Producción avícola: una mirada al futuro

La industria avícola es un negocio bien segmentado y cada área tiene sus reglas muy específicas

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El desafío de sobrevivir es cada día más difícil para el avicultor. En general, la mayoría de los avicultores latinoamericanos ven el futuro cada día más inseguro, básicamente por las nuevas reglas de comercialización, la salud avícola mundial y los retos “glocales”. “Glocal” (Global + Local) es una terminología nueva que brevemente nos recuerda que se acabaron los tiempos cuando podíamos hacer lo que queríamos sin revisiones.

Hoy en día, lo que pasa con la industria avícola en Indonesia, Brasil, Francia, Estados Unidos o Vietnam puede tener un impacto negativo o positivo en las utilidades de nuestro negocio. Hace una década, el avicultor latino estaba acostumbrado a producir los pollos y huevos de forma muy tradicional. La industria avícola de alta calidad ahora es un negocio bien segmentado y cada área de cría, desde las reproductoras hasta los productos terminados de valor agregado, tiene sus reglas muy específicas. Desde Rusia, hasta América del Norte o Sur, todos los avicultores revisan todos los procedimientos, para ver en qué parte de la integración se pueden mejorar los rendimientos y resultados económicos. A continuación se encuentran cuáles son nuestros desafíos y cómo confrontarlos.

Salud

Todos debemos entender cómo mantener las aves sanas y evitar los brotes catastróficos como Newcastle e influenza aviar. La alarma de la influenza aviar (IA) ha sido una herramienta muy positiva y debemos expresar nuestro agradecimiento a todos los expertos (especialmente los gobiernos y organizaciones mundiales de salud) que alarmaron de forma exagerada la IA a nivel mundial, haciéndonos ver que ya teníamos una pandemia real.

Estos avisos han despertado nuestra conciencia de cómo ayudar a las aves a mantener una salud óptima, implementando mejores y serios planes de bioseguridad. Nunca he visto a los avicultores latinoamericanos tan unidos en una causa. La IA y la cepa H5N1 sin duda son una amenaza para la industria, sin embargo, varios investigadores de alto prestigio en entidades gubernamentales y estatales me han comentado que el pánico que se generó a nivel del consumidor no fue necesario y se debería haber manejado mucho más profesionalmente. Parece que tenemos una pandemia de pánico.

Un reciente artículo del National Chicken Council (Consejo Nacional de Pollo de EUA), del 22 de septiembre de 2006, que me gustó mucho, publica los comentarios de los científicos del Smithsonian Institution y la Academia de Ciencias (de la República Checa) que concluyen que es muy difícil que las aves migratorias transmitan el virus de IAAP, ya que las aves que se enferman gravemente no pueden migrar y se mueren en el mismo lugar de la infección.

Un buen estado de salud siempre ha sido una variable muy importante que tiene relación directa con los costos de producción, y además, se pueden tener aves sanas sin inversiones gigantescas. En este nuevo milenio debemos hacer una revisión bien profunda de cómo mantener una salud óptima de las aves y evitar la entrada de las enfermedades altamente contagiosas, que se roban nuestras ganancias, supervivencia y penetración a los mercados externos. Adicionalmente, evitar los problemas de irritación intestinal (pasaje rápido de alimentos), prohibir la entrada de Gumboro, Marek y la coccidiosis, además de solucionar profundamente el Mycoplasma gallinarum y las consecuencias y complicaciones respiratorias.

Genética

La genética sigue mejorando, vemos que el patrón de crecimiento ahora no está al final sino en las primeras tres semanas. Hoy en día tenemos que el 30-40% de los pollitos llegan a 200 gramos en una semana, quintuplicando su peso inicial. Este pollito debe tener vigor, calidad, anticuerpos maternos, suficientes nutrientes en el huevo y con el peso óptimo.

Antes medíamos el peso mensualmente, después se hacía de manera semanal, luego diaria y ahora se mide por hora. Un pollo debe aumentar de 3 a 4 gramos por hora. Igual se puede decir para las gallinas, que siguen mejorando la tasa de producción a un huevo por día.

Un pollo procesado produce 40% carne, y 60% desperdicios en forma de piel, hueso, sangre, etc. La genética nueva siempre ha sido por selección y no por modificaciones genéticas, y esto ha sido una ventaja para los consumidores a nivel mundial. A finales de 2004, se determinó el genoma completo de las aves y todos los detalles del mapa genético. Se puede determinar precisamente donde están ubicados las mejores características económicas y seleccionarlas más rápidamente y a menos costo.

Tenemos 4 mil millones de habitantes que consumen menos de 20 gramos de proteína diaria, cuando deben ser más de 50 gramos, una deficiencia muy dramática de proteína. Así se puede calcular y entender cómo podemos crecer en una forma disciplinada para satisfacer esta demanda creciente de los consumidores a nivel mundial, donde más de 500 millones viven en América Latina. El consumidor está pidiendo productos naturales y orgánicos. Las aves tienen más carne blanca, con menos grasas saturadas y más grasas buenas no saturadas, como las omegas. El consumidor está pidiendo productos naturales y orgánicos, y pollos y huevos funcionales con nutrientes como selenio, vitaminas E, A, colina. En resumen, un producto de alta calidad, versátil y seguro, al menor precio posible.

Integración verdadera

La cadena de producción avícola es inseparable y si alguna parte no cumple con las reglas establecidas, puede poner en peligro el producto final. Ahora ya existen las exigencias de trazabilidad y las auditorías. Si encontramos un problema con el producto que llegó al consumidor, es posible que el problema haya empezado en la finca. Hay que tener procedimientos propios de operación estándar (SOP) actualizados y cumplir con los requisitos establecidos, sin saltarse un paso.

La base del éxito de una empresa es tener información en tiempo real y conocimiento. Las compañías avícolas tradicionales tardaron mucho tiempo en entender este concepto de “finca al tenedor”. Conocer qué pasa en tiempo real en cada segmento de la integración ha ayudado mucho a los encargados a tomar decisiones inteligentes con base en hechos concretos y no en adivinanzas. Gracias a la tecnología inalámbrica, Outlook, móviles, blackberries y programas muy amigables de computadoras, cada día se maneja mejor el flujo de información, desde que llegan los pollitos a las granjas, hasta que los productos terminados llegan a los consumidores. Muchas empresas están en contacto directo con sus fincas o plantas, con la instalación de cámaras en tiempo real y por otro lado se conectan con los consumidores a través de páginas de Internet, líneas de atención al consumidor (hot lines) o chats con el departamento de relaciones públicas.

Las empresas avícolas exitosas han entendido que no se pueden producir los productos que ellos quieren, sino producir productos que el cliente quiere.

Aseguramiento de calidad

Hace una década ni siquiera existía el aseguramiento de calidad (AC). Sin embargo, ahora no se puede producir y vender ni un kilo de pollo o un huevo sin aprobación y sello de AC. El programa HACCP es un término bien conocido por muchas compañías que desean continuar trabajando y establecer ventas locales e internacionales. El objetivo es darle al consumidor los alimentos más saludables y asegurar los mejores métodos posibles de monitoreo.

El trabajo más importante de AC es tener todas las documentaciones bien llevadas, a toda hora y todos los días. Si hay un reclamo del consumidor, se puede regresar al punto cero y ver dónde fue que la cadena de calidad no cumplió con las reglas establecidas. En AC “no se pueden echar cuentos” y hay una frase famosa que dice “si no está escrito, no se hizo”. AC es independiente y trabaja directamente con la máxima gerencia para mantener su neutralidad y no alterar los resultados.

Bienestar animal

Estamos en un periodo muy crítico en la industria avícola, ya que cada día hay menos empresas avícolas a nivel mundial. Se puede ver esto en Brasil, EUA o América Central. Las empresas más eficientes están adquiriendo otras empresas menos eficientes, sin importar el tamaño. Las empresas más grandes e ineficientes van a tener más pérdidas y van a quebrar.

El éxito de una empresa eficiente hoy en día es cumplir en una forma transparente y documentada las reglas internacionales y atender al cliente. Los consumidores quieren estar seguros de que los productos que están comiendo hoy, se hayan producido respetando las reglas básicas de bienestar animal, que recibieron excelente calidad de alimento y gozaron de una buena salud. Estos cambios tienen una relación directa y positiva con el rendimiento y la calidad de la carne. Por ejemplo con una buena producción de pollos, se va a tener canales de mejor calidad, lo que minimiza las mermas, los decomisos o las aves ahogadas. La acumulación de estos esfuerzos tarde o temprano reditúa en más utilidades, y crea una imagen positiva para la empresa. El consumidor debe tener plena seguridad de que los productos tienen nuestra garantía y sello de calidad.

Desechos

Los desechos que producimos todos los días y su impacto en el ambiente es nuestro deber más importante en esta década. Las aves, mientras están vivas, producen desechos tales como camas usadas, heces, agua contaminada, polvo, amoniaco, muertes, etc.

Más del 60% del pollo es material no deseado. Además, todos los días tenemos que utilizar miles de galones de agua para procesar, lavar y desinfectar todas las instalaciones. Decir que procesar estos desechos en una forma inteligente subirá los gastos de producción no es aceptable por dos razones: 1) tenemos una responsabilidad social de mantener el ambiente lo más limpio posible para las futuras generaciones, 2) estas prácticas traerán más ventas, ya que el consumidor piensa positivamente de nuestros productos.

En Melo, los costos iniciales de las dos plantas de reciclaje de subproductos de origen animal y del agua superaron los 5 millones de dólares y cuesta miles de dólares sostener su operación diaria. Estas inversiones han abierto muchos mercados y en la Empresa Melo esto ha sido una decisión seria y un compromiso con el ambiente. Los avicultores que quieren sobrevivir en estos tiempos difíciles y cruciales, deben ver estas nuevas legislaciones con una visión hacia un futuro más seguro y eficiente.

Conclusión

Si analizamos lo que hemos discutido, vemos que en el fondo de todo, estamos tratando de satisfacer a los consumidores. En la actualidad, y los años por venir, confrontamos un desafío tremendo con los aumentos en gastos de alimentación, por la escasez de granos. Actualmente, 30% de la producción de maíz está destinada a convertirse en etanol y esto pone en nuestras empresas una presión que nunca antes había existido.

Vamos a tener menos grano durante varios años y tenemos que saber cómo alimentar las aves más eficientemente, manteniendo una mejor integridad intestinal. Esto se puede hacer con una buena salud y criando las aves en ambientes limpios y cómodos, alimentándolas con ingredientes de máxima calidad, uso de las enzimas que pueden aprovechar mejor el contenido de las fuentes de grasa, proteínas, carbohidratos, fósforo, etc.

Todo se puede hacer: aplicar las reglas básicas de bioseguridad, implementar las buenas prácticas de manufactura y HACCP, documentar toda la cadena, respetar a las aves y reciclar los desechos en forma muy amigable al ambiente. El consumidor quiere asegurarse que producimos productos de calidad en toda la cadena, todos los días y a toda hora. Es de desear que nos ganemos la confianza de los consumidores, ya que así nos ayudan a crecer y tener utilidades muy positivas. No podemos tener ni un segundo de interrupción y debemos tener obsesión con la cadena de calidad, ya que no hay otra alternativa.

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