Por qué las ponedoras requieren de iluminación óptima

La iluminación de las gallinas ponedoras, aunque a veces no se le da la importancia que merece, influye en el comportamiento de las aves, tales como el social y la actividad en general, así como la producción de huevos.

La iluminación monocromática, aunque a veces útil, degrada la visión de la gallina debido al espectro mínimo disponible. Foto cortesía de HATO Agricultural Lighting.
La iluminación monocromática, aunque a veces útil, degrada la visión de la gallina debido al espectro mínimo disponible. Foto cortesía de HATO Agricultural Lighting.

La iluminación es sumamente importante en el manejo de las ponedoras. A pesar de que la iluminación controla el reloj biológico – el biorritmo de la gallina – en general se pasa por alto. La luz es un estímulo externo poderoso, que pasa a través de los ojos y afecta los fotorreceptores de la retina. Influye en el comportamiento de las aves, tales como el social y la actividad en general.

Fotorreceptores cerebrales profundos

Además de los ojos, la luz pasa a través del cráneo. Llega a los fotorreceptores en el hipotálamo, en la glándula pineal, en la zona preóptica y en el órgano circumventricular telencefálico. La luz que llega a estos fotorreceptores cerebrales profundos afecta los procesos biológicos, como la reproducción.

Al optimizar la influencia de la luz y los procesos biológicos, y al estimular el comportamiento natural, ayudará a mejorar la producción y el bienestar animal. Quizás la luz no mejore enormemente la producción, como lo hace el alimento o la ventilación, pero un mal ambiente de iluminación sí la pone en riesgo.

Puntos básicos de los fotoperíodos

El ambiente de la luz consiste del fotoperíodo, la intensidad, el espectro, la distribución y la fuente de luz. Si todos estos factores están bien, se creará un ambiente óptimo de iluminación.

El fotoperíodo es la duración del día; lo opuesto es el escotoperíodo u oscuridad, la noche. La iluminación artificial es necesaria cuando se quiere usar el fotoperíodo como herramienta para optimizar la producción. En general, hay tres períodos diferentes en la vida de las ponedoras, que requieren un fotoperiodo específico.

  1. El primer periodo, que básicamente consiste en el primero o dos días justo después de nacer, es cuando se requiere de un fotoperiodo largo de 23 horas, a fin de brindar a las pollonas recién nacidas, el tiempo suficiente para que encuentren agua y alimento, y para establecer un gran paso en su adaptación al nuevo ambiente.
  1. El objetivo del segundo periodo, el de crianza, es que la ponedora llegue al peso corporal justo antes de la fotoestimulación, que se necesita para la madurez sexual. Para evitar la fotoestimulación durante el periodo de crianza, se debe aplicar un período corto cercano a las 9 horas.
     
  2. Después de cerca de 16 semanas, las pollonas se transfieren a las casetas y comienza el tercer periodo, el de producción, que se trata de la fotoestimulación.

Fotoestimulación

La fotoestimulación consiste en activar procesos biológicos, en este caso, la madurez sexual, con el uso de un aumento en el fotoperíodo. La luz que llega a los fotorreceptores cerebrales profundos estimula una cascada hormonal que afecta al sistema reproductor; esto lleva a cabo la maduración sexual.

Las gallinas se fotoestimulan mediante el incremento del fotoperíodo de cerca de 9 horas a 10 u 11 horas para las ponedoras blancas, y de 13 a 14 horas para las café o marrón. El aumento del fotoperíodo en uno o varios pasos, no marca diferencia en la producción de huevos. Escoja con el que se sienta más cómodo. Sin embargo, no se exceda de las 11 horas recomendadas para las ponedoras blancas o de las 14 horas para las café o marrón; la producción no mejorará, pero sí será mayor el gasto de electricidad.

Adaptación y luz

La intensidad y distribución adecuadas de la luz son otros dos factores importantes para crear el ambiente óptimo de iluminación. Junto con el fotoperíodo durante las primeras 48 horas, una fuerte intensidad de luz ayuda a las pollonas a encontrar alimento y agua, y en su adaptación al nuevo hogar. Después de las primeras 48 horas, la intensidad de la luz se disminuye en general a alrededor de 10 - 15 lux y se regula según el comportamiento del ave.

La intensidad de la luz posterior a la transferencia (inicio del periodo de producción) puede ser mayor, si se quiere garantizar una adecuada fotoestimulación. Como precaución, no disminuya la intensidad de la luz por debajo de 10 a 15 lux. Disminuir la intensidad de la luz es una herramienta con la que se puede disminuir la actividad, como respuesta a comportamientos indeseados, como es el picoteo de plumas.

Si se disminuye la intensidad de iluminación, o sea, si se atenúa, como una herramienta cuando se arranca con una intensidad de luz menor a 10 a 15 lux, se tienen efectos negativos.

Ponga la luz adecuada en el lugar adecuado

La intensidad promedio de la luz puede diferir en la caseta. Es importante tener la luz adecuada en el lugar adecuado. Se puede dividir la caseta en dos zonas diferentes: una de actividad y una de descanso. En una caseta tradicional de jaulas, los comederos son la zona de actividad, sin embargo, en un aviario, las zonas de alimentación y de cama son las principales zonas de actividad.

Estas zonas de actividad deben contar con una distribución de luz adecuada, lo cual quiere decir que no haya puntos brillantes o sombreados, a fin de prevenir que se pongan huevos en el suelo y o que se agrupen.

Las zonas de descanso, principalmente las de los nidales, deben tener una menor intensidad de luz que en las de actividad. No deben de estar en total oscuridad, ya que una intensidad baja propicia más a las ponedoras a descansar o a poner huevos.

La zona debajo del aviario es propensa a huevos puestos en el suelo. Una intensidad de luz muy fuerte puede ocasionar el estímulo que previene la postura de huevos ahí.

Sensibilidad espectral

Las aves ven el mundo de manera diferente que los humanos. Esto se debe a las diferencias en los ojos. Los ojos contienen conos y bastones, que son las células fotorreceptoras.

Los conos son responsables de la visión en condiciones fotópicas, bien iluminadas; los conos realizan la visión de color. Las aves tienen cuatro tipos diferentes de conos, mientras que los humanos tenemos tres tipos diferentes. El cuarto cono es responsable de la visión en la parte ultravioleta del espectro de luz.

Además del factor de que las aves tienen un cuarto cono adicional, los conos tienen una mayor sensibilidad espectral que la de los humanos, por lo que, hay diferencia en la percepción de la intensidad de la luz.

Las aves perciben más casi cada parte del espectro, que el ser humano, por eso, perciben la luz de forma diferente. Esto significa que diferentes espectros llevan a resultados diferentes en la percepción de la intensidad.

La figura 1 muestra cómo la luz cálida blanca, de gran éxito en producción, afecta la percepción de la intensidad de las aves.

Figura 1. Sensibilidad relativa de la luz blanca cálida de las aves de acuerdo a la longitud de onda

La Luz Cálida Blanca, De Gran éxito En Producción, Tiene Efecto Sobre La Percepción De La Intensidad De Las Aves Cortesía De Hato Agricultural Lighting

La luz cálida blanca, de gran éxito en producción, tiene efecto sobre la percepción de la intensidad de las aves. Cortesía de HATO Agricultural Lighting.

Estimulación de la luz diurna

Es obligatorio un espectro de luz óptimo para las gallinas. El espectro natural que se brinda es aquel de la luz del día, la cual debe ser la más óptima.

Las longitudes de onda más largas, que son capaces de penetrar la piel, plumas y finalmente el cráneo, son necesarias para una adecuada estimulación de la madurez sexual.

Las longitudes de onda más cortas no atraviesan el cráneo del ave. Sin embargo, son parte del espectro de la luz del día y por ende necesarias, a fin de proporcionar un ambiente óptimo de luz a la gallina.

Es necesario que el ambiente de iluminación que se proporcione corresponda con las necesidades de la gallina. Un ambiente de iluminación que no responda a las necesidades específicas del espectro de la gallina, afectará su capacidad de distinguir detalles y por ende también el uso óptimo del ambiente.

Un espectro cercano al de la luz natural del día estimula un comportamiento natural. La iluminación monocromática degrada la visión de la gallina debido al espectro mínimo disponible.

Sin embargo, cuando se quiera degradar la visión de la gallina para disminuir su actividad, una iluminación monocromática es una herramienta importante a considerar.

Lea el reporte completo en Industria Avícola Julio 2017.

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