20 Atlantas

Atlanta sigue siendo un evento único.

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El centro de Atlanta, lugar bien conocido por los avicultores del mundo
El centro de Atlanta, lugar bien conocido por los avicultores del mundo

Este enero participaré por vigésima vez en la Exposición Avícola Internacional en Atlanta. Escribo esto antes del evento, pero espero ir con muchas expectativas, más que nada por la oportunidad de ver a mis amigos en la industria. Aunque la expo de Atlanta es conocida por todos como el mejor lugar para ver las últimas tecnologías disponibles en la industria, yo creo que lo más importante son los contactos personales que se hacen y mantienen a través de los años. Porque sin las personas no ocurre nada en la industria avícola, por eso los contactos que se hacen en Atlanta realmente son lo más crítico de ese evento.

Hay muchos eventos y exposiciones avícolas a través del mundo, y me ha tocado el placer de participar en muchos de estos, incluso en otros continentes, y en su mayoría son muy buenos. Pero Atlanta sigue siendo un evento único. En primer lugar, se hace en el mismo lugar, y en las mismas fechas, cada año. Muchos avicultores de todo el mundo conocen bien esos dos o tres kilómetros del International Boulevard que nos llevan de los hoteles y restaurantes hasta el gigantesco Centro de Convenciones de Georgia. Dado que todos están familiarizados con el centro de Atlanta, eso hace que la migración anual de los avicultores internacionales sea algo normal.

La razón oficial por la cual todos van a Atlanta son los cientos y cientos de expositores que cada año presentan lo último en tecnología para la industria. Aquí los avicultores pueden comprar una gran variedad de equipos, servicios, genética y productos.  Si no se compra nada, por lo menos se hace contacto con los proveedores, para asegurar que todo siga bien. 

Hay tantos expositores, que uno tiene que planear los tres días del evento muy cuidadosamente para asegurar que se puede ver a todas las empresas que uno quiere. Si no, se pierde mucho tiempo caminando por las enormes salas sin lograr mucho, excepto tener pies adoloridos.

En años previos me ponía como objetivo caminar las salas enteras, pero dado que eso muy difícil lograr ya no tengo ese plan.  Hoy en día lo que me gusta hacer es simplemente “entrar a la corriente” de las salas de exposición y que me lleve a donde me lleve, en el camino saludando a las personas que conozco.

Otra razón de participar tiene que ver con las muchas conferencias técnicas y científicas que se presentan “alrededor” de la expo avícola. Digo “alrededor” porque los organizadores del  evento realmente no quieren que el horario de la expo tenga ningún otro evento como competencia, por lo que estas conferencias se hacen en los días inmediatamente antes o después del evento o en horarios antes o después de que se abra y cierre la expo.

Aunque estas conferencias han cambiado bastante de naturaleza a lo largo de los años, Atlanta sigue siendo un lugar donde vienen los avicultores a aprender e intercambiar información.
Y, como mencioné al principio, el aspecto social, la oportunidad de ver a los nuevos y viejos amigos, es la principal razón por la cual llegan muchos avicultores de todo el mundo.

Recuerdos

Recuerdo bien mi primer Atlanta, en 1991, apenas tenía seis meses en Watt Publishing, y la expo de Atlanta fue como nada yo hubiera  visto antes. Estaba totalmente asombrado, y hasta un poco intimidado. Tantos expositores, y tanta gente. Especialmente tanta gente que hablaba español. (En eso poco ha cambiado, la participación latinoamericana sigue siendo de gran importancia en Atlanta).

Pero gente muy, muy amable a la cual se podía hacer muchas preguntas y recibir respuestas honestas.

En ese entonces la expo avícola se llevaba a cabo en las Salas A y B: la Sala A (roja) era para producción y la Sala B (azul) para procesamiento. Eso fue por muchos años; más recientemente se pasó a la Sala B y la nueva y enorme Sala C. También se mezcló a los sectores, no todos los expositores de producción ni el procesamiento en una sola sala. Este año se regresa a las Salas A y B, como en años atrás.

Entre los recuerdos más placenteros que tengo son los cocteles de hospitalidad, los famosos “hospitality suites” que se llevaban a cabo las noches del martes, miércoles y jueves. Muchas empresas patrocinaban estos eventos, algunos de ellos muy ‘famosos’ – eventos enormes, llenísimos de gente, donde había mucha comida y el alcohol fluía libremente. Por casualidad, el “hospitality” de Watt, que se llevaba a cabo el martes en el noche, se conocía como el “lanzamiento oficial” de Atlanta. Llegaban cerca de 800 personas en las dos horas del evento – mucha gente, pero una oportunidad sin igual para hacer contactos.

En esos años, si uno quería ver a cierto productor de pollo, solo se tenía que ir al “hospitality” de equis empresa. Si querías ver a los productores de huevo, se iba al evento de empresa fulana.  Esos días han pasado, por razones económicas, ya que estos eventos costaban decenas de miles de dólares. Sin embargo, yo realmente echo de menos esos “hospitality” porque ahí sí se podía encontrar a la gente que uno buscaba.  Actualmente pocas empresas llevan a cabo los “hospitality” y a esos casi no se puede entrar por estar tan llenos. (Watt dejó hace pocos años de hacer su “hospitality”, algo que entiendo pero que todavía me llena de tristeza.)

Pero, bueno, los recuerdos son solo eso, recuerdos. Con todos los cambios que he visto en mis 20 años de participación en Atlanta, esta expo sigue siendo un evento de suma importancia para la industria avícola y particularmente la industria latinoamericana. Muchos están listos para darle el examen postmortem a este evento, pero yo creo que es demasiado temprano para eso, si es que ocurre.

La importancia de reunirse como industria, ver lo nuevo que hay, y compartir información técnica así como de mercadeo, no ha cambiado. En realidad la necesidad es mayor hoy que nunca. Y, a las amistades en la industria que se reanudan cada año en Atlanta, a eso no se le pone un valor monetario. Nos veremos en Atlanta, amigos.  

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