¿Mejoran la salud humana las aves que nunca reciben antibióticos?

Crece la cantidad de aves que se producen bajo el programa “nunca con antibióticos” ¿Reducirá esta tendencia la resistencia antimicrobiana en la medicina humana?

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Foto cortesía de Terrence O'Keefe.
Foto cortesía de Terrence O'Keefe.

Durante los últimos cinco años, han aumentado de forma espectacular la cantidad de pollos de engorde que se producen en Estados Unidos bajo los programas de nunca recibir antibióticos (no antibiotics ever). Grady Bishop, director de acceso al mercado global de Elanco, les comentó a los asistentes de la Reunión anual de salud, procesamiento y producción en vivo avícolas de Delmarva Poultry Industry Inc., en Ocean City, Maryland, Estados Unidos, que ha aumentado la cantidad de pollos de engorde que se producen en Estados Unidos sin nunca recibir antibióticos, de un pequeño porcentaje en 2012 a casi un 40 por ciento en 2017. 

Este repentino cambio en la manera en que se producen pollos en Estados Unidos llegó como respuesta a las promesas de compra por parte de las grandes cadenas de restaurantes de comida rápida –como McDonald’s y Chick-fil-A –, así como de los mayores integrados avícolas, Tyson y Perdue en particular, que han hecho del uso de antibióticos en sus parvadas, parte de las afirmaciones de mercado de sus marcas al menudeo. 

Este cambio radical en el mercado, junto con los cambios en las Indicaciones de Uso en Alimentos Veterinarios (las VFD), impactan también la manera en la que se producen los pavos y las gallinas ponedoras. 

El problema de la resistencia antimicrobiana 

Las medicinas humana y veterinaria afrontan un desafío a largo plazo: se desarrollan cada vez menos antibióticos nuevos, al mismo tiempo que aumenta la incidencia de bacterias patógenas que son resistentes a uno o más antibióticos. Los gobiernos de todo el mundo tratan de encontrar formas de mantener la eficacia de los antibióticos existentes, mientras que fomentan el desarrollo de nuevos antibióticos. 

El método One Health, adoptado para combatir la resistencia antimicrobiana, considera el uso de antibióticos tanto en humanos como en los animales de producción para consumo. El mercado ve ahora como una virtud la eliminación del uso de antibióticos en la zootecnia avícola, pero ¿mejorará de verdad este cambio la eficacia de los antibióticos en la medicina humana? 

¿Será que la eliminación de antibióticos reducirá la resistencia? 

Según el Dr. Rolf Joerger, profesor del Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos de la University of Delaware, no ha habido muchos estudios que analicen específicamente el impacto de los programas de producción que nunca incluyen antibióticos en aves sobre la resistencia antimicrobiana de la microflora en la caseta avícola. Pero dijo que sí se ha trabajado algo en comparar la resistencia antimicrobiana en bacterias en granjas de pollos orgánicos y convencionales. Comentó que, hasta ahora, estos estudios han demostrado muy pocos cambios en el nivel de resistencia a los antibióticos en los patógenos. 

“En la actualidad, no es del todo evidente si el cambiar hacia prácticas de producción orgánica (que incluye a los pollos que nunca reciben antibióticos) cambia la resistencia antimicrobiana a corto plazo, digamos, en unos cuantos años”. Joerger explicó que muchos de esos estudios sólo evalúan patógenos y no a toda la microbiota. Expresó que, si solo se observa a los patógenos, no hay tantos de ellos, por lo que el tamaño de muestra es siempre bastante pequeño. 

Añadió que, si llega a haber reducción de la resistencia antimicrobiana en la caseta avícola, tardará varios años en desarrollarse porque las bacterias han estado presentes en dichas casetas durante mucho tiempo, en particular con los sistemas de acumulación de cama. Joerger planteó que esas bacterias pueden persistir porque se han adaptado a ese ambiente de la caseta. 

El Dr. Charles Hofacre, presidente del Southern Poultry Research Group y profesor emérito de la Escuela de Medicina Veterinaria de la University of Georgia, dijo que el Estudio Nacional de Monitoreo de la Resistencia Antimicrobiana (National Antimicrobial Resistance Monitoring Study o NARMS) proporcionó financiamiento para la investigación en la búsqueda de la resistencia antimicrobiana en la microflora de salmonela y campilobacter encontradas en las casetas de pollos. Hofacre y el Dr. Randall Singer, profesor de epidemiología del Departamento de Ciencias Veterinarias y Biomédicas de la University of Minnesota, llevaron a cabo la investigación que continuó después de que Hofacre se jubiló de la universidad. 

En este estudio de campo, se recolectaron muestras ambientales con la ayuda de un calcetín puesto encima de botas desechables con el que se caminó dentro de la caseta avícola. Se aisló y cultivó la salmonela y campilobacter de las muestras y después se les determinó la resistencia antibiótica conforme al protocolo del NARMS. Se incluyeron en el estudio aves producidas con programas convencionales y sin que recibieran antibióticos, aunque comenzó antes, cuando dichos programas de producción sin nunca incluir antibióticos eran un pequeño nicho de la industria. Aún no se han publicados los resultados del estudio. 

El problema de la coselección y la corresistencia 

Los plásmidos son pequeños círculos de ADN fuera del cromosoma bacteriano. Algunas bacterias pueden tener plásmidos que contengan genes que les dan resistencia a más de una clase de antibióticos o metales. A las bacterias que portan plásmidos como estos se les llama corresistentes. La coselección es el proceso en el que la exposición a un antibiótico o metal selecciona la resistencia a un gen en el plásmido y luego selecciona también los demás genes de resistencia que están en el plásmido. 

El Dr. Singer, que habló durante la mencionada reunión anual avícola, dio un ejemplo de cómo la coselección complica los esfuerzos por detener el aumento en la resistencia antimicrobiana. Dijo que un plásmido extraído de E. coli encontrado en una vaca, llevó la resistencia a una serie de antibióticos, así como a algunos metales, como el cobre y el zinc. Algunas veces se utilizan el cobre y el zinc en los programas que nunca incluyen antibióticos para ayudar a regular la microflora intestinal, pero si en la granja estuviera presente un plásmido que contenga genes con resistencia a los metales y a los antibióticos, entonces probablemente no estaríamos mejorando la resistencia como creemos. 

Hofacre dijo que se han encontrado genes resistentes a desinfectantes de amonio cuaternario en plásmidos que contienen genes con resistencia a los antibióticos, por lo que teóricamente, la forma en que se limpian granjas y plantas incubadoras podría impactar en la resistencia a los antibióticos. 

La resistencia a los antibióticos es un proceso natural 

De la misma forma en que se han encontrado en la naturaleza los antibióticos originales que se usan en la medicina, la resistencia a ellos ha evolucionado durante millones de años en casi todo ambiente en la Tierra. Nunca llegaremos a un nivel cero de resistencia a los antibióticos. Evolucionó de forma natural mucho antes de que el humano utilizara estos compuestos. 

Joerger explicó que la cuestión es si podemos o no volver a lo que consideraría como nivel natural o base de resistencia antimicrobiana en las bacterias en el ambiente de las aves. Comentó que nadie sabe en realidad como sería el nivel base de resistencia, pero que en definitiva no sería tan alto como el que se observa en las granjas avícolas actuales. 

Exclusión competitiva y probióticos 

Muchos de los programas de producción que han tenido éxito que nunca incluyen antibióticos para pollos de engorde, pavos y gallinas ponedoras usan probióticos añadidos al alimento para mantener sanas a las parvadas, con un buen desempeño. 

Hofacre señaló que un microorganismo seleccionado para incluirse como probiótico porque ayuda a evitar que los clostridios colonicen el intestino, podría no ayudar a prevenir la colonización por salmonela. Añadió que, en el futuro, los cultivos probióticos que contienen más de un serovar de microorganismo podrían usarse para lograr múltiples objetivos, como prevenir la colonización con salmonela y mejorar la salud de las aves. 

Los probióticos podrían contribuir a la inocuidad alimentaria al ayudar en la producción de productos avícolas con una menor necesidad de antibióticos, lo que podría reducir la presión de selección de resistencia a los antibióticos en las casetas avícolas. Los probióticos podrían también ayudar a prevenir la colonización del sistema digestivo con salmonela y campilobacter, lo cual significaría una carga de patógenos menor en los productos avícolas listos para cocinar.

Lea el reporte completo en Industria Avícola Diciembre 2017.

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