Coccidiosis en gallinas ponedoras: consideraciones de campo

La coccidiosis, en gallinas ponedoras, da como resultado una disminución de la producción de huevo, entre otros problemas.

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Las jaulas colocadas en el piso todavía permiten el contacto con las heces e incluso una baja ingestión que puede resultar en un grado significativo de lesiones en el intestino.
Las jaulas colocadas en el piso todavía permiten el contacto con las heces e incluso una baja ingestión que puede resultar en un grado significativo de lesiones en el intestino.

Con frecuencia, los productores y técnicos se preguntan si la enfermedad protozoaria de la coccidiosis representa un problema en la producción de las gallinas ponedoras. La respuesta es: sí, pero cuán grande vaya a ser el problema de la coccidiosis va a depender de varios factores.

La coccidiosis causa daño en el tejido intestinal e interfiere con la digestión de los alimentos y la absorción de nutrientes, lo que resulta en un bajo apetito, pérdida de peso y deyecciones sanguinolentas. En gallinas ponedoras, también da como resultado una disminución de la producción de huevo, y de acuerdo con un informe, la mortalidad por coccidiosis puede sobrepasar el 30%i. En contraste, las observaciones en el campo indican que una buena salud intestinal durante la fase de producción en ponedoras promueve un aumento del tamaño del huevo.

La coccidiosis también puede estar presente en forma subclínica, cuyo único signo de la enfermedad puede ser una baja conversión alimenticia y desempeño.

Se sabe muy bien que en pollo de engorda, la coccidiosis y el daño que causa al intestino aumenta el riesgo de otras enfermedades intestinales, tales como la enteritis necrótica, por lo que puede sucederle lo mismo a las ponedorasii.

La coccidiosis causa la mayor parte de la mortalidad cuando hay una mala higiene en las casetas o galpones, cuando la cama está húmeda y cuando las temperaturas se encuentran en el intervalo de 20° a 28°C (68° a 82.4°F)iii. Estas condiciones proporcionan un ambiente favorable para la esporulación de los oocistos coccidianos, que resultan en una mayor incidencia de coccidiosis.

En un estudio con gallinas ponedoras llevado a cabo en un ambiente subtropical, en el que la coccidiosis causó más del 19% de mortalidad, la incidencia de la enfermedad fue mayor durante la crianza y entre las aves criadas en el sueloiv, en donde era más probable que entraran en contacto con los oocistos de Eimeria liberados en las heces de las aves infectadas. Sin embargo, la coccidiosis puede y también se produce en las ave enjauladas, especialmente si las jaulas se colocan en el suelo. La ingestión de un número de oocistos incluso pequeño en aves que les falta inmunidad a la coccidia puede resultar en un grado importante de lesiones en el intestino.

Las ponedoras en casetas con sistemas automáticos de recolección de heces, comúnmente conocidos como bandas de gallinaza, también es fácil que entren en contacto con los oocistos coccidianos, si la gallinaza se cae de la banda a las aves que se encuentran abajo.

Las aves enjauladas pueden estar en riesgo de coccidiosis, porque tienen una nula o mínima exposición a la coccidia a una edad joven; no existe oportunidad de que desarrollen la inmunidad necesaria para protegerse contra la exposición a la coccidiosis más adelante en la vida.

En pocas palabras, las ponedoras pueden ser vulnerables a la coccidiosis, al igual que las reproductoras y pollos de engorda, especialmente si están en el suelo y si se encuentran o no en jaulas. Esto, desde luego se debe en gran medida al hábito de las aves del picoteo del suelo, que inevitablemente resulta en la ingestión de los oocistos coccidianos.

Control de la coccidiosis

El tratamiento con anticoccidianos en el alimento ha sido un método importante de controlar la coccidiosis, pero han crecido los problemas con la resistencia a los medicamentos; de hecho, los estudios hechos por diferentes laboratorios en todo el mundo han confirmado una alta incidencia de resistencia a los anticoccidianos. La resistencia a los anticoccidianos no siempre se relaciona con los brotes de coccidiosis clínica, pero sí va en menoscabo del desempeño.

Otro problema con los anticoccidianos es la necesidad de retirarlos a tiempo durante la producción, para evitar residuos en el huevo, lo cual deja a las ponedoras en situación vulnerable de brotes de coccidiosis y posibles pérdidas devastadoras en la producción.

Cada vez más productores, especialmente los que buscan una producción libre de medicamentos, están virando hacia la vacunación de la coccidiosis, que puede brindar una inmunidad vitalicia contra la enfermedad con un solo tratamiento; también se puede usar la vacunación en un programa de rotación para sembrar la caseta con oocistos de Eimeria que son sensibles a los anticoccidianos.

Cualquiera que sea el método que escoja el productor para controlar la coccidiosis y las pérdidas en la producción de las ponedoras relacionadas a ésta, es imperativo que se monitoree la enfermedad, y que se evalúe y actualice el programa de control de la coccidiosis, conforme se vaya necesitando.

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Herramientas de monitoreo

Una manera muy útil de evaluar la gravedad de la coccidiosis, o de obtener un diagnóstico diferencial, es mediante la necropsia de las ponedoras ya muertas. El examen general de los tejidos intestinales se realiza para buscar lesiones coccidianas.

Una segunda herramienta útil para evaluar el grado de desafío de la coccidiosis es el método de los oocistos por gramo de heces (OPG). El OPG permite al productor evaluar el grado de coccidiosis mediante el cálculo del número de oocistos excretados en diferentes edades. También proporciona un medio de evaluar la capacidad de la parvada de construir la inmunidad.

En el sistema de ponedoras enjauladas, en el que se vacunan las aves con una vacuna viva o activa contra la coccidiosis al día uno de edad, por ejemplo, las cuentas múltiples de OPG muestran que la excreción de oocistos aumenta y llega al pico alrededor de los 21 días de edad, y luego cae de forma espectacular, tal y como se muestra en la figura 1. Los resultados muestran que las aves desarrollaron inmunidad contra la coccidiosis.

La figura 2 muestra la experiencia con un sistema en piso, en el que las parvadas se trataron con medicamentos de sulfonamida a las 2 semanas de edad, debido a la presencia de sangre en las heces, y otra vez a las 3 semanas de edad, para prevenir problemas posteriores de coccidiosis. Nótese que la curva es opuesta a la de la figura 1. Hubo una alta excreción de oocistos hasta las 2 semanas de edad, seguido de una fuerte reducción como resultado del tratamiento. La interferencia con el desarrollo de la inmunidad a edades tempranas deja a las aves susceptibles a la coccidiosis durante la fase de producción.

La figura 3 muestra el monitoreo de oocistos realizado por un productor solamente durante la semana 7 y 25: las fases de crecimiento y producción, respectivamente. Aunque los datos son sencillos, proporcionan información útil. Las parvadas 1 y 2 estuvieron en un sistema de jaulas, no se vacunaron y no produjeron oocistos durante la fase de crecimiento, pero durante la fase de producción, se encontró excreción de oocistos. Esto indica que las aves no desarrollaron inmunidad en las fases iniciales, debido a una baja exposición a los oocistos infecciosos, pero entraron en contacto con las heces contaminadas durante la fase de producción. La necropsia de gallinas muertas ayudaría a verificar la gravedad del desafío de la coccidiosis.

La parvada 3, que se vacunó contra la coccidiosis, presentó producción de oocistos coccidianos a una edad temprana y no presentó producción de oocistos observable a las 25 semanas de edad, lo cual indica que se desarrolló la inmunidad contra la coccidiosis.

La figura 4 muestra un caso de campo en el que se administró la vacunación contra la coccidiosis y el análisis OPG mostró que la excreción pico se presentó tardíamente debido a una baja ingestión de oocistos durante las primeras semanas. Sin embargo, nótese la fuerte reducción a las 6 semanas de edad, que indica inmunidad.

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Importancia de la nutrición

Nuestra experiencia en el campo demuestra que iniciar bien a las aves, desde el primer día de su vida, ayuda a brindar resistencia a enfermedades intestinales, maximiza la eficiencia alimenticia, particularmente en aves vacunadas contra la coccidiosis y ayuda a que lleguen a su potencial genético completo para la productividad. Esto se logra al proporcionar una nutrición adecuada para mantener un buen peso corporal, que a su vez promueve un desarrollo sano de los intestinos y del sistema inmunológico.

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La mejor nutrición en las aves vacunadas puede ser eficaz en costos. Por ejemplo, se puede proporcionar el alimento de finalización menos caro más temprano en el ciclo de producción. Además, al eliminar los anticoccidianos en el alimento, se simplifica el manejo del alimento. El control de la coccidiosis se puede mejorar aún más, al eliminar los problemas ambientales relacionados con los brotes de coccidiosis, tales como cama húmeda y temperaturas inadecuadas de la caseta.

Conclusiones

Incluso en sistemas de ponedoras enjauladas, la coccidiosis puede representar un problema si las aves tienen una inmunidad mala o nula contra esta enfermedad al inicio de la vida y luego experimentan la exposición a la coccidia al final durante la producción.

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La coccidiosis puede resultar en pérdidas importantes en la productividad de las ponedoras y a veces, puede llevar a una alta mortalidad. Las herramientas tales como las necropsias y las cuentas OPG pueden ayudar a monitorear el desafío coccidiano, así como la eficacia del programa de control de la coccidiosis del productor.

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