Harina de grillo, ¿competencia o posible insumo avícola?

Si a las gallinas y pollos les encantan los grillos, ¿por qué no aprovechar el emprendimiento de una compañía colombiana para crear harina de estos insectos y así aminorar la dependencia avícola de los granos?

Gareth Evans | Freeimages.com
Gareth Evans | Freeimages.com

Cuando conocí la propuesta de la naciente firma Arthrofood (producir harina de grillo para consumo humano), recordé de inmediato lo mucho que me gustaba de niño visitar a mi abuela paterna.

Además de las delicias que salían de su cocina, me encantaba la melodía de los turpiales enjaulados y cazar grillos en su patio para arrojárselos a las gallinas que criaba en un vetusto galpón.

Junto con mis hermanos, nos divertía la avidez con que los perseguían para engullirlos. De esas travesuras memorables —que espero sepan disculpar mis amigos animalistas—, me surgió el interrogante que titula esta nota.

Si a las gallinas y pollos les encantan los grillos (pues son sus depredadores naturales), ¿por qué no se podría aprovechar el avance propuesto por los jóvenes emprendedores colombianos de Arthrofood para aminorar la dependencia avícola de los granos, en especial de la soya?

Aseguran los nóveles empresarios que el impacto ambiental de producir un kilo de harina de grillo, combinando consumo de agua, espacio y emisión de gases de efecto invernadero, es aproximadamente 85 por ciento menor que el generado por el pollo y el huevo, los actuales líderes del escalafón entre las proteínas animales tradicionales más sostenibles.

Y ni qué decir del costo de desforestar hectáreas para sembrar y cosechar la oleaginosa. También dicen que un kilo de dicha harina se podría vender a 3.5 dólares, lo que disminuiría la viabilidad financiera de una hipotética conversión.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que ese valor es precio de venta minorista, incluye la ganancia operativa y todavía no ha pasado por el desarrollo y las eficiencias que podrían darse si se somete la idea a un proceso industrializado.

El costo podría caer de forma crucial, empezando porque las camas de grillos permitirían un crecimiento vertical fabuloso. Hoy dicen que se monta una granja pequeña en dos días y se cosechan los primeros grillos en dos meses. Nada mal.

El potencial se antoja enorme, con la ventaja de ser un cambio responsable con el medio ambiente, gracias a un nuevo insumo avícola que se puede integrar al negocio, cultivar en el propio país, incluso dentro de las mismas granjas avícolas para luego preparar el concentrado.

Ah, y dicen estos chicos que una cucharada de esa harina de grillo tiene los mismos nutrientes de un huevo. Suena demasiado bien. Sobre todo porque parece mucho más fácil hacer que esa cucharada se la coma un pollo o una gallina, que un escrupuloso ser humano.

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