Brasil ¿por qué me gusta tanto?

Espero con entusiasmo poder participar en el XX Congreso Latinoamericano de Avicultura, porque sé que será un evento de muy alto nivel profesional.

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Disfrutando postre en una churrascaría en Porto Alegre
Disfrutando postre en una churrascaría en Porto Alegre

En los 17 años que tengo con esta revista, he tenido el placer de visitar Brasil más de 10 veces. Algunas veces ha sido para congresos y exposiciones y otras para visitar empresas. Sin importar cual sea la razón de la visita, siempre salgo satisfecho cuando voy a Brasil.

La industria avícola brasileña es enorme, altamente tecnificada y se encuentra entre las industrias avícolas más grandes del mundo. Por tres años seguidos, Brasil ha sido el exportador de aves más grande del mundo y está en vías de mantener su liderazgo en este sector este año también. En el mundo, Brasil es el tercer productor más grande de pollo, el tercer más grande de pavos, el séptimo más grande de huevos comerciales y el tercero más grande en la producción de alimentos balanceados.

Brasil es el líder en la producción de pollo y pavo en Latinoamérica, y segundo en la producción de huevo, después de México. De las diez empresas de pollo más grandes de Latinoamérica, siete son brasileñas, que incluye a las dos más grandes: Sadia y Perdigão.

Por ser una industria avícola exportadora, la avicultura brasileña ha desarrollado una actitud muy abierta. Las empresas son muy abiertas con sus estadísticas, y siempre aceptan a visitantes de todo el mundo.

Esta actitud abierta es de crítica importancia para la industria avícola, debido a todos los clientes internacionales que tienen y además porque muchas son empresas públicas con acciones en los mercados de São Paulo y Nueva York en algunos casos. Además, Brasil tiene un sector muy avanzado en los medios de comunicación de negocios, que reportan constantemente sobre las actividades de las empresas avícolas brasileñas.

Desde mi punto de vista como periodista agropecuario, es siempre un gran gusto visitar empresas que están muy acostumbradas a recibir visitantes y poder ver lo que están haciendo.

Otra de las razones por las que me gusta tanto visitar a las empresas avícolas, son los enormes volúmenes con los cuales trabajan. Es una producción a gran escala que no es tan común en Latinoamérica, entonces es impresionante ver las grandes instalaciones, particularmente las plantas de procesamiento. Además, el sector de pollo brasileño no ha sido tímido en hacer grandes inversiones en equipos y tecnología moderna que siempre es un placer ver.

El énfasis de la avicultura brasileña en las exportaciones quiere decir que están totalmente enfocados mejor dicho entregados a la calidad. Es por eso que las empresas avícolas brasileñas están certificadas en HACCP (que además es la norma federal en Brasil), así como en las normas ISO y en las Buenas Prácticas de Manejo. Más que nada el enfoque en la calidad se debe a que los avicultores creen en la calidad, y no porque el gobierno o sus clientes les digan que eso es lo que deben hacer.

Siempre quedo impresionado cuando visito plantas de proceso en Brasil, porque los niveles de cuidado que uno ve ahí son increíbles. No importa si son plantas nuevas o antiguas, enormes o pequeñas, el nivel de esmero que se ve ahí es de otro mundo. Es evidente que se ha tomado tiempo y dinero extra para asegurar que todo esté lo mejor posible. A veces comento que las plantas de procesamiento brasileñas son tan limpias que uno podría comer en el piso. Es una exageración, claro, pero el cuidado extra que se da es notorio.

La industria avícola brasileña es también la industria avícola latinoamericana más avanzada en los productos de procesamiento ulterior y siempre es interesante ver la fabricación de estos productos y la acogida que tienen estos en el mercado brasileño.

A nivel profesional, tengo varios contactos importantes en Brasil que siempre me han ayudado mucho. Los lectores frecuentes de la revista reconocerán el nombre del Ing. Fabio Nunes, consultor en procesamiento avícola, quien no solamente es un frecuente autor, sino que ha sido un buen amigo y contacto mío por muchos años. Su conocimiento de la avicultura brasileña siempre me ha ayudado tremendamente y varias veces él ha sido mi guía cuando visito empresas brasileñas.

Cambiando ahora a por qué me gusta Brasil en general, he encontrado que los brasileños son muy abiertos y amables. Además me encanta escuchar al portugués hablado, tiene su propio "ritmo" diferente al español, que me gusta mucho. Yo no habló portugués, hablo un poco de "portuñol" y normalmente no hay problema en entender a los brasileños, especialmente porque muchos saben español.

Las palabras más importantes: churrasco, guaraná, y caipirinha, entre otras parecidas, realmente no requieren traducción. Me encanta el churrasco brasileño: yo soy totalmente feliz cuando estoy en una churrascaría brasileña, comiendo pincanha, palmito y tomando guaraná. No considero que he visitado Brasil, si no como en una churrascaría. Además, encuentro que la experiencia total de una churrascaría es muy agradable.

Cuando pienso en algunos de los recuerdos más agradables de mis visitas a Brasil, son esas que no tienen que ver con la industria avícola, sino que tienen que ver con conocer a los brasileños y sus vidas normales. A ese respecto tengo muchos recuerdos muy placenteros.

Espero con entusiasmo poder participar en el XX Congreso Latinoamericano de Avicultura en Porto Alegre, porque sé que será un evento de muy alto nivel profesional, y además me dará la oportunidad de regresar y disfrutar de Brasil una vez más. IA

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