¿Cuál fue la noticia del año para el mundo avícola?

Una tendencia comercial, los escándalos sanitarios y el asomo del proteccionismo estarían en el podio de los hechos que mayor impacto generaron y seguirán generando en la industria.

Foto cortesía de Zoetis.
Foto cortesía de Zoetis.

2017 será un año difícil de olvidar, no tanto por lo que deja puntualmente como por aquello que habría comenzado o potencializado para la industria avícola global, con efectos al parecer duraderos y que sin duda ya se hacen sentir en nuestra América Latina.

Algunas cosas no cambiaron: siguieron los bajos precios de las materias primas que se prolongarían hasta bien entrada la próxima década; los brotes de influenza aviar continuaron, aunque esporádicos, espaciados y controlados, con un efecto tangencial en el comercio mundial de la carne de pollo.

También debe destacarse el anunciado impulso de multinacionales a la investigación en carne de laboratorio, un avance que de darse no solo redefiniría el negocio avícola, si no toda la industria asociada a la proteína animal. Está más lejos que cerca, pero la promesa de sus promotores es alcanzar un proceso viable económicamente en el mediano plazo.

Ya veremos. Lo que sí fue un hecho es el innegable auge del bienestar animal en la producción de alimentos, y en especial, en los polémicos huevos libres de jaula. No solo multinacionales europeas y norteamericanas continuaron refrendando su compromiso con este modelo de producción, también decenas de empresas latinoamericanas de diferente tamaño se subieron este año a ese tren en nombre de los consumidores… y de las gallinas.

Dos grandes escándalos sanitarios pusieron la lupa en los controles que garantizan la idoneidad de los alimentos de origen aviar. El primero fue el de ‘Carne Débil’, en Brasil, el mayor exportador mundial de pollo y otras proteínas. Luego fue el de los huevos contaminados con fipronil en Europa. La rápida respuesta, la mejora en los controles y los mecanismos empleados para minimizar las pérdidas de las cadenas productivas, han sido loables.

Por último, el mundo parece abocado a una nueva era de proteccionismo comercial desde la llegada del presidente estadounidense Trump al poder en enero. Ha sido un primer año de renegociaciones e incertidumbres en este aspecto, pero no pueden esperarse muchas cosas buenas para el libre comercio de los alimentos en general, incluyendo el del pollo y el huevo procesados.

Este año moribundo vaticina entonces grandes cambios para los que vienen. Esperemos estar a la altura de tales retos.

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