El variopinto panorama del bienestar animal aplicado a la producción de huevos en Colombia, al igual que en toda Latinoamérica, tiene tantos matices como lo permite la falta de definiciones claras sobre el tema. En primer lugar, aquí tampoco existe normatividad obligatoria específica sobre bienestar animal en general, y menos para el manejo de ponedoras.
Llama la atención esta aparente falta de interés de organismos reguladores como el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), aunque extraoficialmente se habla de unos primeros acercamientos de ese despacho oficial para construir, concertadamente con los gremios agropecuarios, algunos acuerdos sobre bienestar animal.
Las normas pueden llegar pronto, o no. Todo es factible en un país obsesionado con ellas. Nomás para la actividad avícola, se estima que hay 120 trámites que se deben cumplir para adelantarla legalmente.
“En Colombia se expide un nuevo decreto para cualquier cosa cada 20 horas”, ha dicho el presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi), Andrés Valencia.
Y si las autoridades no definen, el gremio tampoco parece tener mucho afán en autorregularse. En su más reciente Congreso Nacional Avícola, celebrado en octubre pasado en Pereira, no hubo ni una sola conferencia centrada en bienestar animal. Pero abundaron en la muestra comercial la oferta de modernas baterías de jaulas para ponedoras, el anticristo para cualquier promotor de los huevos de gallinas libres.
En varias ocasiones, voceros de Fenavi han expresado que “como agremiación no podemos dar prevalencia a un sistema sobre otro, ya que aquí coexisten estas alternativas y cubren necesidades comerciales de nicho o de consumo general. No se puede hablar de que un tipo de producción de huevo sea mejor que otro porque ambos sistemas (libre de jaula o en jaula) son válidos e igualmente cuentan con estándares de calidad”; así habló Ana María Soto, la directora de Fenavi en el departamento del Valle del Cauca.
En realidad, los huevos libres de jaula en Colombia son promovidos principalmente por extranjeros: multinacionales (como Bimbo, McDonald’s, Compass Group, Nestlé, Unilever, Marriot o Hilton) y sus asesores en bienestar animal.
'De los mayores productores del mundo'
En este ámbito más bien apático o por lo menos indiferente, hay espacio para algunas curiosidades. Precisamente, la empresa valluna especializada en huevos Nutriavícola se declara como una de las más grandes (“si no la más grande”) productora de huevos de gallinas libres de jaula. Su gerente es Mario César Ocampo y respalda tal afirmación así: “Nos lo han dicho nuestros proveedores de genética, quienes nos han manifestado que no conocen en el mundo una compañía con 2.7 millones de ponedoras libres de jaula”.
Podría ser. Ante la falta de definición sobre lo que es producir huevos libres de jaula (que van desde el pastoreo hasta el uso de galpones de un piso o el método combinado Balfour), y por lo mismo, de certificaciones o estándares de control y seguimiento, podría ser. Algunos competidores de Nutriavícola (y su marca comercial Huevos Oro) dicen off the record que no son tantas. ¿Quién sabe?
Luego de preguntar en Fenavi, las luces no son más. Según esta agremiación, en 2016 se produjeron en Colombia 12,817 millones de huevos, para un consumo per cápita de 263 unidades. También saben que de ese volumen, solamente el 2.4 por ciento se destina a ovoproductos y el resto es comercializado como huevo de mesa; asimismo están al tanto de que se vendieron el año pasado 35 millones de pollitas coloradas de un día para producir huevo marrón, y apenas 3.3 millones de pollitas blancas para huevo blanco.
Conocen muy bien que el 92 por ciento del huevo fresco o en cascarón que se vende en este mercado es marrón “porque la gente cree que es más nutritivo y paga mejor por él”. Sin embargo, “no tenemos registro de producción de huevo de gallina libre de jaula”.
Nutriavícola produce todos los días 1.8 millones de huevos y asegura que el 85 por ciento de esa cantidad es libre de jaula.
“En 32 de nuestras 33 granjas las gallinas caminan, se dan vuelta, se estiran, aletean, suben a perchas y tienen distintos ambientes donde pueden poner sus huevos con naturalidad”, afirmó el gerente Ocampo.
Cada día se producen 35 millones de huevos en Colombia, por lo que la gestión de Nutriavícola respondería por menos del 5 por ciento de ese total. El mayor productor nacional de huevos, Incubadora Santander (y su marca Huevos Kike), ronda los 4 millones de unidades diarias, bajo el sistema de baterías de jaulas.
¿Mitad y mitad?
Obviamente, Nutriavícola no es la única firma que promueve comercialmente “los huevos de gallinas felices”, o sea, libres de jaula. Santa Anita Nápoles (también en el Valle del Cauca) y Santa Reyes (en Cundinamarca) incluso sostienen que producen en granjas para pastoreo de ponedoras, pero difícilmente alcanzarían juntas el 1 por ciento de los huevos colombianos.
De igual manera, la producción de huevo no escapa a la atomización de la avicultura colombiana. De acuerdo con Fenavi, el 48.4 por ciento del mercado lo surten las 20 empresas ovoproductoras más grandes del país; entre 1,800 y 2,000 pequeñas compañías cubren el resto, con alcances muy locales.
Por esto se cree que, más por la limitación en el acceso a bienes de capital como grandes baterías de jaulas, cerca de la mitad de la producción colombiana de huevos puede terminar siendo de galpón de un piso; lo que en un sentido amplio, a falta de definiciones consensuadas, calificaría como libres de jaula.
Como ya se ha visto, eso puede darse ante la ausencia de normas, certificaciones, controles y seguimientos ¿quién sabe? Hace poco así lo reconoció María Soto cuando comentó que, “En Colombia no hay una estrategia definida por parte del sector empresarial, sin embargo, se podría decir que la mitad de la producción de huevo en el país se hace libre de jaula, es decir, que proviene de gallinas criadas en galpones de un solo piso”.
Por supuesto, mientras no haya quien mida esta modalidad, dicha afirmación no pasa de ser una opinión, bastante calificada, pero una opinión. Lo cierto es que en esta suerte de tierra de nadie para el bienestar animal, todo es posible por la iniciativa propia de los empresarios. Poco más de cinco años atrás empezaron a innovar con huevos enriquecidos (omega 3, selenio y otros) y con ovoproductos (líquido y en polvo).
Inclusive, hoy no solo se ofrecen huevos libres de jaula y kosher; también los hay aptos para la reducidísima comunidad taoísta en Colombia, que por aquello del yin y del yang desprecian los huevos de galpón o de jaula, pues consumen únicamente los que provienen de una gallina que tenga su gallo (“huevo de gallina casada”, le dicen). ¿Será otra variable de las gallinas felices?