Aunque la presión por sustituir el uso de antibióticos en la avicultura comercial no ha llegado todavía a la región, investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) se han apropiado de esta preocupación y publicaron recientemente los resultados de sus estudios.
De acuerdo con el portal oficial de la UCR, en el mundo se producen unas 200,000 toneladas de antibióticos al año y el 50 por ciento de esa cantidad es destinada a los animales de producción, principalmente aves y cerdos.
“Para mejorar sus rendimientos, durante las últimas cuatro décadas, los productores han adicionado antibióticos al alimento para aves con el propósito de acelerar su crecimiento y protegerlos de los microorganismos patógenos”, explicó el artículo, añadiendo que “la Escuela de Zootecnia de la UCR investiga alternativas para sustituir los antibióticos por sustancias más seguras que puedan aportar beneficios a los sistemas productivos, y al mismo tiempo, atender esta preocupación de la medicina moderna y de los consumidores”.
Uno de esos estudios fue hecho en 2016, por Ana Ochoa y bautizado “Diagnóstico para la implementación de ácidos orgánicos en el agua de bebida durante el ayuno de pollos de engorde”. Se evaluó una combinación de ácidos orgánicos (acético, láctico, propiónico, tánico y caprílico) mediante sies pruebas (dos zona norte, dos central y dos zona sur del país), arrojando que “se obtuvo un promedio de 17.43 g y 0.84 por ciento más de peso en las aves que consumieron ácidos orgánicos”.
Este año se inició una nueva investigación denominada “Efecto de la utilización de aceites esenciales y ácidos orgánicos en los rendimientos zootécnicos y la salud intestinal de pollos de engorde”. En ella se están utilizando extractos naturales de orégano, clavo de olor, tomillo y ajo. Se experimentarán con combinaciones de éstos ácidos orgánicos que se adicionan al alimento o al agua con el fin de mantener la salud intestinal de las aves, destruir bacterias patógenas y mejorar sus rendimientos zootécnicos.
En la actualidad, la avicultura costarricense procesa 75 millones de pollos parrilleros al año, lo cual entrega un consumo per cápita de 25 kilogramos.