Uruguayos cotizan carne porcina

Porcicultores de Uruguay optimistas frente a las proyecciones de crecimiento del sector, debido al reposicionamiento de la carne porcina entre los consumidores de este país.

Los productores de porcinos de Uruguay observan con expectativa las posibilidades de crecimiento del sector porcino, porque los consumidores están valorando sus cualidades y el aumento de los precios de la carne de vacuno ubica el producto como un sustituto importante.

El presidente de la Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos, Sr. Víctor Liberman, dijo “la carne porcina se está vendiendo bien y ahora tenemos la expectativa de que nos otorguen los mismos beneficios que se anunciaron para el desarrollo del sector avícola”.

Según las cifras del Instituto Nacional de Carnes de Uruguay (INAC), el consumo de carne porcina alcanzó 8,6 kilos per cápita en 2009, una cifra similar a la del año anterior.

El mercado de carne fresca porcina sustituyó en la actualidad un buen porcentaje de las necesidades que tienen los productores para colocar la producción. El Sr. Liberman informó que el aumento de volumen en las ventas de la carne porcina es evidente en estos meses del 2010 y remarcó que se puede observar en las carnicerías que todos los días hay cortes de porcinos.

El presidente Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos manifestó también que con los precios en alza de la carne vacuna, en cualquier momento se pondrá en marcha el programa de apoyo a la venta de carne fresca de porcina que dispuso oportunamente el Gabinete Productivo.

El funcionario de la Dirección de Mercado Interno del INAC de Uruguay, Sr. Gabriel Costa, destacó el reposicionamiento de la carne porcina frente a los consumidores. Recordó que antes el destino de esta producción era fundamentalmente para elaboración de productos elaborados, como chorizos y jamones.

Además, el Sr. Costa afirmó que siempre se vio la poca afinidad que tenía el uruguayo con la carne porcina. Pero hace aproximadamente ocho años se realizó una campaña muy fuerte, denominada “Cerdo magro no engorda”, lo cual, a un precio competitivo con la carne vacuna, permitió que el consumidor se acostumbrara y descubriera las bondades del producto.

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