¿Por qué no usar trigo en alimentos avícolas?

La mayor disponibilidad de trigo podría ser conducente a usarlo más en alimentos avícolas. ¿Por qué no se usa?

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Wikimedia Commons, Bluemoose
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El informe World Agricultural Supply and Demand Estimates (WASDE) de principios de septiembre del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (el USDA, por su sigla en inglés) confirmó las expectativas del mercado, en el sentido de que este otoño se cosechará mucho maíz. No obstante, dio algunas sorpresas, ya que el recorte de rendimientos y de la producción de maíz del USDA fue menor de lo esperado.

A pesar de las reducciones del rendimiento, los últimos cálculos de producción del USDA son 11 por ciento más altos que el año agrícola de 2015/16. Cabe hacer notar que el uso del maíz en alimentos balanceados se redujo en 25 millones de bushels comparado al mes anterior. ¿Por qué? Porque el trigo compite con fuerza contra el maíz para su inclusión en alimentos para animales. Sin embargo, el uso de maíz en alimentos balanceados seguirá siendo un 9 por ciento mayor que el año agrícola anterior.

Hay algunas regiones, incluso de Latinoamérica, donde no siempre hay el suficiente sorgo y maíz, o es muy caro, y entonces buscan otras alternativas como el trigo. Una de ellas es el noroeste de México o ciertamente partes de Brasil, con la reciente escasez de maíz. En estas regiones, están muy acostumbrados a usar trigo en alimentos avícolas, como sucede, por ejemplo, en Europa. Sin embargo, en otras partes de Latinoamérica y del mismo México, hay temor a formular con trigo.

Inclusión de trigo en alimentos para postura

El Dr. Isidro Félix, consultor independiente en nutrición en el noroeste de México dice que “en aves de postura, normalmente aquí hemos utilizado el trigo, de una forma que no es común”. Cuando los avicultores tienen trigo y cuando les es redituable usarlo, lo meten en formulación.

“Regularmente lo usamos en una proporción de hasta un 50 por ciento del grano. Lo alternamos con sorgo o maíz”, añade Félix, quien ha asesorado a empresas de aves de postura durante 42 años. “Mi recomendación es que podemos usar trigo hasta en un 40 por ciento, con enzimas, en una forma normal”.

Una precaución importante, que señala Félix es que “de preferencia, que la molienda no sea muy fina, sino más bien un poco gruesa”. Entre más fina sea, va a tener más tendencia a que proliferen bacterias patógenas, que, en el caso de las aves en piso, sería un riesgo mayor que se presente una enteritis necrótica.

Cambios en la formulación

Desde el punto de vista nutricional, cuando se formulan alimentos avícolas con trigo, “Quizás, lo único que cambia es la cantidad de aminoácidos fermentables o sintéticos que van entrar en la fórmula”, dice el Dr. Daniel Camacho, gerente técnico de ABVista de México y Centroamérica. Félix, aclara que “es la metionina la que hay que cambiar, para ajustar luego la proteína”.

“El trigo es también un poco bajo en biotina, aunque eso no sería mucho problema” dice Félix, si añadimos una buena premezcla de vitaminas.

Factores antinutricionales

El trigo presenta el problema de los factores antinutricionales, que hacen que forme un bolo alimenticio de alta viscosidad dentro del intestino. Estos factores antinutricionales son los arabinoxilanos solubles que forman una masa viscosa, conducente a un proceso de fermentación dentro del tubo intestinal, que tiende a absorber agua y provocar diarrea, atrasan el tránsito del bolo alimenticio y secuestran nutrientes a través del arrastre.

Este problema de la alta humedad en las heces se produce en las camas, cuando las aves están en piso. “Pero los animales tienen capacidad de adaptación, como la gallina de postura (y el cerdo), que son más resistentes que el pollo de engorde en fase de iniciación”, añade Camacho.

Uso de enzimas

La fitasa es una enzima que prácticamente todo mundo incluye en la formulación. Pero ¿es factible usar otros ingredientes si usamos otras enzimas? “Seguro que sí”, dice el Ing. Luc Levrouw, gerente de nutrición de DSM para Bélgica, Holanda y Luxemburgo de DSM. “Cuando empecé a trabajar para DSM, en Bélgica, Holanda y Luxemburgo, el maíz no representaba una buena opción en formulación, por las xantofilas, ya que la gente gusta del pollo blanco”. Por eso, era una región de Europa donde se usaba sorgo.

Pero, a principios de los noventa entraron las enzimas de polisacáridos no almidonosos. Se llevó tiempo desarrollar las enzimas correctas, pero una vez desarrolladas, fue cuestión de un par de años para que se dejara de usar el sorgo en alimento de pollos. Actualmente se usa un 50 por ciento, incluso 60 por ciento de trigo.

El trigo “es el estándar en las dietas de ahora. El maíz es la menor parte”. Al principio, los nutriólogos o nutricionistas europeos fueron muy críticos y escépticos. “Decían que con el trigo no se lograría, que no funcionaría”. Al principio hubo problemas, pues se tuvo que ir ajustando la dosis y ver la estabilidad de la enzima.

“Hoy en día es diferente. Contamos con enzimas en nuestro portafolio específicas para el uso de trigo. Y funcionan muy bien", añade Levrouw. 

Como el trigo es alto en contenido de fibra de arabinoxilanos y las aves, en este caso, son deficientes en la enzima xilanasa. Por lo tanto, las enzimas que se usan cuando se formulan alimentos para gallinas de postura con trigo son principalmente las xilanasas, por los xilanos solubles, causantes del aumento de la viscosidad del bolo alimenticio.

“Pero ahora, las nuevas xilanasas tienen efecto también sobre los xilanos solubles, como los xilanos estructurales”, comenta Camacho.

Al trabajar sobre ambos tipos de xilanos, se liberan nutrientes como proteína o almidón de la parte que está encapsulada en la fibra. De ahí que se tenga entonces una matriz con más energía y aminoácidos.

Todas las enzimas son diferentes, en función de la ingeniería genética y del conocimiento de quien la produce.

“Por ejemplo, nuestra xilanasa trabaja en un 75 por ciento a 80 por ciento de los arabinoxilanos insolubles y restante sobre los xilanos solubles”, señala Camacho. De esta manera, se elimina la parte viscosa, así como también la parte encapsulada de los nutrientes dentro de la matriz de la estructura fibrosa.

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