La producción avícola sustentable impulsa avances de la industria

Las exigencias de producción sustentable de pollo y huevo seguirán en aumento conforme consumidores y gobiernos exijan más responsabilidad y transparencia.

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Freeimages.com/Bill Davenport
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La presión sobre la industria avícola de ser más ambientalmente sustentable va a ir en aumento conforme aumenten las preocupaciones por el ambiente y las exigencias de transparencia.

Sin embargo, la forma en la que responde la industria – ya que los productores de pollo y huevo enfrentan simultáneamente la demanda de proteína animal – va a variar, como varían las definiciones de sustentabilidad de país en país y de compañía en compañía.

No existe una definición universal de sustentabilidad e incluso, en donde hay consenso, las definiciones han ido en evolución desde que surgió por primera vez en la década de 1960.

La producción sustentable, en su sentido más amplio, interrelaciona tres dimensiones: ambiental, social y económica, de tal forma que las compañías y personas encargadas de las políticas han puesto diversos énfasis en cada una de estas líneas.

En la actualidad se reconoce que los recursos de la Tierra son limitados y que el ambiente sostiene el desarrollo económico y social.

En la industria avícola, muchas compañías ya han hecho avances importantes en reducir la huella de carbono y en hacerse más verdes. Sin embargo, conforme aumenta la demanda de proteína animal, cada vez será más importante reducir o estabilizar el impacto ambiental, aunque también será más difícil de lograr, lo que significa que incluso aquellos que hayan avanzado en sus políticas de sustentabilidad, van a necesitar revisarlas constantemente.

Aves sustentables 

Las casas de genética aviar han hecho importantes avances en desarrollar aves que hacen un uso mucho mejor de los recursos utilizados en ellas. 

El pollo o la gallina moderna es un ave muy diferente del que había hace unas cuantas décadas atrás, con mejor viabilidad, mejor crecimiento y conversión alimenticia, así como mayores rendimientos. Las empresas de genética han desarrollado aves que producen más con menos, lo que quizás los convierte en ejemplos ideales de sustentabilidad. 

Sin embargo, el futuro quizás no sea tan sencillo. 

Hay nuevas consideraciones que han influido en el desarrollo del ave, como el bienestar, una creciente preferencia por pollos de crecimiento más lento y ponedoras sin jaulas. Esto podría verse como menos que óptimo desde el punto de vista de la sustentabilidad ambiental, dado que necesitan de recursos extras. 

Sin embargo, los programas de selección genética han considerado estas peticiones, de tal manera que han surgido aves que pueden responder a estas nuevas prácticas de producción. Para los productores, estas exigencias de más espacio o de mantener a las aves más tiempo pueden perjudicar los esfuerzos de sustentabilidad ambiental. 

Es de esperarse que haya una forma más amplio de hacer selección genética, pero hay otros factores limitantes para que las aves sean más sustentables: sus propios límites fisiológicos. 

Nutrición y alimento 

Seguirá habiendo más avances en nutrición, tanto desde la perspectiva de la genética aviar, como de un conocimiento más profundo de la nutrición. 

Conforme de desarrolla la tecnología, quizás sea posible incluir ingredientes en las dietas que hoy no han probado ser factibles o económicos, y que se pueden producir a nivel local. Los desarrollos tecnológicos deberán también permitir que la nutrición se alinee mejor en todo el período de producción. 

Adriaan Smulders, de comercialización estratégica y tecnología de aves y aditivos de Cargill para explica: “la nutrición de precisión y eficiencia de los minerales da mejor bienestar a las aves y un uso óptimo de las materias primas”. 

“Las dietas hechas a la medida garantizan que el animal pueda usar los elementos del alimento lo más eficientemente posible. Esto va a llevar a una menor pérdida de nutrientes de mucho valor. Al alimentarlos con lo que necesitan, se desperdicia menos”. 

Continúa diciendo que una mejor nutrición puede también significar aves más sanas, menos propensas a enfermedades; hay más aves que se desarrollan de manera óptima, sobreviven y producen más proteína. 

El transporte de alimentos o aditivos tiene impacto ambiental, por lo que mientras más cerca estén las fuentes sustentables, mayor será la probabilidad de reducir el impacto ambiental. 

Pero las emisiones del transporte pueden ser pequeñas comparadas con la misma fabricación de alimentos balanceados, de tal forma que la concentración de la producción en menos plantas y más grandes podría ser más eficiente, que tener muchas plantas pequeñas. 

Sistemas inteligentes en granja 

Ya que pueden ser más sustentables las plantas más grandes de alimentos balanceados, lo mismo podría decirse de las granjas. Las economías de escala no sólo resultan en una distribución más eficiente de recursos, sino que también puede hacer uso de la agricultura de precisión, y más factible la inversión. 

Los sistemas sofisticados de manejo del alojamiento, capaces de controlar ambientes y alimento, así como optimizar el desempeño, requieren de inversiones, quizás más allá de los pequeños productores. Dichos sistemas no sólo regulan las entradas, sino que alertan a los productores de los problemas. 

Desde una mayor bioseguridad a robots que “vivan” entre las parvadas y señalen problemas, se aplicará cada vez más tecnología, para optimizar el desempeño, minimizar el desperdicio y las pérdidas, y por lo tanto para mejorar la imagen ambiental de la granja. 

Así, los productores quizás tendrán que dejarse de ver así mismos como productores de alimentos y más como productores de alimentos y energía, pues los desperdicios se convierten en un creciente problema y la tecnología para procesarlos mejora y se torna más barata. Ya hay una serie de avicultores que han avanzado por este camino y son exportadores netos de energía. 

Sin embargo, la producción “industrial” a gran escala puede ser rechazada por el consumidor, quien a menudo ve a la sustentabilidad enraizada en los métodos tradicionales de producción agropecuaria, como por ejemplo la producción de huevos de aves en libertad, con menos insumos tecnológicos. Esto esuna barrera que van a tener que superar los productores, si de verdad quieren ser ambientalmente sustentables. 

Cómo enfrentar las actitudes del consumidor 

Los puntos de vista del consumidor sobre la producción agropecuaria no sólo son actitudes que van a tener que enfrentar los avicultores: van a tener que cambiar las actitudes hacia la comida, que requieran nuevas relaciones del consumidor. 

La producción de proteína animal tiende a consumir más recursos que la producción de proteína vegetal, además de que han surgido llamados a reducir el consumo de carne en los países desarrollados o a imponer un impuesto a la carne para proteger el planeta. 

Aunque hay muchos que argumentarían contra esos llamados, el fundamento es más admisible en el contexto del desperdicio de alimentos. 

Un estudio basado en datos de la FAO del grupo de cambio climático Champions 12.3, encontró que en Norteamérica y Oceanía el desperdicio de alimentos se encuentra en un 61 por ciento, mientras que en Europa llega al 52 por ciento. En un estudio aparte en el Reino Unido, se encontró que el pollo es la carne que más de desperdicia. 

La industria avícola podrá ser vista como la más sustentable de todos los tipos de producción animal en tierra, pero si se desperdicia su producto, no hay sustentabilidad. 

Como parte del programa de sustentabilidad, el avicultor tendrá que involucrar al consumidor en nuevas formas, quizás mediante la motivación del consumo de toda la carne de aves −blanca u oscura−, lo que reduciría la necesidad de mandar producto de otras parte del mundo, y satisfacer la demanda con producción local. 

Quizás también sean necesario motivar al consumidor a estar a la altura de los estándares que exige de la industria. 

De la granja al tenedor 

Podría ser inaceptable una forma de ver a la sustentabilidad que fuera superficial, en particular porque aumentan los requisitos de transparencia y hay intervenciones del gobierno, aunque hay ejemplos en los que la industria avícola lleva la batuta. 

Por ejemplo, JBS ha sido reconocida por el Carbon Disclosure Project, sistema global de divulgación de la información que posibilita la medición y manejo del impacto ambiental, como una de las cinco principales empresas latinoamericanas en manejo y seguridad del agua en la cadena de suministros. El Programa de Manejo del Agua Sustentable en sus plantas en Brasil fue seleccionado por el Centro de Estudios en Sustentabilidad de la Fundación Getulio Vargas como una de las diez iniciativas corporativas en manejo del agua más innovadoras de Brasil. 

Pero la sustentabilidad es un camino a seguir, no un destino. Por ejemplo, 2 Sisters, que ya es neutral en carbono y productor neto de energía, de todas maneras ha publicado sus objetivos continuos de sus propias instalaciones y cadenas de suministro, al poner todo bajo la lupa: de la granja al tenedor. 

Andrew Edlin, director de sustentabilidad de 2 Sisters, dice: “Tener un plan en funciones es apenas el principio. Para ser realmente efectivos, sabemos que nuestra gente, clientes y socios tienen que entender qué estamos intentando hacer y por qué, e involucrarse en trabajar con nosotros para cumplir dichos objetivos”. 

“Para garantizar que trabajamos hacia la visión y objetivos correctos, vamos a revisar todo el programa Feeding the Future al menos cada dos años con un grupo transversal de gente de la empresa y de terceros, como corresponda”.

Lea el reporte completo en Industria Avícola Septiembre 2017.

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