Increíble, ¡Venezuela asesorará en avicultura!

El acuerdo entre Venezuela y Palestina se firmó el 18 de enero y toca los mercados avícola, agrícola, de salud, turismo y minería.

El acuerdo fue firmado el 18 de enero entre el presidente venezolano, Nicolás Maduro (izquierda), y el canciller palestino, Riad Malki (derecha). | Foto cortesía del Ministerio del Poder Popular para Asuntos Exteriores de Venezuela
El acuerdo fue firmado el 18 de enero entre el presidente venezolano, Nicolás Maduro (izquierda), y el canciller palestino, Riad Malki (derecha). | Foto cortesía del Ministerio del Poder Popular para Asuntos Exteriores de Venezuela

El papel aguanta todo, dice un conocido adagio para dar a entender que no todo lo escrito merece ser creído a pie juntillas. Eso aplica para una curiosa noticia dada a conocer desde Venezuela: el gobierno de ese país caribeño firmó un acuerdo de cooperación con el gobierno de Palestina en varias áreas de la producción, incluida la agrícola, y entre esta, el negocio avícola.

Sin duda, se trata de algo alucinante. El llamado socialismo del siglo XXI que exportó Venezuela en las últimas dos décadas ha dado muestras de ser muy bueno en todo lo contrario a propiciar la producción en un país. Aquí hemos dado cuenta de las precarias condiciones de los avicultores venezolanos, quienes han reconocido que su actividad se contrajo más del 50 por ciento en los últimos cinco años.

Es una tragedia perfectamente documentada, ya que, de ser autosuficientes en materia avícola (como en tantas otras áreas agropecuarias, e incluso por ello floreció un creciente contrabando hacia sus vecinos colombianos), los venezolanos hoy tienen que importar casi todos sus alimentos, incluidos pollos y huevos, para medio paliar el hambre de su famélica población.

Pero tratando de ser positivos, pensemos más bien que esa famosa cooperación se basaría en tener como asesores a los golpeados avicultores venezolanos. Total, Palestina está bloqueada económicamente por Israel desde hace 50 años y eso, de alguna manera, establece ciertos paralelos en los que la desgracia compartida les ayudaría a encontrar soluciones comunes, tanto a suramericanos como a árabes.

Ahí sí podría entender uno tal noticia, ya que los avicultores venezolanos son unos verdaderos gurús en supervivencia empresarial, como lo debe ser cualquier emprendedor en la Palestina ocupada. Veamos algunas perlas: para importar insumos (desde granos hasta vacunas), hay que pedirle al gobierno dólares que casi nunca están disponibles. Entonces, se debe recurrir al carísimo mercado negro.

Luego, hay que ver cómo se apaña un empresario avícola para subsistir con dos duras realidades económicas adicionales venezolanas: debe vender al precio que le impone el gobierno (que no tiene en cuenta la hiperinflación ni los costos de producción) y, encima, soportar alzas de salarios —por decretos inconsultos y populistas— dos o tres veces al año de hasta el 40 por ciento.

Todo esto no hace más que favorecer la informalidad, recurrir al mercado negro, a mucho de ingenio (cuando no a la clandestinidad) para tratar de mantenerse a flote mientras una tormenta que ha durado mucho tiempo, demasiado, se disipa (en Venezuela, en Palestina). Solamente así, lo patético se tornaría coherente.

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