En 2016, la avicultura mexicana representaba el 36 por ciento de la producción pecuaria y 19 por ciento de la producción agropecuaria. Lo que parecerían buenas noticias, no lo son tanto, como explicó César Quesada, presidente de la Unión Nacional de Avicultores (UNA) durante la inauguración de la XLII Convención Nacional de la ANECA en Boca del Río, México.
¿Por qué no son buenas noticias? Porque hace sólo cuatro años, en 2013 estas mismas cifras eran el 42 por ciento y el 25 por ciento, respectivamente. “Hemos perdido una parte importante”, dijo Quesada. A pesar de lo que se ve, la industria avícola mexicana se empequeñece con relación al resto del sector agroalimentario.
La avicultura mexicana ha crecido a un rito de alrededor de un 3 por ciento en los últimos años. “Creemos que este año vamos a crecer un poco más de esta cifra”, y añade que el año pasado, los productores mexicanos de huevo sorprendieron, pues duplicaron la tasa de producción que la UNA había estimado. Esto, desde luego, tuvo sus consecuencias negativas en el mercado, por el exceso de oferta.
El crecimiento está lejos del que tiene el sector agropecuario, que es del 6 por ciento. Mientras otros subsectores pecuarios crecen, porque exportan y se diversifican, la avicultura mexicana depende al 100 por ciento del consumo interno.
“Tenemos que reflexionar sobre qué estamos haciendo como industria, sobre lo que está sucediendo”, dijo.
Parte de lo que sucede es que la industria avícola mexicana no está ganando la batalla del comercio internacional. No nada más no exporta, sino que las importaciones de productos avícolas han crecido de forma acelerada y preocupante.
“Muchas de las razones tienen que ver con el aspecto sanitario. Pero, además, independientemente del TLC, tiene que ver con el cupo de 300, 000 toneladas de carne de ave que las autoridades mexicanas abrieron. “Las autoridades argumentan que se debe al problema sanitario”, señala Quesada, “problema que se arregló, de una forma u otra, en 2013”.
Quesada se lamentó de que cada vez que los avicultores mexicanos le dan a las autoridades certidumbre en el suministro al consumidor en el mediano y largo plazo, el gobierno insiste en el tema sanitario, “y no termina de confiar en nosotros, de que somos capaces de producir al ritmo que el consumidor demanda”.
