La rústica y resistente gallina castellana negra

Al exigir productos diferenciados cierto tipo de consumidor, presentamos aquí una opción de huevo para un nicho de mercado, que es la gallina negra castellana.

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La gallina castellana negra no se cría en baterías, sino que requiere de manejo en el suelo y sobresale por su rusticidad, resistencia al clima y la resiliencia ante condiciones cambiantes.
La gallina castellana negra no se cría en baterías, sino que requiere de manejo en el suelo y sobresale por su rusticidad, resistencia al clima y la resiliencia ante condiciones cambiantes.

Cuentan que los árabes fueron los primeros en llevar estas gallinas negras a la península ibérica y las leyendas dicen que eran las favoritas de Isabel la Católica. Cristóbal Colón las llevó a América para la alimentación del ejército y los colonos españoles.

En la actualidad, la gallina castellana negra mejorada en postura existe gracias a Salvador Castelló y a otros avicultores innovadores, mediante la cruza de ejemplares con Menorca. Esta castellana mejorada producía hasta unos 225 huevos; abastecía al medio urbano de los años 20 en España.

Al entrar los híbridos comerciales, se empiezan a perder las razas avícolas autóctonas. Prácticamente desaparecen, pero en 1975, el genetista Fernando Orozco, gran referente en recuperación de razas avícolas de España, crea el programa de recuperación de razas autóctonas de gallinas.

Biodiversidad

Con el programa, la mayor preocupación era preservar la biodiversidad ganadera. Pero hoy, “mantenemos las estirpes y hacemos investigación de censado genético de pollitos mediante genes de color, o se hacen estudios de calidad de huevo”, nos dice María Concepción García, investigadora titular del Departamento de Mejora Genética Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) de España.

En el INIA buscan también indicadores de bienestar animal, que básicamente son tres: inmovilidad muscular, el cociente entre los heterófilos linfocitos y la simetría del cuerpo.

Mantenemos estirpes y hacemos investigación de genética y estudios de calidad de huevo, dice María Concepción García, investigadora titular del Departamento de Mejora Genética Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentar

"Mantenemos estirpes y hacemos investigación de genética y estudios de calidad de huevo", dice María Concepción García, investigadora titular del Departamento de Mejora Genética Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) de España.

Por otro lado, está el impulso y trabajo en la producción, para lo cual existe la Asociación Amigos de la Gallina Castellana Negra (Ganeca), formada por unos cien socios con décadas de experiencia en la crianza del ave.

“Llevamos seis años (como asociación) trabajando y ese tiempo nos ha permitido seleccionar ejemplares lo más ajustados posible al estándar y realmente criar con reproductores que cumplen con porcentajes elevadísimos de los criterios que debe tener la raza”, comenta José Luis Yustos, presidente de Ganeca.

Calidad diferenciada de huevo

La gallina castellana negra produce huevo blanco. Es una de las características que se exigen en el estándar.

Hace unos 40 años, todo el huevo que se consumía en España era blanco. En los años 70, la gente empezó a identificar al huevo marrón como más casero. Pero las cosas cambian: “Ahora mismo, la gente identifica que el huevo marrón es un huevo industrial, de híbridos y que el huevo blanco es más natural”, comenta Yustos. “Algo que a mí me motiva en especial es producir huevo ecológico certificado, trabajar en la línea de producción diferenciada”.

La calidad diferenciada quiere decir que en 2012 el Ministerio de Agricultura creó el sello de raza autóctona, que reconoce razas a través de las asociaciones que están a cargo de su libro genealógico.

La Asociación Amigos De La Gallina Castellana Negra (ganeca) Lleva Seis Años Trabajando Y En Este Tiempo Han Podido Seleccionar Ejemplares Lo Más Ajustados Al Estándar, Dice Su Presidente José Luis Yustos

La asociación Amigos de la Gallina Castellana Negra (Ganeca) lleva seis años trabajando y en este tiempo han podido seleccionar ejemplares lo más ajustados al estándar, dice su presidente José Luis Yustos.

“Estamos empezando a trabajar en el sector avícola en esa calidad diferenciada con el sello de raza autóctona para poner valor”, añade Yustos. Una vez que tengan el libro genealógico y cuenten con una serie de registros, podrán hacer la petición del sello. “Nunca vamos a poder competir en productividad con los híbridos industriales, pero sí en buscar una calidad diferenciada”.

Por su parte, los investigadores del INIA trabajan en la calidad del huevo.

“Hacemos control, cada cierto tiempo, de componentes organolépticos. Es más, tenemos un programa que compara gallinas que están criadas en gallineros convencionales y las que están criadas en libertad”, explica la investigadora García.

Diferencias con las gallinas comerciales

La castellana no es una gallina para batería, sino para manejo en suelo, por lo que cumple la normativa europea. Es una gallina muy inquieta, pero desde luego, no da rendimientos comparables con los híbridos comerciales. Comparadas con las gallinas comerciales, la incubación y la reproducción aún son rudimentarias. Todo lo hacen los mismos criadores de la asociación.

No hay requerimientos específicos de nutrientes.

“Utilizamos los mismos datos nutricionales que para el resto de las razas”, dice Yustos.

Si se lleva a cabo un buen manejo de la alimentación, hay muchas posibilidades de buena producción. Es común que utilicen alimento para huevo campero. Los socios con gallinas ecológicas certificadas lo llevan todo por normativa europea. La vacunación y el control sanitario para poder comercializar el huevo ecológico es exactamente el mismo que si fuera cualquier otro tipo de huevo. Controlan salmonela mediante cuatro análisis al año y no utilizan antibióticos.

Rusticidad, resistencia y resiliencia

Una de las características básicas de la castellana negra es la resistencia que tiene: prueba de ello es el tiempo que lleva, y que ha llegado hasta nuestros días.

“Son unas gallinas muy rústicas. Una vez pasado el primer año de edad, son resistentes a prácticamente todo”, nos dice García.

La gallina castellana negra sobresale por su rusticidad, su capacidad de resistencia al clima y la resiliencia ante condiciones cambiantes.

“Aguanta fríos y calores extremos sin problemas de salud” – dice Yustos – “Y se adapta a un clima como el de la meseta de España, que es muy intenso”.

Como manejan lotes pequeños de producción, con un manejo correcto en la prevención normalmente no existen problemas sanitarios. De presentarse algo, se corrigen a través del vaciado sanitario o tratamiento.

Genética y productividad

Hay criadores que buscan la perfección morfológica y están muy ligados a la avicultura artística, de gran atractivo en Europa. No obstante, esto no va de la mano con la productividad, que es algo que a Ganeca le parece fundamental.

Yustos considera que se podrían combinar aves morfológicamente perfectas, con una finalidad productiva, pero la investigadora García piensa que esto es difícil.

“Para mí, en genética sería interesante poder trabajar en la resistencia de otras razas y otros híbridos, en usar ese aporte de una raza que resiste muy bien unas condiciones extremas, que es difícil que se enferme”, explica Yustos. Uno de los empeños en preservar esa genética está en el uso potencial que se puede tener en mejorar otras estirpes.

“En un sistema de selección como es el de las multinacionales, no creo que se haya incorporado esta rusticidad, sino que buscan docilidad”, añade María García.

Postura

De entre las razas autóctonas “la mejor ponedora es la castellana negra” dice la investigadora. Su nivel de postura ya no está en aquellos 225 huevos de antes.

“Está en torno a los 150, con los datos que nosotros tenemos en la asociación”, señala el presidente de Ganeca.

Por lo que, con esa diferencia, para amortizar los costos, es necesario pasarlos al consumidor final de este huevo.

Para mejorar la postura, “Si se hace por la vía tradicional, se puede ganar 1.20 huevos al año. Para pasar de los 150 a los 200 necesitaríamos en torno a 35 años”.

La otra solución sería hacer una intrusión de otra raza con mejor postura, pero eso se contrapone a la idea de conservación tradicional.

Ganeca tiene deseos de comenzar un plan de mejora de la capacidad de postura para que sea más competitiva, pero falta la financiación. Cabe mencionar que el INIA tiene interés en poner valor de productividad, no simplemente en conservar la genética.

Hacia el futuro

Aunque anecdótico, por la escala tan pequeña, “Somos la primera experiencia mundial de producción de huevo ecológico certificado, con normativa europea con la castellana negra”, comenta Yustos. Pero esto no evita que miren al futuro.

¿Y si hubiera más interés por huevos de gallinas autóctonas? Dice García: “A mi gustaría que sí. Pero en eso, estamos en manos de los productores. Tienen que aumentar el número de ejemplares, tienen que llevar un control genealógico, hacer una selección de las gallinas para puesta”.

Una vez hecho esto, “Nosotros estamos para ayudarlos, para que les proporcionemos los núcleos y montemos un buen proyecto de investigación”.

 

Características de la raza castellana negra

  • Plumas totalmente negras con reflejos metalizados (las plumas de otro color indican mezclas con otras razas y se consideran un defecto).
  • Cara roja y orejilla ovalada de color blanco puro.
  • Cola bien arqueada, no muy grande y llevada en ángulo casi recto.
  • Patas de color ceniza oscuro.
  • Los machos presentan barbillas amplias equilibradas y sin pliegues, cresta sencilla, mediana, derecha, con cinco o seis dientes anchos y planos, y separada de la línea del cuello.
  • Las hembras presentan cresta ligeramente caída hacia un lado, a partir del tercer diente, sin tapar el ojo.
  • Los pollitos son de plumón negro.
  • La gallina de un año pesa 2.3 kg y la de menos de un año 1.8 kg.
  • Pone entre 180 y 200 huevos al año (según el INIA), con un peso de 60-62 g.
  • Empieza a poner a los 5 meses y los huevos son blancos.

Fuente: Ganeca e INIA, España

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