La esencia de la avicultura empieza en la incubadora

La incubación que imita la naturaleza es algo de lo que Pertersime presenta en su tecnología.

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Nuestra diferencia es la incubación que imita la naturaleza, dicen Michel de Clercq y Paul Degraeve, directores de Petersime. Foto cortesía de Petersime
Nuestra diferencia es la incubación que imita la naturaleza, dicen Michel de Clercq y Paul Degraeve, directores de Petersime. Foto cortesía de Petersime

“La esencia de la producción avícola empieza en la planta incubadora. Incluso, de no ser óptima la incubación, puede afectar el buen trabajo hecho antes”, dice Michel de Clercq, director de la empresa Petersime de incubadoras y nacedoras, durante la Poultry Performance Conference, la semana pasada en Sint-Martens-Latem, Bélgica. 

Por otro lado, una buena incubación, “Puede, de hecho, también maximizar lo generado con anterioridad en la cadena de valor. El desafío es continuar con la maximización del potencial de la genética y de todo el buen trabajo hecho previamente en la cadena”.

En el proceso de incubación existen posibilidades de que salgan mal las cosas, por los muchos pasos intergeneracionales en esta cadena de valor, lo que redundaría más adelante en la producción avícola. Es por eso que “es muy importante tener la tecnología y el buen manejo para asegurarnos que todo se mantenga en lo más óptimo posible en los diferentes pasos de la producción”, añade de Clercq.

Incubación que imita a la naturaleza

Para mejorar el resultado final y facilitar el proceso de la incubación, Petersime hace dos cosas en particular. Paul Degraeve, también director de Petersime, habla con referencia a los sensores que usan, que imitan lo que pasa en la naturaleza.

“No sólo medimos la temperatura, hacemos mediciones muy cercanas al embrión, medimos la temperatura de la cáscara del huevo, la pérdida del peso de huevo y variables de este tipo”, añade. También se refiere a la interacción con el cliente para ayudarles, no sólo en la incubación, sino incluso en el manejo de reproductoras y otras cosas.

La tecnología que han desarrollado es diferente, precisamente porque tienen lo que se conoce como Incubación de Respuesta del Embrión, que consta “de un juego de sensores y de software en la máquina que ayuda a que la máquina incube como sucedería en la naturaleza, algo que la competencia no tiene”, señala Degraeve.

La incubación de fase única da la oportunidad de incubar más de cerca de lo que requiere el embrión, pues sus necesidades varían. Además, es la forma más biosegura. Aunque todavía se fabrican las incubadoras de fases múltiples, la vasta mayoría es de incubadoras de fase única, que es lo que usan las plantas modernas.

Mercado de la incubación en América

Para Petersime, Europa y el Medio Oriente son sus mayores mercados, con el 26 por ciento y 20 por ciento de sus ventas, respectivamente.

En la actualidad, el mercado latinoamericano representa entre un 5 y un 10 por ciento de sus ventas, pues tienen apenas unos cinco años de trabajar y explorar la región. 

“Lo que probablemente sea diferente en el mercado latinoamericano, en comparación con otros mercados más tradicionales es que la industria de la incubación en Latinoamérica (y en Norteamérica también) se encuentra en la fase de transición de incubación multifases a la incubación de fase única”, dice de Clercq. 

Brindar la tecnología es la parte más fácil. Pero la parte más complicada es que la gente que maneja estas máquinas entienda el proceso.

“Es cuestión del manejo. Hay que capacitar a la gente y enseñarles nuevos conceptos”, señala. De no hacerse esto, se tendría una excelente tecnología, pero no se podría sacar el mejor provecho, por no estar capacitada la gente.

“En comparación con Europa, que ya están en la segunda o tercera generación de máquinas, Latinoamérica está dando un gran salto en estos momentos” dice Degraeve. Esto se debe a que pasan de las antiguas máquinas multifases directamente a lo más moderno de fase única. “Es por eso que necesitamos ayudar a la industria de la incubación”.

La moderna incubación es una de los factores que se añaden a una gran lista de desafíos que hay en la producción avícola, como la disponibilidad y costo del alimento, brotes de enfermedades, antibióticos, inocuidad, percepción del consumidor, bienestar animal, medio ambiente, competencia internacional – como la de Brasil, Argentina, EUA y ahora incluso África – y de cómo atraer y retener a profesionales y trabajadores.

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