La respuesta quizás sea sí. Inicialmente, el impacto de los brotes de influenza aviar en la producción de huevo en México fue devastador, pues se eliminaron, según las cifras oficiales, 22 millones de aves. Vale la pena mencionar que esta cantidad representa la población total de gallinas de muchos países. Luego, vino el brote en las reproductoras pesadas con el consiguiente golpe al mercado del pollo de engorda.
El caso de la influenza aviar en México va más allá del efecto sobre la industria avícola. Se ha convertido en una cuestión prácticamente de seguridad nacional y de alta carga política en las decisiones. ¿Por qué? Porque, entre otros factores, hay mucho cuidado por parte del gobierno de no afectar el consumo de dos de las estrellas de la mesa mexicana: el pollo y el huevo.Aunque controlados los brotes, creo que México está aún lejos de la erradicación, al menos en el corto plazo. Pero la industria avícola mexicana va viento en popa. Este año se espera, tanto en pollo como en huevo, un crecimiento del 3 por ciento. Sigue habiendo inversiones en infraestructura e innovación. ¿Y esto qué significa? Que los avicultores tienen una gran confianza en su industria y en el país, lo que por lo tanto redundará en que la avicultura mexicana se consolidará en un futuro cercano.
Las exportaciones por el momento están descartadas. Pero, una vez fortalecida y consolidada la industria avícola nacional así como el consumo interno, aunado a la confianza del avicultor, México estará listo para poder exportar, siempre y cuando también finalmente se establezcan los tan necesarios cambios en la manera de producir.