Investigadores italianos han descubierto un inesperado aliado en la lucha contra el cáncer: la bacteria salmonella. Para propagarse, los tumores necesitan burlar el sistema inmune, pero el estudio mostró que la salmonella despierta las defensas del organismo, por lo que es capaz de reconocer y destruir células cancerosas.
Por lo general, la salmonella se asocia con casos de intoxicación alimentaria como resultado de la ingesta de carne contaminada y huevos. En las pruebas, los científicos utilizaron una cepa debilitada incapaz de causar la enfermedad.
Investigaciones anteriores han demostrado que la salmonella infecta preferentemente a las células tumorales. El artículo, publicado en Science Translational Medicine, describe cómo los investigadores tomaron una ventaja de tal afinidad para estimular el sistema inmunológico.
En el inicio del cáncer, las defensas del cuerpo tienden a reconocer y eliminar las células defectuosas. Con el tiempo, el tumor sabotea los mecanismos de comunicación celular que podrían manifestar la anomalía. El cáncer se propaga a continuación, sin ser importunado por el sistema de defensa.
Típicamente, el tumor inhibe la producción de una proteína en las células cancerígenas: una Cx43. Ésta es responsable de proporcionar las señales al sistema inmune que algo va mal, los llamados antígenos tumorales.
Los científicos han encontrado que la infección por salmonella restaura los niveles normales de Cx43. El sistema de defensa percibe que la salmonella es el menor de los problemas: el cáncer se convierte en una prioridad. T CD8 son enviados al lugar para matar las células cancerosas.
La coordinadora de la investigación, María Reigno, del Instituto Europeo de Oncología en Milán, explica que: “las pruebas se han realizado en tumores de cánceres de piel, melanoma, porque no existe una cura definitiva para las formas con metástasis de este tipo de cáncer”.
La estrategia se utilizó con éxito para combatir los tumores in vitro, en las células humanas y ratones. E in vivo, en cobayas. La investigadora Reigno afirma que espera de la autorización de la vigilancia sanitaria italiana para comenzar las pruebas en seres humanos. Ella prevé que la investigación debería comenzar en mayo o junio del próximo año.
