Hay diversos factores que pueden causar inmunosupresión en las aves, como virus, bacterias y micotoxinas, además de factores ambientales como la temperatura, ventilación, densidad de población y otros factores de estrés (Rocha et al., 2014). Una dieta desequilibrada o que no cubra los requerimientos nutricionales también puede reducir la capacidad de respuesta inmunitaria de las aves.
Sistema inmunitario de las aves
Alrededor de un cuarto de la mucosa intestinal está compuesto de tejido linfoide y más del 70 por ciento de éste son células del sistema inmunitario, que incluyen células no organizadas o dispersas (lámina propia, leucocitos y de linfocitos intraepiteliales), como también los altamente organizados folículos linfoides (placas de Peyer, donde se generan IgA y linfocitos B) (Wershil y Furuta, 2008).
El tejido linfoide asociado al intestino (GALT) constituye el mayor componente del tejido linfoide asociado a la mucosa (MALT) y una fuente importante de células inmunitarias que monitorean y protegen las capas de la mucosa del intestino. El GALT está continuamente expuesto a los antígenos alimentarios, microflora y patógenos (Dalloul y Lillehoj, 2006).
A diferencia del sistema inmunitario de los mamíferos, el de las aves posee la bolsa de Fabricio, pero carece de ganglios linfáticos. Las células más conocidas del sistema inmunitario innato son los macrófagos, heterófilos (equivalentes a los neutrófilos en los mamíferos), células dendríticas y linfocitos citolíticos naturales (Sharma, 2003).
Los receptores del tipo Toll, localizados en la superficie de las células inmunitarias, reconocen patrones microbianos e inducen una respuesta inmunitaria innata inmediata. Después de esta activación y fagocitosis, la célula fagocítica presenta un fragmento procesado del agente patógeno al sistema inmunitario adaptativo y estimula una respuesta contra el patógeno (Lee y Iwasaki, 2007).
Inmunosupresión como respuesta
Es importante notar que esta serie de respuestas del sistema inmunitario adaptativo demanda diversos nutrientes y principalmente, energía del metabolismo, pues se trata de una respuesta específica (por lo tanto, con memoria) e intensa. Sin embargo, en casos de inmunosupresión, esta respuesta se ve perjudicada y otras enfermedades secundarias pueden aparecer, como la baja capacidad de cicatrización o la reducción de la proliferación de las células de la médula ósea, lo que resulta en bajos recuentos de leucocitos y anemia, aumento en la incidencia de todos los tipos de infecciones virales, fúngicas y bacterianas, que al final llevan a grandes afectaciones en la producción.
De esta manera, un correcto programa de vacunación, nutrición equilibrada, disminución de los factores de estrés, buenas prácticas de manejo y bienestar animal pueden disminuir considerablemente la incidencia de la inmunosupresión.
Sin embargo, existen algunos aditivos alimentarios que pueden ayudar en la modulación del sistema inmunitario innato y, por lo tanto, mejorar la respuesta de este frente a este desafío.
Pared celular de la levadura de caña e inmunomodulación
La pared celular de la levadura Saccharomyces cerevisiae, proveniente del proceso de fermentación de la caña de azúcar para la producción de etanol, contiene alrededor del 35 por ciento de betaglucanos. Esto compuestos se conocen como moduladores o estimulantes del sistema inmunitario.
Cuando las betaglucanos entran en contacto con las células fagocíticas, que reconocen los enlaces β-1,3 y 1,6 (Petravić-Tominac et al., 2010), se estimulan y van a producir algunas citoquinas, que iniciarán una reacción en cadena para inducir una inmunomodulación y mejorar la capacidad de respuesta del sistema inmunitario innato.
Mananos oligosacáridos y el epitelio intestinal
Los mananos oligosacáridos (MOS) también son componentes estructurales de la pared celular de la levadura, conocidos por su capacidad de aglutinación de patógenos, que poseen fimbria tipo 1, tales como diversas cepas de Salmonella y Escherichia coli.
Los MOS ofrecen un sitio de enlace para los patógenos, lo que previene la colonización del epitelio intestinal. Las bacterias aglutinadas se excretan junto con la parte indigestible de la fibra y otros materiales del bolo alimenticio. Es importante recordar que, para lograr su funcionalidad completa, la pared celular a utilizar (que contiene MOS y betaglucanos) debe tener una baja digestibilidad en el intestino, en otras palabras, las enzimas no pueden degradar sus carbohidratos estructurales.
De esta forma, la suplementación de pared celular de levadura con alta concentración de MOS y betaglucanos, puede asociar la disminución de la contaminación de algunos patógenos y la modulación del sistema inmunitario.
Este tipo de respuesta es especialmente importante en animales en fases iniciales de desarrollo, reproductivas, períodos de estrés, desafíos ambientales, e incluso para mejorar la respuesta a enfermedades inmunosupresoras.
Actúa como un profiláctico y aumenta la resistencia animal, minimiza pérdidas importantes (como caída del desempeño o altas tasas de mortalidad). La producción animal intensiva es un ambiente altamente desafiador, de esa forma el fortalecimiento del sistema inmunitario puede ser una de las claves de una mayor productividad.
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