ABPA cuestiona prohibición de la UE a 20 plantas avícolas

El vicepresidente de la ABPA discute las posibles razones —políticas y económicas— de la Unión Europea detrás de la prohibición de importaciones de pollo de 20 plantas avícolas de Brasil.

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Rui Vargas, vicepresidente de la ABPA asegura que no hay justificación para que la UE prohíba la exportación de veinte plantas brasileñas. | Foto de Benjamín Ruiz
Rui Vargas, vicepresidente de la ABPA asegura que no hay justificación para que la UE prohíba la exportación de veinte plantas brasileñas. | Foto de Benjamín Ruiz

La decisión unánime de la Unión Europea (UE) de prohibir la importación de pollo de 20 plantas de Brasil ha tenido un fuerte impacto en la industria avícola de este país. Se dice que entre 30 y 35 por ciento de las exportaciones de Brasil se verían afectadas. Según parece, la “vilipendiada” BRF es la más afectada, pues 12 de esas plantas son suyas.

La UE acusa que se han detectado deficiencias en el sistema brasileño oficial de control, sin embargo, Rui Vargas, vicepresidente y director técnico de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), dice que tienen “dificultades para llegar a un entendimiento porque siempre hemos trabajado y exportado a la UE”.

El problema radica en que la UE establece un criterio más riguroso para el producto llamado pechuga salada que para la pechuga cruda, cuando ambos tienen el mismo riesgo, “a pesar de que el mismo destino de ambos productos es la industrialización”. Brasil exporta pollo con 0.2 por ciento de sal para darle una mejor preservación al producto, pues puede tardar entre 25 y 30 días en llegar a Europa.

Otras causas

El directivo de la ABPA cree que “debe haber alguna otra causa que determine las necesidades de ellos [los europeos] de crear una situación difícil para la comercialización de pechuga salada”. ¿Por qué no la pechuga fresca?

Todo parece indicar que debe haber algún aspecto económico o político detrás de esta decisión “que ha generado la discusión de la sospecha de una contaminación de Salmonella, que en la realidad no presenta riesgos para la salud”. Vale la pena recalcar que este producto crudo que se dice contaminado “obligatoriamente se va a cocer antes de consumirse”.

En el pasado, Brasil negoció una cuota de productos salados sin aranceles. “Tenemos una cuota de 200,000 ton de pollo salado y 20,000 de pollo fresco”. Más allá de estas cantidades habría que pagar aranceles.

Al parecer, si se crea una situación con respecto a que la pechuga salada tiene Salmonella −aunque esto no cause riesgos a la salud pública− entonces se tendría que exportar pechuga fresca y, evidentemente, las 200,000 ton no entran en la cuota de 20,000, por lo que tendrían que pagarse aranceles: una buena ganancia para la UE.

“Esto es algo que solo suponemos”, dijo Vargas. “Si [los europeos] sospechan de la calidad de nuestros productos, nosotros también sospechamos de cuál es la causa real”.

¿Problema real el de BRF?

“No existe el problema de las plantas que están imputando”, señaló Vargas, quien mencionó además que en los próximos días se publicará una lista de las plantas que van a prohibir por cuestiones de carácter técnico. “La realidad es que ninguna de estas plantas presenta ningún tipo de indicio, reporte o análisis que pudiera comprometer su producción el día de hoy”. El criterio que la UE aplica es con el que la ABPA no concuerda, pues técnicamente no existe ningún riesgo.

El vicepresidente de la ABPA no encontró motivos que justifiquen la prohibición de esas empresas con base en el control de la Salmonella. Dicho control está completamente bien establecido porque “los lotes que se destinan a la exportación cumplen la legislación europea dentro de las expectativas de la Salmonella que espera la UE, de una prevalencia del 14 por ciento”. Es un producto crudo que no se va a consumir crudo. “Creo que es un poco de preciosismo de la Unión Europea para este tipo de casuística”.

Demasiada coincidencia

Últimamente, Brasil y su industria avícola han estado en la mira. Coincidencia o no, lo cierto es que la cuestionable “fragilidad” que pudiera tener Brasil por sus problemas políticos no debería tener nada que ver. ¿Es acaso el único país con problemas políticos?

Vargas cree que una situación así no justifica tomar medidas contra Brasil. Aunque esto no se puede asegurar, no debe haber falta de confianza, de creer que un país con problemas políticos no puede producir un producto adecuado, que las empresas no tienen la capacidad de producir y exportar productos que cumplan con las normas. “No tiene nada que ver una cosa con la otra”.

Brasil sigue produciendo y exportando pollo

Cabe mencionar que las empresas de las que se sospecha no son todas. “Todavía tenemos muchas, más de 30 empresas que siguen exportando el mismo producto en condiciones adecuadas, que cumplen con las normas europeas, que no presentan ningún problema”, agregó el ejecutivo de la ABPA.

Recordemos que las supuestas sospechas de los productos contaminados sucedieron entre 2016 y 2017. Hoy, en 2018, todas ellas producen de conformidad con la legislación europea.

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