Avícolas colombianas, tras coberturas de maíz para 2018

Por su deficitaria y costosa cosecha interna, Colombia depende para su producción pecuaria del maíz amarillo duro extranjero, en específico del estadounidense.

Foto: Austin Alonzo
Foto: Austin Alonzo

Por su deficitaria y costosa cosecha interna, Colombia depende para su producción pecuaria del maíz amarillo duro extranjero, en específico del estadounidense. En consecuencia y en virtud del Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito entre ambos países (2012), los avicultores colombianos están recurriendo cada vez más a la figura de compras anticipadas o coberturas de este grano estratégico.

Precisamente, a lo largo del último trimestre de cada año, se está convirtiendo para ellos en una práctica habitual el cierre de este tipo de negociaciones internacionales, con el fin de asegurar una buena parte del contingente de maíz amarillo que gracias al TLC entra a ese mercado suramericano con cero arancel.

“Antes del TLC, el costo de importación por impuestos era del 60 por ciento para el maíz. Ahora es ninguno para un contingente de 2.7 millones de toneladas, y cada año el valor a pagar por fuera de ese contingente va bajando. En 2018 será del 10.4 por ciento”, comentó a Industria Avícola el director de Estudios Económicos de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), Fernando Ávila Cortés.

El pronunciamiento se escuchó durante la Segunda Jornada con la Banca, convocada en la ciudad de Medellín (noroccidente) por el organismo gremial con el objetivo de ambientar los necesarios acercamientos con el sector financiero y sacar adelante estas operaciones. “Para mantener la tasa de crecimiento interanual del 5 por ciento que registra la avicultura colombiana, hay que seguir ganando en eficiencias y una gran oportunidad para ello está en materias primas más favorables”, agregó el experto.

Los avicultores colombianos, buscando aprovecharse de ese maíz amarillo sin arancel, vienen gestionando cerca de 600 millones de dólares para lograr las coberturas necesarias y que se aplicarán desde el 1 de enero del año entrante, cuando entre a operar el nuevo contingente. “El país importa en granos para la agroindustria, junto con la soya, unos 1,400 millones de dólares. Solamente para la avicultura, es casi la mitad de ese monto”.

La ventaja adicional de estas coberturas tomadas en estos meses, coincide con la estabilidad actual de los bajos precios internacionales de los granos, que se sostienen para las ventas efectivas realizadas en 2018. “De enero a marzo se agota prácticamente todo el contingente con cero arancel y eso está representando unos inventarios necesarios para que la industria avícola funcione con esta ventaja económica hasta mitad de año; luego entra a aplicarse el arancel para los embarques adicionales”.

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