Colombia va a construir su norma en bienestar animal

Sin embargo, la interesante noticia puede empañarse con algo: el periodo para el cuál se solicita.

Freeimages.com/Zeeshan Qureshi
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En medio de las festividades decembrinas y los afanes de año nuevo, en Colombia pasó desapercibida la expedición de un decreto que conmina a las autoridades de fomento agrario para que construyan, a más tardar a diciembre de 2018, una normatividad nacional sobre “Bienestar animal para las especies de producción en el sector agropecuario”.

Se trata del Decreto 2113 del 15 de diciembre de 2017, del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Con esta disposición, este país andino da un paso adelante en la región para afrontar el tema con rigor y no dejarlo al garete de los pareceres particulares, como es hoy en América Latina.

Esa sería por lo menos la primera gran expectativa: lograr un lenguaje común a la hora de hablar de bienestar animal y cómo se aplica en el marco de la producción industrial de proteína. Ya en lo que nos atañe, que es el negocio avícola, nada avanza el contenido del decreto en modalidades productivas (en realidad, no lo hace para ningún rubro cárnico).

Es bastante general pero tiene unos puntos de arranque previsibles y, al mismo tiempo, deseables. Dice que la futura norma debe estar alineada con las disposiciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), de la Colombia es país miembro. También dispone que se creen, antes de junio de este año, dos organismos: el Consejo Nacional de Bienestar Animal y el Comité Técnico Nacional de Bienestar Animal.

No da luces sobre las funciones de dichas instancias, pero es de esperarse que sirvan como instancias de participación, debate, consulta, seguimiento, evaluación o asesoría. Tampoco dice quiénes podrán hacer parte de dichos organismos, pero igual se pueden anticipar algunos miembros: representantes de Minagricultura, del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), del Invima (control de medicamentos y alimentos), y desde luego, de los gremios cárnicos y veterinarios.

Sería deseable que, además, se vincularan expertos independientes, ojalá internacionales, ya que de no hacerlo es inevitable que se termine privilegiando el status quo o se desconozcan tendencias globales. La apertura y la inclusión, sin privilegiar ni proscribir ninguna alternativa de producción, deben ser dos consignas centrales.

Una noticia interesante, pero a la que le encuentro un bemol. Se antoja pronto cerrar la expedición de la norma en diciembre de este año, pues la misma OIE está enfrascada desde hace varios meses en la expedición de normativas globales más detalladas sobre bienestar animal. A juicio de conocedores, este año podrían votarse los textos propuestos por la OIE para cerdos, por ejemplo; pero en lo referente a avicultura (en especial, el sensible tema de gallinas ponedoras), las definiciones podrían tardar hasta el primer semestre de 2019.

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