Mejorar la eficiencia alimenticia del pollo más allá de la genética

La nutrición se está quedando atrás en comparación con la genética avícola, por lo que la mejora de la eficiencia alimenticia queda en ésta primera. ¿Qué podemos hacer?

Alisha Winson, Dreamstime.com
Alisha Winson, Dreamstime.com

Los pollos de engorde ya crecen a tasas máximas debido a los avances en genética y nutrición, pero aún hay espacio para mejorar la eficiencia alimenticia, dijo el Dr. Leonardo Linares, nutricionista de Aviagen, en un evento de nutrición avícola patrocinado por Hamlet Protein durante EuroTier 2016. 

Cuando se piensa en ello, la razón es bastante obvia. La mayor parte de los factores que afectan la eficiencia alimenticia están relacionados con el alimento en sí, en lo que todo nutricionista estará de acuerdo conmigo al decir que estamos todavía más bien atrasados genéticamente en este aspecto. Así que la pregunta que nos esforzaremos en contestar es: ¿cómo mejoramos la eficiencia alimenticia más allá de la genética? 

¿Qué es la eficiencia alimenticia? 

Antes de incluso intentar mejorar la eficiencia alimenticia, definamos qué es y qué no es la eficiencia alimenticia. En términos prácticos, la eficiencia alimenticia es el número de kilogramos o libras de alimento balanceado consumido por kilogramo o libra de ganancia de peso corporal. Esta es la expresión universal de eficiencia alimenticia, a menudo llamada conversión alimenticia. Pero, eso no es todo. La definición correcta es la proporción ganancia/alimento, ya que este es el término usado por la economía moderna y por las publicaciones científicas, pero dejemos esos detalles a un lado. 

"La nutrición está atrasada, en términos de avances, en comparación con la genética". 

Una manera más adecuada de medir la eficiencia alimenticia es usar la cantidad de energía consumida en vez del alimento consumido. Esto se debe a que las aves tienden a igualar el consumo de energía cuando se les da alimento de concentraciones de energía variadas. No obstante, esta definición más sofisticada no es tan generalizada como debiera, sólo por el hecho de que la mayoría de las dietas de pollos de engorde contienen niveles comparables (pero no iguales) de energía. 

Procesamiento del alimento 

En contraste con otros animales monogástricos, como los cerdos, los pollos de engorde no se benefician del alimento finamente molido. Las aves tienen una capacidad particular de ablandar y “moler” el alimento dentro del aparato digestivo, además de que hay estudios con alimento finamente molido que no apoyan una respuesta igual que la vista en los cerdos. De hecho, una dieta finamente molida dificulta el consumo de alimento, ya que el alimento harinoso se les pega en el pico, lo cual les hace la vida molesta a las pobres aves. Esto no quiere decir que debemos alimentar con granos y soya integral (aunque existe un programa de nutrición así), pero para los programas normales de alimentación, es suficiente un tamaño de partícula de mediano a grueso. 

La cocción de los granos tampoco ofrece ningún beneficio, en términos de mayor digestibilidad del almidón, como se ve en lechones. En contraste, el procesamiento térmico puede neutralizar muchos patógenos en el alimento. Esto a su vez conducirá a un ambiente intestinal sano, que de igual manera llevará a menos nutrientes consumidos por bacterias y a la ausencia de alteraciones intestinales patógenas, que dan origen a un deterioro de la eficiencia alimenticia. 

Finalmente, el peletizado y las migajas mejorarán ligeramente la eficiencia alimenticia, ya que las aves van a consumir más alimento al día, y por ende crecerán más rápido y minimizarán su gasto de mantenimiento en términos de requerimientos del alimento. 

Aditivos que ayudan a la digestión 

Aunque cada vez que se habla de mejorar la digestibilidad de nutrientes lo primero que se viene a la cabeza son las enzimas, su efecto puede ser mínimo. Estoy de acuerdo, el producto enzimático adecuado puede rendir hasta más de 50 kcal/kg de energía metabolizable, pero si se deja como tal, es decir, sin el apoyo de la proteína, esta energía extra se volverá grasa corporal. Otros aditivos que impulsan de forma indirecta la eficiencia alimenticia son aquellos que aumentan, o mejor dicho mantienen, la buena salud intestinal o aquellos que claramente eliminan a las bacterias. 

En el primer caso, tales aditivos mantendrán a las aves sanas y a las aves sanas se les permite expresar todo su potencial genético. Aquí es necesario mencionar que es el potencial de crecimiento el que lleva al consumo de alimento; obligar a las aves poco saludables a consumir alimento extra sólo las hace enfermar más. 

La segunda clase de aditivos que reduce la cantidad de bacterias –buenas o malas–, en el intestino, tiene un efecto más directo. Los microorganismos en el intestino requieren nutrientes para prosperar, y debido a ello, su proliferación quita nutrientes que pudiera usar el animal. Después de todo, son los primeros en entrar en contacto con los nutrientes. Y las bacterias colonizan no sólo el intestino inferior, sino todo el intestino, aunque en diferentes concentraciones. 

Densidad energética 

Mencionamos antes que la medida real de la eficiencia alimenticia es la energía y no la masa de alimento consumido. Si deseamos reducir la conversión alimenticia en términos absolutos (es decir, mejorar la eficiencia alimenticia medida como alimento/ganancia), podemos simplemente aumentar la densidad energética del alimento. 

Si se aumenta la densidad energética del alimento en 5 por ciento, podríamos observar un porcentaje similar de caída de la conversión alimenticia. Aquí damos por hecho una dieta bien equilibradas y sin efectos en términos de ganancia de peso. Si no podemos observar tales efectos, es porque las dietas no están correctamente equilibradas en términos de proteína (muy probablemente) u otros nutrientes (muy raro). 

De hecho, este ejercicio puede llevarse a cabo dentro de ciertos límites. Si hay una concentración de energía demasiado baja, las aves simplemente no podrán comer lo suficiente para satisfacer sus necesidades (el alimento se vuelve voluminoso); con una concentración de energía demasiado alta, las aves consumirán alimento de más para satisfacer sus necesidades de saciedad (van a engordar al lograr su potencial diario de acumulación de proteína). 

En este punto, vale la pena mencionar que el costo del alimento por kilogramo o libra no cambia proporcionalmente con la concentración de energía. Por ejemplo, un aumento del 5 por ciento en concentración de proteína no significa que este alimento será 5 por ciento más caro. Si este fuera el caso, entonces las cosas hubieran sido ideales. Pero, en la mayoría de los casos, el costo del alimento aumenta ligeramente con cada paso creciente hacia un alimento más denso. 

Hay un punto en el que la concentración de energía se vuelve prohibitivo en términos de costo por kilogramo o libra de ganancia de peso corporal: el árbitro final de la rentabilidad. Por fortuna, un nutricionista calificado puede determinar la densidad óptima de energía/nutrientes de un grupo de ingredientes dados, con base en sus precios. 

Superpreiniciadores 

Existe una creciente cantidad de pruebas que apunta hacia el hecho de que un impulso prematuro en la vida lleva a un pollo de engorde más rentable. Esto es una combinación de aumento en la salud, mejor eficiencia alimenticia y tasas de crecimiento más rápidas. 

Como sucede, los preiniciadores normales ya no son suficientes para las necesidades genéticas modernas. De hecho, según el Dr. Linares, quién me inspiró a escribir este artículo, la nutrición está atrasada, en términos de avances, en comparación con la genética. Un superpreiniciador, por ende, es otra herramienta para obtener mejores números y tal vez, incluso mayor rentabilidad. 

Mejoramiento de la eficiencia alimenticia 

La eficiencia alimenticia se mide de manera equivocada, pero como dicen en Wall Street: es lo que es. Podemos mejorar la eficiencia alimenticia con ciertos (pero no todos) aditivos, dar al pollo de engorde un impulso anticipado y, sobre todo, algo que está más allá del alcance de este artículo, escrito por un nutricionista, es el garantizar que las aves disfruten de una salud máxima. En consecuencia, hágase el mejor amigo del veterinario antes de hablar con el nutricionista.

Lea el reporte completo en Industria Avícola Octubre 2017.

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