Un buen manejo de la incubadora depende de las herramientas correctas para seguir de cerca las necesidades del huevo y del pollito, así como del personal adecuadamente capacitado para medir y reaccionar a esos requisitos.
A pesar de los avances en la tecnología moderna, las mejores herramientas con las que cuenta la gente que trabaja en la incubadora siguen siendo sus propios sentidos de la vista, del oído y del olfato. La identificación inicial de un problema se reduce a que las personas reconozcan las señales de advertencia y a que tengan la necesidad de investigar.
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