“La devolución de alimentos es una problemática muy compleja en nuestra industria. Entre las empresas de alimentos Alpina y Ramo evidenciamos que cada año cerca de 2,000 toneladas de productos aptos para el consumo humano estaban siendo devueltas por las grandes superficies; y aunque cada compañía hacía el esfuerzo por aprovecharlas, esto no era suficiente, y por tanto, el desperdicio de algunos productos de vida útil corta resultaba inevitable”, explicó al diario La República el director de asuntos corporativos de la firma panificadora colombiana Ramo, Santiago Molano.
Por esas razones, Ramo y la compañía productora de lácteos Alpina, ambas entre las tres líderes en sus respectivos sectores, “Se unieron en un programa de innovación abierta colaborativa con el fin de encontrar soluciones conjuntas para evitar el desperdicio de alimentos”. En el marco de este esfuerzo conjunto, abrieron una convocatoria que recibió 50 propuestas y de esas 36 fueron preseleccionadas. Luego se escogieron los 12 proyectos más promisorios hasta que finalmente, este mes, se conocieron las dos iniciativas ganadoras presentadas por Profitline y SCP Alimentos.
La primera consiste en un software que reduce los tiempos de entrega a los comerciantes, dándoles más días para las ventas al consumidor final. El otro, el presentado por SCP Alimentos, define un proceso de “reciclaje de alimentos para el consumo humano como yogures, suero de queso, entre otros, que ya caducaron y darle un uso productivo al convertirlos en materia prima para la elaboración de concentrado animal. El presidente de SCP, Juan Camilo Mira, manifestó que esta iniciativa es producto de muchos años de reflexión, experiencia profesional y de diferentes ensayos a escala familiar, tanto en la piscicultura como en la producción ecológica de aves de postura y la porcicultura”.
De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación, en Colombia se desperdician anualmente 9.76 millones de toneladas de alimentos, a lo largo de la cadena de producción, distribución y en los hogares. Solamente en la parte de distribución, que es la que pretende atacar estas iniciativas de Ramo y Alpina, se calcula que se pierden cada año unos dos millones de toneladas de comida.
