Después de leer el blog de mi colega Alexander Barajas Maldonado sobre la autosuficiencia energética en la avicultura y de cómo la energía puede tornarse en un producto para vender junto con el pollo o el huevo, me cuelgo de él para exponer esta otra ocurrencia.
Brillante idea la de que la industria avícola produzca energía. Y como dice Alex, ¿por qué no? Hay miles y miles de metros de techos que absorben calor para nada, incluso sólo para aumentar el estrés calórico. No sólo se podría recoger esta energía en paneles solares, sino que, a lo mejor, hasta evitamos que penetre a los pollos.
Pero estuve pensando que, con el uso de biodigestores en la granja, además de producir energía, evitaríamos transportar la gallinaza o pollinaza a otros lados. Simplemente se quedaría en la granja.
Es de todos sabido que, en muchos lugares, las granjas venden la gallinaza como fertilizante, que la recogen camiones que luego transitan por carreteras, sin ninguna protección, dispersando material aquí y allá, contaminando otras granjas, y quizás diseminando enfermedades.
De eso se habló mucho durante el brote de influenza aviar en México de hace unos años. Imágenes de camiones cargados con gallinaza que circulaban por las carreteras de la zona más densamente poblada de gallinas en el mundo. No estoy diciendo que esta haya sido la causa, pero los expertos dicen que es un vector más.
Así que, esto de la producción de energía alternativa, otrora cosa de niños ricos que no tenían nada más qué hacer, de países que tenían sus necesidades básicas cubiertas, puede tornarse en un negocio redondo −en el sentido más amplio de la palabra−, tanto en el mundo desarrollado, como en el que está en desarrollo. ¿Ustedes qué piensan?
