Ayer, el diario mexicano El Financiero, publicó una noticia en la que se destaca que las compañías brasileñas de alimentos, tales como JBS y BRF han dominado el sector avícola en los últimos diez años, lo cual ha hecho que no se aprecie a la verdadera joya de América Latina: Industrias Bachoco.
Bachoco ha superado el desempeño de sus competidoras brasileñas de forma constante y por amplio margen. Por ejemplo, el precio de sus acciones ha subido a más del triple desde 2012, cinco veces más que el alza del 55 por ciento de Minerva. Además, desde 2009 ha tenido ganancias cada año.
Según El Financiero, “Ninguna compañía brasileña puede jactarse de un éxito similar. De hecho, Marfrig tuvo pérdidas de US$1, 200 millones en el mismo período, a pesar de contar con el doble de ingresos”.
Bachoco se negocia a múltiplos más altos que la mayor parte de sus equivalentes brasileñas. Esto es un resultado muy razonable “para una compañía cuya capitalización de mercado es de sólo un tercio de la de sus mayores rivales brasileñas, las cuales, por supuesto, son mucho más grandes en términos de lo que producen y dónde operan”.
Estrategias diferentes
Las diferencias que hay entre las empresas brasileñas y las mexicanas podrían deberse a sus estrategias disímiles. Según se explica en el mencionado periódico, en Brasil las compañías como JBS o Marfrig, se han endeudado mucho para tener una expansión rápida en el exterior, mediante adquisiciones y nuevos productos. Mientras tanto, Bachoco se ha concentrado en la eficiencia, según Pedro Leduc, un analista de Banco JPMorgan “que se sorprendió ante los retornos y la estabilidad de los márgenes”.
“En un sector cíclico, uno puede tratar de protegerse mediante la diversificación, en diferentes proteínas y geografías, o limitarse a acumular dinero y a hacer lo que mejor sabe hacer, y ésa ha sido su estrategia”, comentó Leduc. “No es probable que tomen medidas audaces. Se atienen a su negocio central”.
Sin las mismas ventajas
Como menciona Leduc en El Financiero, Bachoco no tiene las mismas ventajas competitivas naturales. En general, México es un importador neto de maíz y soya, base del alimento balanceado avícola. Además, Bachoco vende principalmente carne fresca, “que está muy sujeta a fluctuaciones” y no exporta. De esta forma, como depende casi exclusivamente del mercado mexicano, está más expuesta a los altibajos de la economía local, así como a problemas sanitarios, como la influenza aviar.
Por otro lado, la compañía no tiene conexiones con los florecientes mercados asiáticos. Sus pares brasileñas están mucho mejor posicionadas para aprovechar la creciente demanda de carne de los mercados emergentes.
Aunque parece que Bachoco tiene perspectivas limitadas de crecimiento, se compensa por la fortaleza de su balance y sus retornos. Mientras las productoras cárnicas brasileñas “acumulan una deuda neta de por lo menos 3.9 veces las ganancias antes de intereses y otras partidas, Bachoco tiene más dinero que deuda”.
Finalmente, se menciona que parte de la bonanza brasileña se debió al Banco Nacional de Desarrollo, el BNDES, que inyectó alrededor de BRL 12,000 millones a las compañías cárnicas en el transcurso de diez años, financiamiento que se destinó en buena parte − casi la mitad − a las adquisiciones de JBS en EUA, como la de Swift & Co., que ahora se investiga por presuntas irregularidades.