3 desafíos de los alimentos balanceados de México hoy

La industria de alimentos balanceados es el primer frente de impacto de la producción pecuaria. Revisemos los tres desafíos que tiene la industria mexicana de alimentos para animales.

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Javier León y Miguel Ángel Guízar del Conafab señalan la necesidad de ser menos dependientes de granos del exterior para alimentos balanceados. Foto cortesía de Conafab.
Javier León y Miguel Ángel Guízar del Conafab señalan la necesidad de ser menos dependientes de granos del exterior para alimentos balanceados. Foto cortesía de Conafab.

La industria mexicana de alimentos balanceados espera tener en 2017 un crecimiento moderado del 2.8 por ciento, para producir un total de 33.2 millones de toneladas. En contraste, “el cierre de 2016 fue mejor de lo que esperábamos, porque hubo ajustes respecto a 2015”, dice el Lic. Javier León, subdirector del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal (Conafab) de México, “con un crecimiento del 4.3 por ciento”. 

En general, los sectores que tienen más ponderación en el total son la avicultura, porcicultura y bovinos de leche y de carne (véase la figura 1). Para el cierre de 2017, 29 por ciento del alimento será para pollo de engorda y 20.8 por ciento para postura, lo que sumado da un 49.8 por ciento de participación de la avicultura. 

La producción de pollo y huevo serán sectores con crecimiento moderado, pero la porcicultura crece de forma consistente, empujada por los buenos precios al productor. Además, la exportación de cerdo contribuye a la producción. “Hay muy buenos productores que están haciendo un magnífico trabajo, y en la medida en que cumpla con las exigencias de algunos países, hay potencial para seguir creciendo en las exportaciones”, comenta Javier León. 

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1. Comercio internacional 

a. Impacto del tipo de cambio peso-dólar 

El incremento más moderado esperado para 2017 se debe principalmente a la diferencia en el tipo de cambio, sobre todo a principios del año, situación que aún no está del todo salvada. Hay riesgos de que el comercio exterior pueda tener afectaciones, aunque hay señales positivas. “El tipo de cambio ha venido apreciándose, conforme se ha venido aclarando el panorama que generó los embates del exterior”, señala el Lic. León. 

Además, los precios internacionales de los commoditties, como el maíz, le han dado un respiro a la industria de alimentos balanceados. 

b. Falta magia con Brasil y Argentina 

Brasil y Argentina son factibles como proveedores de materias primas. “Ya se ha hecho, bajo ciertas circunstancias y momentos de los mercados. Es posible y es incluso atractivo traer granos de Sudamérica, en ciertos periodos del año cuando hay ventas de oportunidad”, comenta Javier León. 

Sin embargo, “hay que hacer un trabajo previo y lo cierto es que el comercio con Estados Unidos ya está hecho. No hay más que levantar el teléfono, pedir una base y tomar en el futuro el momento más conveniente. Como por arte de magia, te llega el grano a la planta con la calidad y en las fechas contratadas”, dice el Lic. León. Con Suramérica hay que picar piedra para llegar a eso. 

Desde luego, Suramérica es la primera opción en el caso de necesitarse, “pero en un ambiente de igualdad francamente lo veo complicado; no percibo que pueda sustituir todo lo que compramos de Estados Unidos, sería prácticamente imposible por logística, por precio, por una serie de cosas”. Sin embargo, el trabajo se debe hacer consistentemente para lograr resultados.

2. Calidad de los granos 

a. El maíz nacional es mejor 

Javier León opina que esta situación de riesgo para el comercio internacional por la que ha pasado México en los últimos meses tiene que dejarle varias lecciones al país y a la industria de alimentos balanceados. 

Por un lado, está que la producción del maíz amarillo en México se ha duplicado en los últimos años, aunque sigue siendo insuficiente. Tan es así, que “el año pasado rompimos récord en importaciones de maíz, pero todo el esfuerzo que se pueda hacer en este sentido [de producción nacional] será benéfico”. 

México produce en la actualidad tres millones de toneladas de maíz amarillo. El estado de Chihuahua es un ejemplo exitosísimo, donde se produce la mitad o más del maíz amarillo, y de gran calidad. Además, los productores se han profesionalizado, a tal grado, que hoy lo que venden son bases (que incluye maniobras, transporte, almacenaje y costos financieros) con el precio de Chicago. De esta forma, da certidumbre al comprador y sencillez a la transacción. 

Hay dos aspectos importantes del maíz nacional: disponibilidad y calidad. “El grano nacional supera ampliamente la calidad del importado” añade Miguel Ángel Guízar, analista de Conafab, lo cual es invaluable. “Sin duda, cualquier productor pecuario se inclinaría por el grano nacional”, ya fuera maíz blanco o amarillo. 

Así que, una de las lecciones que tiene que dejar la situación actual es la de producir más maíz amarillo. “Las políticas públicas necesariamente tienen que dirigirse a que podamos producir más y ser menos dependientes, no sólo de Estados Unidos, sino en general del exterior”. La cuestión es que se pueda adquirir a precios internacionales. 

b. Cero contenido de suelo 

En las reglas internacionales de comercio exterior, la tolerancia en caso de presencia de suelo es cero, de otra manera, hay que fumigarlo. Suelo se refiere a la capa superior de la tierra donde se siembra. Al pasar la cosechadora, a veces se lleva parte de suelo, lo que hay que evitar, pues puede traer insectos o plagas, que es un problema fitosanitario. 

Añade Javier León: “Por ningún motivo puedes llevar suelo de un país a otro. El gran problema es que México importa 14 millones de toneladas de maíz y es muy complicado que no lo traiga”. Al parecer, cuando el maíz viene por barco, no se han presentado problemas, pero sí por ferrocarril. 

En conjunto con Senasica se ha desarrollado un protocolo, el cual en caso de presencia de suelo se realiza la importación con el grano cuarentenado para recibir tratamiento en destino con bromuro de metilo, lo que implica trámites y costos adicionales para el importador, de tal forma que se seguirá trabajando con los exportadores estadounidenses y las autoridades. 

3. Uso responsable de antibióticos 

Producir sin antibióticos es un asunto que arde en todo el mundo y México no es la excepción. “En Conafab, estamos a favor del uso responsable de antibióticos, lo que significa usarlos bajo la prescripción de un especialista y para uso terapéutico y preventivo”, expresa Javier León. El asunto es que en el mercado hay productos que ya no se pueden usar como promotores de crecimiento y que alguien los usa de todos modos. 

“La industria alimenticia animal comercializa únicamente productos nutricionales, pero entendemos que en muchos casos el mejor vehículo cuando se requiere suministrar algún medicamento es el alimento y por esa razón es necesario contar con una regulación adecuada”. 

Para los productores pecuarios de algunas especies, hay incentivos del gobierno para que sacrifiquen en rastros TIF (Tipo Inspección Federal). Obviamente, esos rastros tienen controles en los animales que se sacrifican. 

En muchos casos, hay que mostrar el certificado de buenas prácticas pecuarias, que se obtiene después de haber pasado verificaciones de las autoridades, las cuales llegan hasta el alimento balanceado, que debe cumplir con la normatividad vigente. Así que, si el productor no cuenta con el certificado de buenas prácticas pecuarias, no puede sacrificar en rastro TIF y no obtiene el incentivo. 

Los medicamentos que se usan en la industria de alimentos balanceados son microingredientes que se integran vía las premezclas. El elaborador de premezclas se limita a usar sólo lo que está registrado y conforme a lo señalado en la etiqueta, lo cual no siempre es lo que el productor pecuario solicita, lo que complica la obtención de los registros correspondientes. 

“En Conafab estamos trabajando con las autoridades para que se haga obligatoria la certificación de las buenas prácticas de manufactura, lo que ayudará a subir los estándares de la industria mexicana a niveles internacionales y contribuir con ello al uso responsable de antibióticos y diversos ingredientes que pudieran implicar algún riesgo”. 

Lea el reporte completo en Industria Avícola Octubre 2017.

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