éstas a la invasión por hongos, ayuden a minimizar los desafíos impuestos por las micotoxinas en la industria avícola en el futuro.

La bibliografía se puede solicitar directamente a los autores.

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